«Al Ejército de los Andes queda la gloria de decir: en 24 días hicimos la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas, concluimos con los tiranos y dimos libertad a Chile.»
José de San Martín
Revolución: El cruce de Los Andes
Año: 2010.
Director: Leandro Ipiña.
Reparto: Rodrigo de la Serna, Juan Ciancio, Matías Marmorato, Víctor Hugo Carrizo, León Dogodny.
Con motivo del segundo centenario de la República, la televisión pública argentina, con el respaldo institucional pertinente, escogió conmemorar uno de los episodios clave en el nacimiento del país: el cruce de la cordillera de los Andes por el libertador y padre de la patria argentina, José de San Martín –quien probablemente albergara por lógica histórica, y no lo oculta el filme, unas aspiraciones más panamericanistas que nacionalistas argentinas-.
Revolución prioriza la epopeya sobre la etopeya, pese a la aparición de tímidos apuntes de retrato psicológico con la expresión de las dudas y temores del líder carismático, rasgos muchos de ellos adornados con tibios tintes oníricos que nunca llegan a despuntar.
De este modo, el filme ofrece una reconstrucción histórica que se pretende fiel –uno no es experto en los detalles de la época-, verosímil y fácil de seguir por el profano de las revoluciones románticas latinoamericanas –tampoco recoge, más bien al contrario, un número excesivo de acontecimientos-, a costa de sacrificar la profundización en los personajes que conducen la acción, divididos entre los actores reales de la Historia –San Martín, O’Higgins, Soler,…- y aquellos destinados a crear la identificación del público en el relato –el niño Manuel Corbalán, prácticamente un observador, como el propio espectador-, hecho que, por otro lado, convierte en relativamente intrascendentes las interpretaciones del elenco encabezado por un voluntarioso Rodrigo de la Serna que de nuevo, tras el Alberto Granado de Diarios de motocicleta, pone cuerpo a un personaje histórico.
Todo ello es al mismo tiempo causa y efecto de un guion plano, destinado a cubrir los mínimos exigibles de este tipo de producciones y al que, al menos, hay que agradecer un ritmo aceptable que impide que la cinta se haga aburrida, también ayudado por una duración –alrededor de la hora y media- bastante inferior a la habitual en este género de épica histórica, además de algún acierto como las ciertas sombras de desmitificación o pesimismo que se filtran entre la recreación de acontecimientos –el abuso sobre los soldados negros, carne de cañón revolucionaria para la primera línea de combate; la antiépica y creíble participación de Corbalán en la decisiva batalla de Chacabuco-.
Un libreto que, por tanto, se antoja como simple instrumento cohesionador de la lustrosa reconstrucción histórica de la puesta en escena y su alarde de medios, que permite a la cinta superar su configuración telefilmera de clase alta para conseguir, sobre todo gracias a un acertado uso de la luz y la fotografía, un digno aspecto de película.
Pasable acercamiento, más sencillo de lo que cabría esperar en un individuo y una financiación de su categoría.
Aceptable.
Nota IMDB: 7,1.
Nota FilmAffinity: 6,5.
Nota del blog: 5,5.
Contracrítica