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Año: 2017.
Director: Ziad Doueiri.
Reparto: Adel Karam, Kamel El Basha, Rita Hayek, Christine Choueiri, Camille Salameh, Diamand Bou Abboud, Julia Kassar, Georges Daoud.
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A pesar de ser una producción libanesa, y de que además repasa las cicatrices recientes del país levantino, buena parte del contenido de El insulto es extrapolable a España -y supongo que a unos cuantos países más-.
En primer lugar, por su indagación en la presencia cotidiana de la heterofobia -el racismo, la xenofobia, el clasismo…-, problema rampante en la corriente de reconcentración nacionalista que se erige en tendencia dentro de la política mundial contemporánea. Y, en segundo, por su reivindicación de la importancia de la memoria histórica como herramienta con la que sanar las heridas abiertas del pasado, en contra de argumentos interesados o como poco incompetentemente ingenuos acerca de la conveniencia de no remover unas aguas ilusoriamente calmadas -afirmación que en el caso español, no por casualidad, suele proceder de sectores desde los que con frecuencia también se defiende la no eliminación de los homenajes del callejero y los monumentos públicos al franquismo por considerarlos simples y neutros recordatorios de la Historia-.
A través del enfrentamiento personal, judicial y políticosocial entre sus dos antagonistas -un libanés cristiano y un palestino refugiado en el país, mutuamente agraviados-, El insulto transita de una dimensión a la otra pasando de lo íntimo a lo colectivo, de lo prosaico a lo simbólico, de la calle a la nación. En ambas, el guion captura las falacias habituales, henchidas de demagogia, ignorancia y cerrilismo, que campan a sus anchas, esta vez sí indiferentes a las fronteras. No obstante, su mensaje de contrarréplica, comprometido y bienintencionado, que engarza sometiendo literalmente a juicio la cuestión, tampoco destaca en complejidad y matices.
El libreto apuesta por abordar el conflicto desde el prisma individual y emocional, apelando a los sentimientos de los personajes -dignidad, orgullo, rencor, empatía, redención…- e, identificados con ellos, a los de la propia platea, objetivo para el cual emplea de cuando en cuando, a modo de refuerzo, algún efectismo o algún subrayado evidente.
A la par de los ciertos tópicos dramáticos que se vislumbran en el texto, la realización formal del francolibanés Ziad Doueiri -otrora asistente de cámara de Quentin Tarantino– es convencional, correcta en el mejor de los casos, con un buen manejo del pulso narrativo e interpretaciones entonadas, aunque menos afortunada en el empleo de recursos como la banda sonora, bastante avejentada.
Pero, sea como fuere, El insulto, instructiva sobre un conflicto aparentemente lejano y antiguo pero terriblemente reconocible y actual, se hace fuerte en la potencia de su discurso conciliador, basado en la exploración, el reconocimiento y el intento de resolución de un pasado problemático y común; así como en su reflejo del poder de la palabra y su uso de uno u otro modo, al nivel que sea, en un escenario tremendamente volátil.
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Nota IMDB: 8,1.
Nota FilmAffinity: 7,5.
Nota del blog: 6.
Contracrítica