«Todos somos viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en nuestros viajes es un amigo honesto.»
Robert Louis Stevenson
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Lobo
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Año: 2014.
Director: Naji Abu Nowar.
Reparto: Jacir Eid Al-Hwietat, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, Hassan Mutlag Al-Maraiyeh, Jack Fox.
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Thomas Edward Lawrence, enrolado en el departamento de inteligencia militar británico en la Primera Guerra Mundial, canaliza en Oriente Próximo los anhelos nacionalistas árabes para embarcarse en una rebelión contra el anquilosado poder otomano. La gran aventura. La fusión de espectáculo e intimidad tan ansiada por el séptimo arte, forjada en fotogramas por David Lean en Lawrence de Arabia. Gloria, sacrificio y heroísmo, pasión y dilemas.
En Lobo, la irrupción de un ser venido de otro planeta –de Inglaterra en concreto- revoluciona la vida de Theeb, tercer hijo del fallecido jeque de una recóndita tribu beduina, para arrastrarlo a una odisea en la que, rodeado por un conflicto igual de extraño que este hombre pertrechado de objetos insólitos e intrigantes, descubre a sus ojos aún sin modelar el peso de la hermandad, de la compasión, de la venganza, de la vida, de la muerte. La pequeña aventura. La intimidad encajonada en un escenario tan vasto que apenas se aprecia, incomprensible, un nimio fragmento de él. Los descubrimientos y las experiencias interiores del protagonista, no obstante, no poseen en absoluto menor relevancia que las vividas por Lawrence en un lugar tan cercano y al mismo tiempo tan lejano.
En Lobo, la maduración de un niño a través de un traumático rito iniciático de aventura y peligro queda emparejada a la extinción de una época que, como ocurre en el western, llega transportada por la vía del ferrocarril. El metraje, no en vano, arranca ante una tumba y se desarrolla con la muerte –física o alegórica- siempre presente, si bien velada la mayor parte de las veces –los bandidos, el conflicto global-. El empleo del paisaje y de las relaciones entre personajes también posee fuertes reminiscencias de los códigos del cine del Oeste, donde cobra especial ascendencia la magistral y decisiva, pero también itinerante y fugaz, figura del extraño; del hombre perdido en la frontera entre un mundo que ya no existe y otro al que no puede pertenecer.
Es, por tanto, una obra escenificada en un periodo concreto de la Historia, pero a la vez está construida desde cierta sensación de atemporalidad, como sucede en el propio western, pura mitología moderna.
El filme muestra un notable talento en la contención para no dejarse arrebatar por el ciclópeo ambiente bélico del entorno y, asimismo, para mantener las emociones de los personajes implosivas pero palpitantes –tanto las positivas, de fidelidad, como las negativas, de violencia-. La premisa, aunque no especialmente original o sorprendente, está narrada con solvencia, por medio de unas imágenes con fuerza poética y trascendental donde destaca el manejo de la monumentalidad del desierto jordano.
Nominada a la mejor película de habla no inglesa, donde caería derrotada ante la superior El hijo de Saúl.
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Nota IMDB: 7,3.
Nota FilmAffinity: 6,5.
Nota del blog: 7.
Contracrítica