Archivo | agosto, 2011

United

31 Ago

“A los más viejos les puede gustar mi primer equipo, el que ganó la Copa de 1948. Otros prefieren el que precedió a la tragedia, los Babes. Y otros, por la magia de Charlton, Best y Law, dirán que el que conquistó la Copa de Europa de 1968, aun sin el lesionado Law. El de antes de Múnich fue potencialmente el mejor que he visto. Estaba a punto de arrebatarle la corona al Madrid.”

Matt Busby

 

 

United

 

Año: 2011.

Director: James Strong.

Reparto: Jack O’Connell, David Tennant, Sam Claflin, Dougray Scott.

Tráiler

 

 

            La BBC sigue con la intención de recuperar en películas para la pequeña pantalla parte de su pasado futbolístico, de los hitos de su historia y sus tótems de referencia, como fue el controvertido entrenador Brian Cloughtodo un personaje– y sus infructuosos 44 días en el Leeds United en The Damned United, rescatado de la exitosa novela homónima de David Peace, y ahora, a partir de una cuidada documentación recopilada a partir de testimonios de supervivientes, familiares y testigos, reconstruye la tragedia del accidente aéreo de Munich, una catástrofe que golpeó el corazón del fútbol, como nueve años antes había sufrido el gran Torino de finales de los cuarenta, y segó la vida o el futuro de casi toda la prometedora plantilla del Manchester United de los Busby Boys, del que solo sobrevivieron el propio entrenador y artífice del equipo, Matt Busby, una de sus figuras en ciernes y el que probablemente sería el mejor jugador británico de la historia, Bobby Charlton, el aguerrido portero norirlandés Harry Gregg, todo un héroe en la fatalidad, y el defensa Bill Foulkes. Peor suerte corrieron muchos de los futbolistas que estaban llamados a disputar la hegemonía europea al Real Madrid de Di Stefano, entre ellos el niño prodigio del fútbol inglés, Duncan Edwards, a quien se apuntaba ya un lugar entre los más grandes de este deporte.

            United narra en tres episodios la formación de ese legendario equipo, desde la perspectiva de un recién llegado Bobby Charlton, el accidente y su posterior renacer desde las cenizas de Munich, haciendo de tripas corazón e impulsados por el coraje de un escudo y un recuerdo.

            De esta manera, la película no deja de ser una loa a ese pasado de uno de los principales equipos del deporte rey, al coraje para sobrevivir a la tragedia de unos muchachos que representaban el propio resurgir del país tras los sufrimientos de la guerra, a la superación los reveses del destino. Es por tanto una película blanca, en la que el superficial tratamiento de los personajes se atiene casi a la única necesidad de poner rostro y escenario a los acontecimientos en cuestión, sin interpretaciones que se salgan de esa pauta marcada de sobriedad, a excepción quizás de un cuerpo técnico –Matt Busby (Dougray Scott) y Jimmy Murphy (David Tennant)- algo más sobreactuado.

Una línea conservadora que se extiende también a una realización televisiva a cargo de un conocedor del medio, James Strong, que supedita la forma al fondo manteniendo una dirección aseada, sin excesivas estridencias ni posibles dejes autorales y con un buen control de los tiempos, para centrarse en lo que realmente importa: reconstruir los hechos, rendir cumplido homenaje a un equipo que supo sobreponerse con agallas a la tragedia, labrarse un nuevo futuro desde la desolación.

            Un equipo que recibiría su particular homenaje deportivo con la consecución de la Copa de Europa justo una década después, con Busby en el banquillo, Charlton con el brazalete de capitán y con la espectacular delantera conformada por Denis Law y el genial extremo y filósofo existencialista George Best.

            Correcta, aunque desde luego con mayor interés para aficionados al fútbol, especialmente aquellos interesados en su historia.

 

Nota IMDB: 7,4.

Nota FilmAffinity: 6,7.

Nota del blog: 6,5.

Buried (Enterrado)

30 Ago

«Lo único que deseo para mi entierro es no ser enterrado vivo.»

Felipe Stanhope de Chesterfield

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Buried (Enterrado)

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Año: 2010.

Director: Rodrigo Cortés.

Reparto: Ryan Reynolds, José Luis García Pérez, Robert Paterson.

Tráiler

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           Ser enterrado vivo era una de las obsesiones de uno de los grandes de la literatura de terror como Edgar Allan Poe, presente en muchos de sus relatos. Frank Darabont ya se atrevió en su debut en el largometraje a exhibir tan macabro tema en el thriller de infidelidades y venganzas de ultratumba Sepultado vivo, de escaso presupuesto y destinado a la pequeña pantalla.

Más popular será el capítulo del enterramiento de la sufrida Novia de Kill Bill en la segunda parte del díptico de  sobre su sangrienta venganza, luego autoplagiado por el propio Tarantino en un capítulo especial de la serie CSI: Las Vegas que contaría con su participación tras las cámaras.

            En su segundo filme, Rodrigo Cortés se atrevía a dar un arriesgado paso adelante para realizar una película con un único escenario: el ataúd donde yace un contratista civil secuestrado en Irak. Un ejercicio de suspense total en el que la claustrofobia no contará con el descanso de recursos efectistas como en la coetánea 127 horas que alivien la tensión del espectador, que lo liberen momentáneamente de la minúscula cárcel que comparte con un agobiado –y sorprendente- Ryan Reynolds.

            Así, Cortés hace un alarde de poder narrativo y de habilidad para trasladar la angustia, el desasosiego y la desesperación a la cabeza del espectador, con la mente clavada a dos metros bajo tierra durante la hora y media de la cinta gracias una sumamente efectiva dosificación de la intriga basada en elementos limitadísimos, si bien es cierto que sí habría que reconocer que alguna escena suena un poco forzada para ganar metraje y renovar la tensión –la de la serpiente, en concreto- y retuerce demasiado alguna otra –puede parecer excesiva la llamada del jefe de personal de la empresa del protagonista-, lo que no evita sin embargo que Buried se erija como una notabilísima película de un joven director al que conviene seguir de cerca.

 

Nota IMDB: 7,2.

Nota FilmAffinity: 6,9.

Nota del blog: 8,5.

Resistencia (Defiance)

29 Ago

«El escritor necesita una pluma, el pintor un pincel, el cineasta todo un ejército.»

Orson Welles

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Resistencia (Defiance)

Año: 2008.

Director: Edward Zwick.

Reparto: Daniel Craig, Liev Schrieber, Jamie Bell, Alexa Davalos, Mia Wasikowska.

Tráiler

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            Edward Zwick sabe perfectamente cómo manejar los hilos que mueven los éxitos de taquilla, calcular las dosis de emoción, drama humano, gestas épicas y conflicto personal, muchas veces en el contexto de grandilocuentes hechos históricos, que dotan de atractivo a una película. De ahí que suela conseguir cintas resultonas como El último samurai o Diamante de sangre. Pero, por otro lado, Edward Zwick no pasa por lo general de ese envoltorio concebido y orientado para, fundamentalmente, el entretenimiento de las audiencias mayoritarias, sin demasiado espacio para la originalidad que sobresalga del cálculo, para una profundidad que vaya más allá de la convencionalidad.

            Con Resistencia, Zwick retoma la épica bélica tras Tiempos de gloria y El último samurai, en esta ocasión con base en las actividades partisanas en la Bielorrusia ocupada por las hordas nazis, en la supervivencia y lucha heroica de, primero, cuatro hermanos y, progresivamente, miles de personas en los profundos bosques del país, en lo que se convierte una suerte de Sherwood trasladados en el espacio y el tiempo.

            Por supuesto, se trata de una película que presenta una bonita factura artística, buenas interpretaciones y notables atractivos argumentales, con unos héroes inesperados que combaten al malo con más corazón que medios, como último baluarte de la dignidad humana frente a la barbarie, si bien son héroes con pretendidas dudas y oscuridades, tinieblas que finalmente no quedarán más que en el bosquejo, en la apariencia que no disturba un espectáculo que toma recursos y efectos ya vistos en otras películas de géneros bélicos y épicos varios –¿de verdad hacía falta en una película de la Segunda Guerra Mundial una arenga a caballo en plan BraveheartGladiator?- para ofrecer una cinta excesivamente abultada en el metraje, salvada a duras penas por el aceptable pulso narrativo de un Zwick que, una vez más, no aporta nada nuevo en una película que sí, es resultona.

 

Nota IMDB: 7,2.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 6,5.

Los USA en zona rusa (Don’t Drink the Water)

28 Ago

«La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.»

Woody Allen

 

 

Los USA en zona rusa (Don’t Drink the Water)

 

Año: 1994.

Director: Woody Allen.

Reparto: Woody Allen, Michael J. Fox, Julie Kavner, Mayim Bialik.

 

 

 

            La máxima expresión del absurdo en un conflicto siempre resulta de la confrontación entre representantes del ciudadano medio, de la masa, en principio la razón de base, el objetivo a satisfacer con el mismo, frente al conflicto en sí. Y es un fundamento cómico de rendimientos asegurados.

            Allen ya había experimentado con el tema al inicio de su carrera cinematográfica, con divertidísimos resultados, en Bananas, donde un don nadie asustadizo e hipocondríaco llega a ser líder revolucionario de una república sudamericana, y, en un ambiente más histórico pero también de conflicto bélico, en La última noche de Boris Grushenko, las aventuras de un cobarde militante en las guerras napoleónicas del siglo XIX.

            Con Don’t Drink the Water, el genial neoyorkino adapta su propia obra teatral –ya llevada al cine en 1969, entonces con mayor sentido y actualidad por su contexto histórico-, intentando conservar la pureza de las situaciones por medio de una dirección menos clásica de lo que en él es habitual, incluso con momentos casi de cámara al hombro, y manteniendo a grandes rasgos los abundantísimos y chispeantes diálogos marca de la casa, que alimentan toda la base cómica del filme, precisamente con esa contraposición entre el terror nuclear y totalitario de la Guerra Fría y una familia corriente de Nueva Jersey (Allen, Julie Kavner, Mayim Blossom Bialik), es decir, domingueros, que son confundidos con espías en la convulsa Europa del Este prosoviética de inicios de los sesenta y asilados en la embajada nacional, a cargo de un díscolo y desastroso hijo de papá interpretado por Michael J. Fox, en lo que acaba por convertirse en una suerte de camarote de los hermanos Marx. Lo más pavoroso contra lo más mundano.

            Se nota la procedencia teatral de la cinta, menos ágil que la mayoría de las comedias de Allen, con momentos ingeniosos y de brillante hilaridad pero en general junto con otras ocurrencias, en mayor número de lo habitual, bastante más deslucidas, que traban el ritmo de la película, menos trascendente e, incluso, menos original de lo que cabría esperar de una mente preclara como la del bueno de Woody.

Un Allen menor, que se suele decir.

 

Nota IMDB: 6,2.

Nota FilmAffinity: 6,3.

Nota del blog: 6

Pathfinder, el guía del desfiladero

27 Ago

“Volvamos a esos días felices en los que había héroes.”

Bette Davis

 

 

Pathfinder, el guía del desfiladero

 

Año: 1987.

Director: Nils Gaup.

Reparto: Mikkel Gaup, Nils Utsi, Henrik H. Buljo, Sverre Porsanger, Helgi Skúlason.

Tráiler

 

 

            Siempre un paso por detrás del cine de otros países escandinavos como Suecia, Dinamarca e, incluso, Finlandia, el cine noruego lograba recobrar una relevancia internacional que hasta entonces prácticamente solo había logrado Arne Skouen con Nueve vidas, de la mano del éxito de Nils Gaup con Pathfinder, el guía del desfiladero, película basada en una leyenda tradicional lapona.

            Pathfinder es una de esas tradiciones étnicas que luego serán tan del gusto de Disney en su afán de diversificación antropológica y de mercados: la historia de un joven que se erigirá en héroe inesperado para propios y extraños al hacer frente valerosamente al despiadado invasor.

            Como buen relato tradicional que es, o se inspira, ejemplifica simbólicamente para las nuevas generaciones ese rito de paso de la infancia a la madurez a través de la adquisición de la responsabilidad y del valor distintivo del adulto, enmarcado dentro de ese contexto de lucha maniquea por las virtudes de un pueblo, el lapón, presentado aquí como el buen salvaje, frente al bárbaro incivilizado –pese a su dominio tecnológico en el campo militar- sediento de sangre, en este caso los chuds, otro de los pueblos de la Europa septentrional.

            Es, por tanto, una historia sencillita pero consciente de sus limitaciones, lo que le permite a Gaup transmitir con efectividad un grato espíritu de aventura, con un notable sentido de la narración, sin pretender una espectacularidad de corte hollywoodiense, que lo más seguro le iba a ser imposible, y beneficiándose además de unas interpretaciones aceptables, donde vuelve a sobresalir, sin decir ni una sola palabra, el intrigante Helgi Skúlason, conocido por su participación en la islandesa Cuando los cuervos vuelan (Ojo por ojo), en un nuevo papel de villano.

            Será readaptada por Marcus Nispel en 2007 en un total delirio heavy metal, trasladada a la América de los desembarcos vikingos.

 

Nota IMDB: 7,5.

Nota FilmAffinity: 6,3.

Nota del blog: 6.

Los aristócratas del crimen

26 Ago

“Las artes marciales son parte de una filosofía, no deben ser consideradas un arma. Y por eso, recuerda: no hay nada como un buen revólver.”

Les Luthiers

 

 

Los aristócratas del crimen

 

Año: 1975.

Director: Sam Peckinpah.

Reparto: James Caan, Robert Duvall, Arthur Hill, Bo Hopkins, Burt Young, Mako.

Tráiler

 

 

           El principio de la decadencia en la carrera de Sam Peckinpah, más allá de su éxito o su fracaso comercial, este último bastante habitual en toda su trayectoria, se considera iniciado a partir del rodaje de la que probablemente sea la obra que disfrutó de mayor libertad artística, Quiero la cabeza de Alfredo García, la que además es, con toda justicia, una de las cumbres de su cine.

Tras ella,  Peckinpah rodaría una cinta puramente alimenticia como es esta Los aristócratas del crimen, renunciando al control del guión y la producción para una película que sigue una de las modas de la década, la de las cintas de acción de artes marciales, popularizadas por la factoría hongkonesa de Raymond Chow y el éxito de Bruce Lee, todo un icono tras su entonces reciente desaparición.

           La trama del filme pasa por el manido tema de las traiciones, juegos dobles y venganzas entre agentes secretos -eufemismo para asesinos mercenarios-, ambientado en una oscura empresa privada subcontratada por la CIA para realizar pulcramente parte de su trabajo sucio; incorporando en esta ocasión un par de elementos recurrentes en la obra de Bloody Sam como son el de esos personajes anacrónicos revestidos de un halo de desencanto y el de los antiguos amigos que tornan en rivales -si bien ambos, especialmente el segundo, mucho menos matizados y sin el asomo de la poesía que rezumaban otras de sus películas como Duelo en la Alta Sierra, Grupo Salvaje o Pat Garrett y Billy the Kid, aquí protagonizada por los agentes Mike Locken (James Caan, papel a la medida para uno de los machos alfa del momento) y el renegado George Hansen (Robert Duvall), quien lo dejó fuera de servicio tras la infructuosa última misión, parte ahora de bandos enfrentados que se disputan la vida de un político revolucionario e idealista –cómo no, protegido por guardaespaldas desengañados y amorales- de la República de China, de visita (poco justificada) por un San Francisco que había pasado de ser una de las capitales del noir a una ciudad emblemática del cool cine de acción setentero gracias a producciones como Bullitt y Harry, el sucio.

Una excusa como otra cualquiera para enfrentar en combate a muerte a esos camaradas-contendientes y, además, introducir con calzador el factor oriental de las luchas de artes marciales.

            A pesar de la pobreza argumental de la película y que alarga en exceso la inevitable primera parte de recuperación, entrenamiento y preparación del héroe, Peckinpah logra conferir arrestos a la acción con su inconfundible e inimitable estilo, con su sello personal en forma de baños de plomo y hemoglobina a cámara lenta y montaje intercalado y ágil, además de dedicarse a exhibir su cierto distanciamiento y desenfado a través de su inclasificable sentido de la ironía, unas veces simpática, otras desconcertante, y de la cual no se salva ni siquiera la forzada escena final de kárate y ninjas –¿a quién se le ocurre que Burt Young pueda derrotar a un asesino experto o mínimamente ágil?-.

Por lo menos, se deja ver.

 

Nota IMDB: 6.

Nota FilmAffinity: 5,5.

Nota del blog: 6.

Dos mujeres

25 Ago

 “Es un hecho que a un niño que ha vivido la guerra no se le puede comparar con otro que solo la conoce por televisión.”

Sophia Loren

Dos mujeres

Año: 1960.

Director: Vittorio De Sica.

Reparto: Sophia Loren, Eleonora Brown, Jean-Paul Belmondo.

Tráiler

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            El Neorrealismo, fuertemente ligado a un contexto de posguerra, pierde su razón de ser con la progresiva mejora económica de la Italia derruida, a lo que se une su poca prosperidad en las taquillas nacionales y el impulso por parte del recién creado gobierno de la Democracia Cristiana de películas que muestren una nación pujante, no asociada con la miseria económica y moral que reflejaba dicho movimiento.

De esta manera, muchos de los grandes directores neorrealistas, como Vittorio De Sica, ven cómo sus carreras entran en decadencia, más apreciados en el extranjero que en su propio país, o proceden a reinventarse en clave más amable y comercial.

            En Dos mujeres, De Sica, uno de sus autores esenciales, con obras como El limpiabotas, Ladrón de bicicletas y Umberto D., aún se negaba a rechazar la esencia del Neorrealismo. Tomando una obra de Alberto Moravia, De Sica recorre la Italia inmersa en la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana a través de los ojos de Cesira (Sophia Loren), una mujer a la que el único significado del conflicto consiste en la necesidad de proteger a su hija adolescente por todos los medios.

Refugiadas en el Sur, en el pueblo natal de Cesira, De Sica ofrece un posible retrato de todo el país, cuyos habitantes tratan de alejar la guerra de sus mentes –y, así, de la realidad- comiendo y cantando, entregados al más puro existencialismo despreocupado, a excepción del comprometido Michelino (Jean-Paul Belmondo), el único que muestra tener conciencia de la situación desde su profundo idealismo, contrapuesto de plano al terrenal pragmatismo y naturalidad de una Cesira a la que ama perdidamente.

           De Sica mantiene en la realización elementos neorrealistas como la sobriedad formal, con la fotografía en blanco y negro y la falta de ornamentos que no se ciñan a la exposición realista del relato, lo que no contradice la enorme belleza de la puesta en escena del filme. Tampoco renuncia a reflejar cierto posicionamiento político, comprometido como Michelino –no parece casual que el secretario fascista en fuga apunte con su arma directamente a cámara, hacia el espectador-, pero bastante más desencantado, donde uno y otro bando no aportan en realidad más que destrucción, donde lo sagrado no existe y Dios o ha desaparecido, o ha muerto –tampoco es casual que el episodio más trágico se desarrolle en el interior de una iglesia-, con unos ciudadanos en el desamparo más absoluto y en el que los más débiles tienen todas las de perder, cosa que bien sabe Cesira –qué exhibición física e interpretativa de la Loren-, que lucha en su guerra particular por mantener a toda costa su fortaleza y, con ella, la seguridad de su hija.

           Pese a que el final se conduce en parte hacia el melodrama, uno de las mayores flaquezas del Neorrealismo, De Sica vuelve a demostrar, quizás el que mejor sabía hacerlo del movimiento, mucho más contenido que otros de sus representantes, siempre magistral en el dominio de la emotividad, que el verdadero drama, el más profundo y terrible, es inevitablemente sentimental y no físico, lo que se puede apreciar tanto en este final como en el de Ladrón de bicicletas o en el de Umberto D., donde el precipitante es siempre la pérdida –el fracaso desalentador- o la reafirmación –la pervivencia de la esperanza- de los lazos de amor entre el protagonista y su único vínculo positivo con el mundo: el hijo en la primera, el perro en la segunda, aquí la hija.

Otra grande de De Sica, de un movimiento que cambiaría el cine mundial.

Por su papel, la Loren recibiría el primer Oscar a mejor actriz principal concedido a una interpretación en lengua no inglesa. 

Nota IMDB: 7,8.

Nota FilmAffinity: 7,7. 

Nota del blog: 8,5.

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