“¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”
Calderón de la Barca
Paprika
Año: 2006.
Director: Satoshi Kon.
Reparto (V.O.): Megumi Hayashibara, Akio Ohtsuka, Tôru Furuya, Kôichi Yamadera, Toru Emori.
Satoshi Kon, uno de los mejores representantes del ubérrimo anime japonés, planteaba en su serie televisiva Paranoia Agent el miedo, la paranoia propiamente dicha, como fenómeno colectivo, fruto del encadenamiento de experiencias individuales que acaban por conectarse en un todo común. En Paprika, la última película de Kon antes de su muerte -a la espera de su póstuma The Dreaming Machine-, son una conjunción de sueños particulares los que envuelven, irremediablemente, a toda la sociedad en una amenazante pesadilla en la que, debido al robo de un lector de experiencias oníricas, la línea entre sueño y realidad se difumina con terribles consecuencias.
Dos mundos, el de la realidad y el de lo onírico, necesariamente complementarias según las teorías básicas de la psicología, pero antagónicas en esencia. El sueño supone siempre el fin de las represiones y ataduras morales o físicas, la ruptura de las barreras de lo posible que puede traducirse en etéreo e inasible paraíso o en el breve infierno de la pesadilla. En cuanto al protagonismo literal de la vivencia del sueño, el cine suele concentrarse en este segundo aspecto, en el que la unión de ambos mundos impone la pesadilla sobre la vida. Por ejemplo, en forma de monstruo descarnado, como en Pesadilla en Elm Street.
Paprika explota un concepto similar, sin la literalidad del monstruo, más disimulado en un villano megalómano que aspira a controlar vida y muerte (no se sabe muy bien para qué), en el que el antídoto estará también en el juego entre el personaje “real” y el “alter ego” de las inmersiones oníricas, quizás una versión más perfecta y mejorada de uno mismo. Combatir el sueño con sueño.
De la misma manera que Paranoia Agent, una idea de base originalísima, con unas posibilidades tremendas –Paprika sienta parte de los fundamentos argumentales e, incluso, algún personaje de Origen, filme que decide emprender a partir de ahí muy distintos caminos- se desarrolla de manera más irregular en su nudo, nublando en ocasiones la idea –o hipertrofiándola, se podría decir también- con la farragosa palabrería y el cierto caos que jalona frecuentemente estas realidades paralelas de la animación nipona, desembocando finalmente en un desenlace que, si bien es coherente con las exigencias del planteamiento, da, de nuevo, la sensación de no estar a la elevada altura de las expectativas que el relato creaba en su impresionante comienzo.
Riqueza visual e imaginativa al servicio de una película muy entretenida.
Nota IMDB: 7,7.
Nota FilmAffinity: 7,2.
Nota del blog: 7,5.
Contracrítica