Archivo | agosto, 2012

Bajo el volcán

31 Ago

“La mejor inspiración para interpretar a un borracho es haber sido actor británico por veinte años.”

Michael Caine

 

 

Bajo el volcán

 

Año: 1984.

Director: John Huston.

Reparto: Albert Finney, Jacqueline Bisset, Anthony Andrews.

Tráiler

 

 

             John Huston, hombre de acción y aventura y director de cine a partes iguales, ya estaba de vuelta de todo cuando decidió arriesgarse a adaptar la novela de Malcolm Lowry Bajo el volcán, el descenso definitivo a los infiernos de un hombre, el excónsul británico en el México de 1938, que afronta por medio de la autodestrucción el fin de un matrimonio, de un trabajo, de una vida y de un mundo. Un cadáver que anda, con gafas de sol a modo de calavéricas cuencas oculares.

Como en el Tampico de El tesoro de Sierra Madre y como en La noche de la iguana, México vuelve a ser un lugar etéreo, metafísico, donde el hombre lucha con sus esperanzas, sus deseos, sus pecados y sus demonios.

             No era un relato fácil de llevar a la pantalla, como tampoco lo será su testamentaria Dublineses (Los muertos). Y se nota.

            A pesar al empeño puesto por el realizador en una obra con notable aliento personal, quizás incluso lejanamente autobiográfica en algunos detalles, Bajo el volcán aparece rígida y teatral sobre todo por parte de un guion que pese -y posiblemente a causa- de su envaramiento literario no consigue penetrar en profundidad en el alma incandescente del desgarrado dramón sentimental que trata de exponer.

Al mismo tiempo, y contando con el genio y las agallas de Albert Finney, que pone todo lo que está en su mano y más, Bajo el volcán consigue transmitir con fuerza solo a ratos –la acertada fotografía, nebulosa por los efluvios del alcohol, de Gabriel Figueroa, que repite colaboración con Huston tras, precisamente, La noche de la iguana; el infierno sobre la tierra de la cantina ‘El farolito’‑ la descomposición de ese personaje turbulento y etilizado –de nuevo, recuerdos de La noche de la iguana-, que bebe porque le duele y le horroriza vivir.

            Así las cosas, el filme queda lejos de funcionar; su conjunto resulta más tedioso que opresivo, mas entumecido que asfixiante.

Fallida.

 

Nota IMDB: 7.

Nota FilmAffinity: 6,5.

Nota del blog: 5.

Grand Canyon (El alma de la ciudad)

30 Ago

“La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla.”

Gustave Flaubert

 

 

Grand Canyon (El alma de la ciudad)

 

Año: 1991.

Director: Lawrence Kasdan.

Reparto: Kevin Kline, Danny Glover, Mary McDonnell, Steve Martin, Mary-Louise Parker, Patrick Malone, Jeremy Sisto, Alfre Woodward, Tina Lifford.

Tráiler

 

 

            La ciudad de Los Ángeles como toma de pulso del mundo y la especie humana. Eso mismo propone Lawrence Kasdan en Grand Canyon (El alma de la ciudad), un cineasta que, en su faceta más personal, apuesta por el cuidado de los diálogos y los personajes dentro de relatos corales que sirven como extrapolación de una problemática social, o como metáfora de la sociedad entera.

            Así, la urbe californiana aparece como una megalópolis estratificada en clases, donde sus pobladores se mueven instintivamente azorados por el pánico, la violencia y la paranoia. En principio, un entorno apocalíptico, donde la vida vale menos que una mala mirada, se sacrifican niños inocentes sin mayor remordimiento y el cinismo es una gran inversión, y en el que conviven, difuminándose, lujo y hambre, misericordia y violencia, muerte y esperanza.

Un mundo hostil, opresivo, aterrador, sumido en la psicosis, con poco margen para el optimismo. A no ser que se mire con perspectiva, con la conciencia de lo ridículo del hombre, una mancha insignificante que naufraga en la inmensidad. Solo Simon (estupendo Danny Glover) parece darse cuenta, con la sabiduría que le otorga haberse sentado al borde del eterno y sobrecogedor Gran Cañón.

            Grand Canyon descubre un fresco de individuos desorientados en busca de milagros que los reconcilien con el ser humano y con uno mismo, de una tabla de salvación a la que agarrarse, por frágil -o quizás inservible‑ que sea.

            Personajes retratados con mimo, sutileza y veracidad, interpretados a la perfección por un reparto conjuntado, y que comparten un pedacito de ese infierno miserable de ‘la ciudad de los ángeles’, en el que lo hiperbólico del inicio parece una representación de una imagen mental que se aclara en parte a medida que la óptica de los personajes se distancia y perfecciona, si bien en ocasiones se deja llevar, al mismo tiempo, por cierta tendencia a la verbalización del proceso.

 

Nota IMDB: 6,8.

Nota FilmAffinity: 6,7.

Nota del blog: 7,5.

El irlandés

29 Ago

“Yo sólo soy un sheriff del sur.”

Nick Corey (1.280 almas)

 

 

El irlandés

 

Año: 2011.

Director: John Michael McDonald.

Reparto: Brendan Gleeson, Don Cheadle, Liam Cunningham, Mark Strong, David Wilmot, Fionnula Flanagan, Katarina Cas, Michael Og Lane.

Tráiler

 

            El irlandés: un policíaco de toda la vida pasado por el filtro de la vitriólica retranca de la Isla Esmeralda.

Desde su posición consciente y orgullosamente menor, la obra de John Michael McDonald, director y guionista del asunto, desata su mala baba contra los cánones del género y contra los estereotipos propios y extraños desde el prisma de un personaje sobre el que gravita todo el conjunto, el bueno, viejo y putero sargento Gerry Boyle (Brendan Gleeson), cuerpo de la ley en la recóndita Irlanda Occidental.

           Una mezcla amable del sargento Hank Quinlan y ese cateto, genial y diabólico sheriff Corey de 1.280 almas; encantadoramente tocapelotas, detestablemente ocurrente, prosaico e incisivo. Un individuo brillante refugiado en una actitud infantiloide y de apariencia desapasionada y negligente que da lugar a un juego de contrastes y sutilezas interpretativos entre los que Gleeson se mueve como pez en el agua, devorando la escena con destellos de su Martin Cahill -desde el otro lado de la justicia- de aquella estupenda El general.

            De este modo, la película sigue el ritmo que marca Boyle, con el rechazo de la primera impresión poco sutil y deliberadamente desagradable en la que se intuye un fondo socarrón y un poso de melancolía dejado por la rutina de la vida de un hombre sin glorias a las que aspirar y que mata el tiempo disfrutando de la sorna y de pecados veniales como inane forma de rebeldía, seguido más tarde –en paralelo al personaje de Don Cheadle, metido también a labores de producción- de la toma de complicidad e inmersión en el mundo de este tipo tan carismático y sus insólitos avatares que, hacia el final, se tornan algo más convencionales.

            McDonald, al que también se le aprecian fallos de director novel, compone así una farsa de humor cruel, adorable, paródico y metalingüístico, y que, siguiendo ese mismo hilo, aplica ese mismo espíritu gamberro a la sugerencia tragicómica y en último caso ridícula de los escenarios y la composición de la puesta en escena.

            Una película pequeña, en la que no todo llega a funcionar, pero que resulta muy simpática en su conjunto.

 

Nota IMDB: 7,2.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 7.

Rescate al amanecer

27 Ago

“La civilización es como una fina capa de hielo sobre un océano de caos y oscuridad.”

Werner Herzog

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Rescate al amanecer

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Año: 2006.

Director: Werner Herzog.

Reparto: Christian Bale, Steve Zahn, Jeremy Davies, Galen Yuen, Teerawat Mulvilai, Abhijati ‘Meuk’ Jusakul, Lek Chaiyan Chunsuttiwat.

Tráiler

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            A Werner Herzog, un cineasta en eterna búsqueda de lo extraordinario, indiferentemente de que provenga de lo deforme, lo marginal y lo delirante, de la épica heroica o de una mezcla de ambos -este último como probable elemento esencial de la naturaleza humana-, la historia del aviador germano-estadounidense Dieter Dengler, cautivo y fugado de la selva laosiana dominada por el Pathet Lao en los albores de la Guerra de Vietnam, hijo de dos guerras que se encadenan sin solución de continuidad en una misma vida, ya le había parecido lo suficientemente llamativa como para dedicarle un documental para televisión, El pequeño Dieter necesita volar, emitido en 1997.

            Ahora, en 2004, Herzog retomaba la corajuda epopeya del héroe adaptándola a formato cinematográfico. Terreno conocido pues, tanto por la historia como en el adentramiento en el infierno verde, cuyo hechizante, inspirador, pero mortífero magnetismo había mostrado ya en filmes mayúsculos como Aguirre, la cólera de Dios y Fitzcarraldo.

              Sin embargo, es quizás la falta de un contrapunto de locura en el protagonista, la iluminada hybris que sí poseían Lope de Aguirre y Brian Sweeney Fitzgerald en su reto a pecho descubierto contra Dios, la Naturaleza y el Hado, y unas intenciones aparentemente más comerciales de lo usual en Herzog y ante las que tampoco responde con demasiada pericia, las que produzcan finalmente que Rescate al amanecer carezca de ese aura metafísica, entre hipnótica y alucinada, característica del realizador alemán.

Aunque se agradece la falta de ampulosidad en el relato, no ayuda el mal trazado de los diálogos –el doblaje juega también un papel especialmente perjudicial en el asunto- y la defectuosa composición de un Christian Bale en un auténtico guiño en forma de versión adulta de su personaje de El imperio del sol -incluida la descripción de una escena similar a la que vive en el filme– que vuelve a demostrar su afición a papeles extremos, de gran (y exhibicionista) exigencia física.

             Más que fascinar o aburrir, reacciones encontradas pero habituales en las opiniones sobre cine de Herzog, la película simplemente transcurre creando cierta indiferencia, con esa incipiente hipnosis permaneciendo en todo momento en un estado larvario, sin desarrollarse en su plenitud.

Extrañamente tímida, conociendo el temperamento de su director.

 

Nota IMDB: 7,4.

Nota FilmAffinity: 6,5.

Nota del blog: 5.

Los profesionales

24 Ago

«Nos quedamos porque nos enamoramos, nos vamos porque nos desencantamos, regresamos porque nos sentimos solos, morimos porque es inevitable.»

Jesús Raza (Los profesionales)

 

 

Los profesionales

 

Año: 1966.

Director: Richard Brooks.

Reparto: Burt Lancaster, Lee Marvin, Claudia Cardinale, Jack Palance, Robert Ryan, Woody Strode, Ralph Bellami.

Tráiler

 

 

            Es posible que el western oliera ya entonces el fin de sus años de gloria. Puede que, a causa de ello, este crepúsculo fuera melancólico y furioso a partes iguales: una agridulce explosión de rabia y romanticismo.

            Los profesionales presenta un Oeste sumido de cabeza en su ocaso, pesaroso, cansado pero aún con el nervio de los días salvajes irredento, aún latente en su interior, que anticipa a ese gigante airado, esculpido por Peckinpah en ronca lírica, que es Grupo salvaje.

Aquí, los malnacidos más nobles jamás llevados a la pantalla se enfrentan a su última aventura, de tintes suicidas, consistente en rescatar a una bella dama en apuros de las temibles garras del sanguinario asesino y abnegado revolucionario Jesús Raza, “nuestro Raza”. Y como único motivo para ello: el dinero de un generoso mecenas.

Son cuatro individuos de una especie en extinción, rebeldes de vuelta de mil batallas, escarmentados por el pasado, el presente y el futuro, abocados a un cinismo resignado como respuesta a un mundo inmisericorde que se va al garete, si no lo ha hecho ya, y cuya realidad se impone a cañonazos. Gente de otra pasta, con unos códigos de lealtad y honor tan caducos, marginales e incomprendidos como ellos mismos.

            Con una dirección al mismo tiempo tensa y delicada que traza con pulso firme una trama absorbente tanto en su desarrollo más superficial –el rescate en cuestión- como en el más profundo –el rico paisaje interior de los personajes-, Richard Brooks compone uno de los westerns más poéticos y elegíacos de la historia, con un guion en el que cada línea de diálogo vale por todo un ensayo filosófico y que, probablemente, contiene la recopilación de sentencias más memorable de un género prolijo en certeros análisis de la condición humana.

            Los profesionales rezuma los rescoldos de una pasión ardorosa que se resiste a apagarse; un cosmos poblado de seres que, desde el final del camino (¡o no!), derrochan sabiduría vital: ese último romántico interpretado con el aplomo inquebrantable de Marvin, ese triste hedonista de Lancaster, ese Ryan que se refugia en el amor por los caballos espantado por la bestialidad del hombre, ese impagable guerrillero de Palance –un rostro eternamente ligado al villano-, entregado con el sacrificio innegociable que solo merecen las causas perdidas, o esa dulce y terrible Chiquita, capaz de desempeñar la misma pasión en el amor y la guerra.

Una joya absoluta e imperecedera.

 

Nota IMDB: 7,3.

Nota FilmAffinity: 7,4.

Nota del blog: 10.

Kids Return

23 Ago

“No está solo. Te acompaña lo que vas a ser en el futuro.”

Alejandro Jodorowski

 

 

Kids Return

 

Año: 1996.

Director: Takeshi Kitano.

Reparto: Masanobu Andô, Ken Kaneko, Michisuke Kashiwaya, Yûko Daike, Ryo IshibashiSusumu Terajima.

Tráiler

 

 

             A mediados de la década de los noventa, Takeshi Kitano entraba en barrena personal y creativa. El fracaso de crítica y público de Getting Any?, su primera comedia, terreno que en teoría dominaba como humorista de renombre en el país del sol naciente, lo condujo a una profunda depresión que dio rienda suelta a un temperamento autodestructivo e iconoclasta que ya se averiguaba en el trasfondo de sus filmes. Un grave accidente de tráfico, debido al abuso del alcohol, tendría en coma al cineasta durante algunas semanas, dañando irreparablemente además los nervios de su rostro.

Quizás fruto de esta experiencia traumática, el regreso de Kitano tras las cámaras introduciría varios cambios respecto a los elementos recurrentes de su obra.

             Pese a que no puede calificarse a Kids Return de una obra del todo optimista, ni mucho menos, los distintos personajes -incardinados a través de la relación de amistad y la evolución personal de los dos protagonistas, con más momentos agrios que dulces- al menos se revelan contra su futuro, negando un destino que en cambio pretenden construir a su medida en vez de acatarlo con el estoicismo de aquellos yakuzas a los que vida y muerte poco se les diferenciaba.

El éxito es lo de menos. En sus múltiples variantes, y a pesar de unos manifiestos desvalimiento y desorientación que los hace víctimas de errores propios y nocivas influencias externas, son muchachos con sueños nobles o equivocados que aspiran a realizar, conmemorando su vida en el intento.

Esto es, encontrar un sitio en una sociedad hostil que se lo niega, realizarse a través de la total entrega a una amistad devota hasta rozar lo homoerótico, conseguir a la chica de los sueños, intimidar y ser respetado como un auténtico gángster, conseguir ser de mayor lo que uno quería de pequeño.

            En consonancia con ello, el estilo del director tokiota, que renuncia a la actuación en el filme, se torna más natural –si bien repite un montaje que recuerda al de Boiling Point-, se resta en parte ese aura onírica o mágica que sobrevolaba parte de su obra, aunque permanece ese humor agridulce entre el slapstick, la ternura chaplinesca y lo pueril; y ese inimitable halo de lirismo melancólico, o el cierto simbolismo, como el del color rojo.

Kitano reencontraba el camino.

 

Nota IMDB: 7,5.

Nota FilmAffinity: 7,1.

Nota del blog: 7,5.

Buchanan cabalga de nuevo

22 Ago

“Yo no sé lo que el cine del Oeste significa para los europeos, pero para nosotros significa la esencia misma de nuestra vida nacional. Me refiero a la última frontera. El espíritu de la frontera es inseparable de la ciudadanía norteamericana.”

William S. Hart

 

 

Buchanan cabalga de nuevo

 

Año: 1958.

Director: Budd Boetticher.

Reparto: Randolph Scott, Manuel Rojas, Tol Avery, Barry Kelley, Peter Withney, Craig Stevens, L.Q.Jones.

Tráiler

 

 

            Quizás el inicio del filme sirva como premonición. La quinta entrega del ciclo Ranown, fruto de la acertada colaboración entre el productor Harry Joe Brown, el protagonista y coproductor Randolph Scott y el director Budd Boetticher, comienza de modo atípico en comparación con el resto de la saga.

             Scott, el Buchanan del título, por lo general circunspecto por el peso del largo y desafortunado camino que carga en sus espaldas, entra con una abierta sonrisa en el pueblo fronterizo de Arby, y no desiste de ella a pesar de la hostilidad manifiesta de las fuerzas vivas del villorio -tres hermanos que ocupan los cargos de gerente de hotel, sheriff local y juez con elevadas aspiraciones políticas- y al fatalismo que parece inherente a este caballero de la triste figura.

Quizás, decíamos, esa apretada sonrisa de Scott señala la mayor ligereza del argumento en comparación con la sombría intensidad marca de la casa.

            El forastero que se inmiscuye en los asuntos locales, entre dos bandos -el de los opresores, blindados por la falsa respetabilidad de su cargo, y el de los honestos agraviados-, para acabar construyendo el suyo propio, al más puro estilo Cosecha roja -cuya versión western más conocida será Por un puñado de dólares-.

Una premisa jugosa que no despunta sobre todo a causa del pobre guion de Charles Lang -firmante del libreto de la precedente y más que meritoria Cita en Sundown-, endeble, con algún personaje desaprovechado –ese intrigante Carbo del que nunca se llega a explotar su potencial- y con demasiadas lagunas y torpezas que acaban en un final de simplona apariencia shakesperiana.

            Sin embargo, Boetticher, haciendo gala de su gran oficio, logra sacar adelante el asunto en forma de película modesta –en este caso no solo debido a la escasez de medios- pero entretenida, filmada con pulso firme desde ese estilo sencillo pero poderosamente expresivo –las barras metálicas de la puerta del sheriff cruzándose en la cabalgada del recién llegado, casi a modo de premonición; Buchanan espetando que es una ciudad donde todo cuesta diez dólares mientras mira de medio lado a una mujer-.

Más menor que de costumbre.

 

Nota IMDB: 6,9.

Nota FilmAffinity: 6,2.

Nota del blog: 6.

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