Tag Archives: Diablo/Satanismo

La semilla del diablo

12 Feb

.

Año: 1968.

Director: Roman Polanski.

Reparto: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Maurice Evan, Ralph Bellamy, Patsy Kelly, Elisha Cook Jr., Victoria Vetri.

Tráiler

.

           Roman Polanski desembarcaría en Estados Unidos con sus obsesiones. Los personajes atrapados en situaciones claustrofóbicas -a veces expresadas en localizaciones mínimas- que se podían apreciar en El cuchillo en el agua, Repulsión o Callejón sin salida, enredados en turbias relaciones de poder, humillación y peligro -al igual que ocurrirá en las posteriores El quimérico inquilino, Luna de hiel, La muerte y la doncella, Un dios salvaje o La venus de las pieles-, tendrán su prolongación en la que se convertirá, también en parte fruto de la desgracia –la sangrienta materialización del ocultismo de los sesenta hippies en las masacres de La Familia, el asesinato de John Lennon-, en una de sus obras más célebres: La semilla del diablo.

           A pesar de la libertad con la que contaba, Polanski adapta al parecer con bastante fidelidad la novela homónima de Ira Levin, un escritor que acostumbrara a ver conspiraciones que luego terminan trasladadas al cine, como son Las mujeres de Stepford, Los chicos del Brasil, La trampa de la muerte, Sliver (Acosada) -otro relato en el que una mujer es víctima de los oscuros y mortales misterios del lujoso edificio neoyorkino al que se acaba de mudar- o Un beso antes de morir -donde otra sufre por las ambiciones desmedidas de su pareja-. Desde el punto de vista de un director, La semilla del diablo bien podría leerse como una diatriba contra los actores y su completa falta de escrúpulos a la hora de tratar de lograr sus propósitos.

           El cineasta polaco se muestra hábil para sembrar la sospecha desde la toma de contacto con el edificio Bramford. Los interiores del inmueble poseen ya un aspecto pútrido, aderezado con miradas de suspicacia, que lo establecen como un territorio hostil que, no obstante, tiene su contrapunto en la luminosidad de la vivienda donde se instala Rosemary y su esposo, Guy, un actor de tres al cuarto .

Engarzado sobre el patrón de coincidencias que va entretejiendo la trama, ese juego de contrastes es uno de los principales ejes que utiliza Polanski para crear una duda y una inquietud capaces de deformar la realidad de manera subrepticia -como ese pequeño Nacimiento de figuras desasosegantemente indescifrables- o, incluso, de forma más directa -la intromisión de la escena onírica sobre la ascendencia católica de Rosemary, que anticipa el aquelarre alucinado-.

Esto se da no solo en el empleo del color -Rosemary destacando con su vestido rojo frente a los tonos grisáceos de su marido y de las estancias; los cromatismos mortecinos durante los dolores del embarazo frente a los optimistas amarillos de la primavera…- sino también en la caracterización de los personajes y la esencia misma de estos -esto es, los estrambóticos ancianos que surgen de la noche como una aparición grotesca, de estridente colorido y maquillaje, y que provocan desazón por ser solícitos hasta lo invasivo, con el añadido además de la embarazosa vulgaridad de la señora-. Algo parecido ocurre con la fragilidad que transmite Mia Farrow y la evidente irritación de John Cassavetes, con espasmos y tics propios del underground que pretendía aplicar a su interpretación, rechazados por un Polanski de convicciones más clásicas en este apartado.

           La semilla del diablo, en definitiva, no busca el susto, la impresión repentina, sino la incomodidad, el picor en la nuca, el agobio de saber que algo funciona mal y no ser quién de resolverlo mientras esa sensación va colonizando poco a poco toda la existencia.

Dentro de su trama sobrenatural, La semilla del diablo invoca, pues, un terror reconocible -no hay nada peor que un vecino molesto, pues destruye la paz que debería garantizar el lugar más íntimo- y hasta un terror con ciertas disrupciones satíricas -la congregación de vejestorios, la calamidad de esa señora encarnada por Ruth Gordon, actriz con talento para la comedia; la Victoria Vetri que no es Victoria Vetri-. Una doblez que tampoco es extraña teniendo en cuenta que Polanski venía de entregar la desmitificadora El baile de los vampiros.

.

Nota IMDB: 8.

Nota FilmAffinity:

Nota del blog: 8.

El amo del calabozo

18 May

.

Año: 1984.

Directores: Dave Allen, Charles Band, John Carl Buechler, Steven Ford, Peter Manoogian, Ted Nicolaou, Rosemarie Turko.

Reparto: Jeffrey Byron, Richard Moll, Leslie Wing.

Tráiler

.

          HAL 9000 y las distopías setenteras ya nos advertían del renovado poder de la máquina. Pero es especialmente a través del cine de los ochenta cuando se puede trazar el crecimiento exponencial de las posibilidades de la informática, así como la explosión de los videojuegos. En las películas palomiteras de la década, a poco que uno domine los ordenadores puede construirse una novia perfecta (La mujer explosiva) o enfrentarse a un enconado rival amoroso hecho de plástico, metal y silicio (Sueños eléctricos). Asimismo, los progresos como hacker pueden conducir a aventuras tan asombrosas como peligrosas (Juegos de guerra, TRON). Pero, en un paso más allá, se corría el riesgo de que la tecnología se fuera de las manos y no solo nos disputara a la amada, sino que se convirtiera en una amenaza mortal para el mundo tal y como lo conocemos (los tejemanejes online de Superman III, el Skynet que toma consciencia de sí misma de Terminator).

Entre ellas, El amo del calabozo -rebautización del Ragewar original tanto en el mercado estadounidense como en el español destinada a aprovechar el éxito de Dragones y mazmorrasno presenta una visión tan catastrófica de la informática, a pesar de ciertas prevenciones iniciales acerca de su potencial adictivo y la superposición de la vida virtual sobre la vida real. Fundamentalmente, la computadora, dotada de personalidad gracias a las habilidades del protagonista, es una herramienta clave para luchar contra un mal antiquísimo. La magia negra del demonio contra la magia heroica del microchip. El duelo, además, se libra desde una estructura propia del videojuego, superando siete pantallas que se encargan de concebir y poner en escena siete directores distintos desde una ambientación que, como anticipa el nuevo título, está inspirada en otro subgénero, los relatos de espada y brujería, también muy popular en la época.

          La idea tiene su aquel, pero el resultado deja muchísimo que desear. Y no solo por la manifiesta pobreza material de la producción, que prácticamente ninguno de los realizadores sabe disimular -es más, en el peor de los casos se acentúa su cutrez, sobre todo en unas escenas de riesgo donde la sensación de peligro es inexistente por la pura torpeza visual de quien está detrás de las cámaras-. El problema esencial de El amo de calabozo, decíamos, es que no se aplica ni explica ninguna reglamentación para el desarrollo de cada episodio -salvo el de asesino en serie, que al menos sienta unas premisas claras acerca de cuál es la misión del jugador-. En el resto es imposible participar, como ocurre en cualquier deporte en el que uno no sabe ni cuáles son las reglas ni cuál es el objetivo, ni qué diantres hace plantado en medio de una cancha que no ha visto en su vida. Pero lo peor es que es imposible que tampoco las pueda conocer el protagonista, ni que este sepa qué funciones puede activar con su fiel ordenador transformado en brazalete fantástico -bueno sí, todo lo que le venga en gana según la ocasión machacando botones al azar-. Como una mala demo, el desastre queda patente ya desde el primer escenario.

.

Nota IMDB: 4,5.

Nota FilmAffinity: 3,9.

Nota del blog: 3,5.

The Haunted World of El Superbeasto

28 Jun

“Hace seis años compré dos casas separadas de la familiar. Tengo mis casas para mis monstruos y otra casa para vivir. Vivo con mi familia y de vez en cuando voy a ver a mis monstruos, con los que vivo un romance perpetuo. Lo llevamos bien.”

Guillermo del Toro

.

.

The Haunted World of

El Superbeasto

.

The Haunted World of el Superbeasto

.

Año: 2009.

Director: Rob Zombie.

Reparto: Tom Papa, Sheri Moon Zombie, Paul Giamatti, Tom Kenny, Rosario Dawson, Brian Posehn, Rob Paulsen.

Tráiler

.

           Son dibujos animados, sí, pero eso no supone en modo alguno la renuncia de Rob Zombie, una de las figuras más personales y relevantes dentro del cine de terror actual, a su particular sensibilidad cinematográfica -principalmente porque, artista polifacético, estos son la adaptación a la gran pantalla de su incursión en el cómic-. Más aún, esta circunstancia contribuye incluso a exacerbarla gracias a  la esencia gamberra y libérrima del proyecto, donde la animación permite además burlar las limitaciones de la imagen real, de la contención cinéfila y hasta de la lógica.

           The Haunted World of El Superbeasto es un catálogo de filiaciones y fetichismos desplegado en el marco de un universo fantástico: uno de esos mundos paralelos que habitan los fanáticos de la ficción terrorífica en estimulante compañía de sus héroes, sus villanos y, especialmente, sus queridos y adorados monstruos.

Todas las criaturas del género -ya sea en su periodo clásico, de serie B, revisionista, de exploitation o contemporáneo-, están citadas a convivir en esta sociedad paralela, como sumergida en los pinceles de Tex Avery o del primer Ralph Bakshi, y en la que un campeón enmascarado de lucha libre mexicana, El Superbeasto, es la celebridad local que combate el crimen que perturba el escenario, en este caso provocado por el ansia del Doctor Satán -antes Steve Wachowski-, por encontrar a su nueva y blasfema esposa, quien despertará definitivamente sus maléficos poderes.

           La película, tan irreverente como cariñosa hacia su objeto de culto, avanza encadenando gags sin mayores pretensiones, sin ataduras argumentales más allá de un esquema elemental. The Haunted World of el Superbeasto es, en síntesis, una herramienta para el disfrute de Zombie y sus amigos, quienes no obstante permiten participar del juego también al espectador -ya sea igual de aficionado que ellos, o no, a este microcosmos- por la vía del humor escatológico combinado con erotismo despendolado y un frenético festival-homenaje metacinematográfico –que, asimismo, por supuesto, abarca inevitables autorreferencias-.

En ocasiones puede resultan un tanto repetitiva a causa de esta ligereza, entregada con devoción a la ocurrencia puntual y la ofrenda desatada, pero a grandes rasgos divierte por su apasionada incontención idólatra y su sentido del delirio.

.

Nota IMDB: 6,1.

Nota FilmAffinity: 5,5.

Nota del blog: 6.

Kill List

29 May

“¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.” 

Gilbert Keith Chesterton

.

.

Kill List

.

Kill List

.

Año: 2011.

Director: Ben Wheatley.

Reparto: Neil Maskell, MyAnna Buring, Harry Simpson, Michael Smiley, Emma Fryer, Struan Rodger.

Tráiler

.

           Si en su debut en el largometraje Ben Wheatley disfrazaba un argumento de thriller con ropajes de drama familiar despojando paradójicamente al relato de su disfraz cinematográfico, en Kill List prosigue amoldando a martillazos los géneros para ajustarlos a una sensibilidad particularísima e intransferible.

           Kill List es una obra mutante, en lo temático, en lo formal y en lo genérico. Arranca como una prolongación estilizada de ese universo expuesto en Down Terrace, donde arquetipos populares del séptimo arte –allí una familia mafiosa, en este caso un asesino a sueldo-, padecían una existencia de lo más vulgar, inmersos en inquietudes cotidianas que resultan por completo antiépicas. De este modo, el filme amanece entre discusiones matrimoniales, conflictos de paternidad y crisis laborales; una argamasa de problemas íntimos que, a su vez, se enmarcan en un mundo en guerra literal –Iraq– y alegórica –el descalabro económico y el desempleo rampante-. Es decir, la realidad cruda.

Sin embargo, de nuevo dosificando información a cuentagotas, el drama se transforma en una intriga criminal en la que, al estilo de cintas como Código del hampa, los propios sicarios pisan un terreno misterioso, que desvela paulatinamente una siniestra cara oculta de la sociedad contemporánea donde ni siquiera las criaturas despiadadas y amorales tienen la supervivencia asegurada.

Comienza así a advertirse claves fantásticas que incomodan la presunta convencionalidad que pudiera tener la película, anunciadas por frases fuera de contexto, repeticiones alucinadas, un registro sonoro inquietante y una ferocidad implacable en el registro de una violencia, el cual no parece tener sentido incluso dentro de las tareas propias de la profesión del protagonista.

Los símbolos, aparecidos como elementos disgregados y disonantes –el grabado tras el espejo, el pacto de sangre, los agradecimientos-, se tornan poco a poco en admoniciones, al son que marca una historia que se adentra en una atmósfera sensorial y argumental incómoda, asfixiante, pesadillesca. La realidad, por mucho que insista la apariencia del escenario, ya no se reconoce como tal. Los sudores fríos se han materializado de forma perturbadora.

           El proceso de reconstrucción de este hombre anodino y desorientado –como definirá el guion en un diálogo- es exigente en su progresión hacia el abismo, porque deja pocos asideros a donde agarrarse tanto en su desconcertante evolución fílmica como en sus repulsivas lecturas acerca del apocalipsis moral del sistema –arriesgando a racionalizar a tientas, se podría interpretar en ella desde la depredación clasista estimulada por el turbocapitalismo hasta la aceptación tácita de la violencia doméstica por parte de la comunidad-.

.

Nota IMDB: 5,6.

Nota FilmAffinity: 6,3.

Nota del blog: 6,5.

El día de la bestia

5 Oct

Primera colaboración de El Crítico Abúlico para Ultramundo. En este enlace, el trabajo completo, con making off y maquetación fotográfica, realizado con ímprobo esfuerzo entre un servidor, Jesús Bernal e Iván Suárez, con la coordinación de Miguel Díaz González. A continuación, tan solo la punta del iceberg.

.

Seguir leyendo

Woochi, cazador de demonios

9 May

«El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.»

Proverbio japonés

.

.

Woochi, cazador de demonios

.

Woochi, cazador de demonios.

Año: 2009.

Director: Dong-hoon Choi.

Reparto: Dong-won Kang, Hae-yin Yoo, Yun-seok Kim, Su-jeong Lim, Jin-mo Jun, Sang-ho Kim, Young-chang Song, Yun-shik Baek.

Tráiler

.

            Conocido por su particularísima y adictiva reinvención del noir y el thriller, el cine coreano también importa de manera más esporádica ciertas obras excéntricas en las que pueden apreciarse asimismo la posesión de unos cánones propios y exóticos.

            Woochi, cazador de demonios mezcla en su coctelera el relato folclórico local, el estilizado cine histórico de artes marciales, el thriller sobrenatural y el humor fundamentado en la hechicería como La bruja novata y el anacronismo como Los visitantes. Woochi, el protagonista del filme, un mago gamberro, fanfarrón y justiciero que persigue demonios en compañía de su perro con cuerpo humano, contagia su espíritu burlón e iconoclasta a una película que es todo desenfado y desprecio por limitaciones temporales, temáticas o estéticas.

            Con su argumento ambientado a caballo entre el siglo XVI -periodo de la dinastía Joseon– y la actualidad, Woochi, cazador de demonios propone una película de vocación netamente popular en la que convive la acción de ribetes mágicos con la predominancia de un humor blanco y simpaticón, basado principalmente en la confrontación entre solemnidad y absurdo, tradición y modernidad. No obstante el guion, entre el despiporre de gags y efectos especiales, deja también abierta una pequeña puerta a la aparición de puntuales destellos de crítica social.

La combinación funciona con eficacia aunque con cierta irregularidad, ya que la diversión se alterna con una ocasional sensación de cansancio. Una apreciación que transcurre paralela a unos personajes interpretados por un reparto con fuerza y que, en definitiva, consiguen resultar carismáticos y entrañables, si bien, al mismo tiempo, tienden a veces a quedarse a un solo paso de empachar con su extravagancia.

            En ambos casos, parte de la culpa cabe achacarla a un metraje excesivo para una producción de estas características. Un rasgo, no obstante, patrimonio también de un tipo de cine no facturado específicamente para consumo occidental, dueño de sus propias reglas de ritmo y duración.

 

Nota IMDB: 6,8.

Nota FilmAffinity: 5,6.

Nota del blog: 6,5.

Anticristo

27 Dic

“Lars von Trier necesita a las mujeres. Las envidia y las odia por ello. Así que tiene que destruirlas.”

Björk

.

.

Anticristo

.

Anticristo.

Año: 2009.

Director: Lars von Trier.

Reparto: Charlotte Gaingsbourg, Willem Dafoe.

Tráiler

.

           Cierto resquemor y despecho se le nota a Lars von Trier, cineasta y provocador. No le vale hacer como Álex de la Iglesia y calificar de brujas a todo el género femenino sin distinción. Von Trier, un hombre que no se anda con minucias, las eleva un peldaño más en la escala del mal: a la categoría de Anticristo redivivo.

            Anticristo es una película mutante. El filme comienza luciendo una apariencia de prólogo moralista, envuelto en un solemne blanco y negro, maneras litúrgicas, un aria de Haendel –la misma que se canta en la taberna de Amanece, que no es poco, hay que decirlo- e imágenes de sexo explícito. Una secuencia en la cual se equipara una acción, el orgasmo desbocado una pareja, con una consecuencia, la trágica muerte de un niño inocente.

En su estado larvario, la obra se adentra en los frágiles límites que separan la cordura de los infiernos de la sinrazón, planteada como la lucha contra el dolor y la culpa de un matrimonio en el que se establecen dos aproximaciones antagónicas hacia un mismo hecho luctuoso: la racional y psicologista de él (Willem Dafoe, encarnación del Mesías en La última tentación de Cristo, ojo) y la emocional y desgarrada de ella (Charlotte Gaingsbourg, premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes por este exigente trabajo).

En el plano formal, el director danés juega con la luz y la oscuridad para describir un combate íntimo y épico, imbuido de una atmósfera onírica y angustiosa cuyas desasosegantes imágenes, repletas de una fuerza malsana y enfermiza, van torciendo poco a poco el recorrido de la película, como respondiendo a esa llamada maléfica que parece componer el incesante repiqueteo de las bellotas y el registro de sonidos que materializan la atmósfera, hacia una lectura sobrenatural y desaforadamente negativa de la condición humana en general, femenina particular.

            Desde una postura tétrica y pesimista, Anticristo se propone desvelar el caos como denominador común de la existencia, la preponderancia de la muerte y de lo grotesco frente a la penosa casualidad y el desolador absurdo de la vida.

            La cinta cautiva y perturba en este aspecto trágico, en el que esos tres mendigos que pululan por el escenario –el dolor, el sufrimiento y la desesperación- bien podrían haber representado el papel de las tres erinias de la mitología griega. En cambio, tras la definitiva metamorfosis del relato, la que otorga significado a las referencias religiosas que venía manejando el guion –el Edén perdido, la tentación y el pecado original, la bruja y su dominación mediante el sexo, el diablo-, es cuando Anticristo pierde los papeles, el halo surrealista se le descabalga para dar paso al exceso y el puro delirio conceptual y visual -nefasto conservar la atención absorbida por la narración-, y comienza a soltar exabruptos misóginos de como poco dudosa justificación.

Una película enajenada (y para mal).

 

Nota IMDB: 6,5.

Nota FilmAffinity: 6.

Nota del blog: 5.

A %d blogueros les gusta esto: