“Algunos me tienen por loco porque siempre intento escapar de los límites, ser un terrorista del género. Me mantengo dentro pero, de vez en cuando, pongo una bomba para intentar volarlo por los aires.”
Lucio Fulci
La conquista de la tierra perdida
Año: 1983.
Director: Lucio Fulci.
Reparto: George Rivero, Andrea Occhipinti, Sabrina Siani, Conrado San Martín.
En cine italiano, que tantas obras maestras había legado en las décadas anteriores, se encontraba ya en los ochenta sumido en una decadencia absoluta, envilecido por la perversión de la commedia all’italiana en forma del éxito de la commedia erotica all’italiana, paralela al destape español, y por producciones que basaban todo su ser en la copia indisimulada de los modelos en boga en el cine norteamericano, desde el spaghetti western y el peplum, el giallo como vuelta de tuerca propia del thriller estadounidense y la ciencia ficción hasta todo tipo de películas de explotación y el terror, películas rodadas con escaso presupuesto, exageración hasta el desquiciamiento de sus códigos arquetípicos y la renuncia a gran parte de la calidad a cambio de la cantidad. No obstante, surgen creadores de cierto talento que renuevan, innovan y extienden nuevas formas de entender estos géneros, influyendo decisivamente en autores posteriores que reivindicarán sin tapujos esta herencia trash o de serie Z.
Este es el caso de Lucio Fulci, músico, productor, director, guionista, actor…, creador de películas de violencia tratada de forma casi pornográfica, provocadoras, tan cínicas como macabras, considerado uno de los padres del gore y reverenciado y referenciado en muchas de sus obras por Quentin Tarantino, en el icono de la posmodernidad cinematográfica.
Los años ochenta verían nacer el auge del cine de espada y brujería de la mano del éxito de Conan, el bárbaro, que derivará posteriormente en multitud de copias e imitaciones a uno y otro lado del Atlántico (El señor de las bestias, Ator el poderoso,…). La conquista de las tierras perdidas es una coproducción española-italiana-mexicana que busca precisamente sumarse a esta corriente, experimento que sería también probado en tierras patrias en un par de producciones de Paul Naschy, imagen del terror nacional, Los cántabros o La bestia y la espada mágica. La película contiene muchos de los elementos característicos de este cine, como la localización en un remoto y mítico pasado inconcreto, el musculoso y rubicundo héroe errante libertador, perversos tiranos enmascarados, brujas sicalípticas,…
Fulci imprime su carácter a la obra -pese a ser totalmente de encargo como reconocería más tarde, ante las acusaciones de decadencia de su cine-, con la hipertrofia de las fórmulas que supuestamente hacía triunfar a estas películas, en este caso una ración doble de tetas, seres monstruosos y sangre y grotescas escalpaciones craneales, con un par de números gratuitos de gore de lo más desagradable que incluyen entre sus víctimas a la sobrina de Camilo José Cela, a la sazón actriz, Violeta Cela.
Por lo demás, la película sigue más o menos el esquema tradicional de epopeya del héroe (Mace, el mexicano George Rivero, bastante mejor actor que otros forzudos del estilo) y su compañero y su encuentro con una malvada tirana y sus secuaces, que subyugan con violencia y terror todo un territorio, y a quien no cabrá más remedio que quitar de en medio atravesando mil y una aventuras que mezclan, sin demasiado sentido, elementos fantásticos, bárbaros y detalles de mitología griega.
Con una banda sonora, efectos de sonido y una estética tremebunda sacados de lo peor de los ochenta –que ya es decir- La conquista de las tierras perdidas ofrece una serie Z pura, de diálogos, escenografía y calidad artística deplorable, aunque si bien con una acción dinámica favorecida por la buena ración de bizarros enemigos que saldrán al paso de los héroes y un cierto punto interesante en la fotografía brumosa, con un desmedido gusto por las imágenes a contraluz, que dan un curioso aire onírico a la cinta que, no obstante, no convendría haber extendido a todo el metraje, que se ve fatal.
A grandes rasgos irritante, pero con algún ocasional encanto tonto e inexplicable.
Nota IMDB: 4,8.
Nota FilmAffinity: 3,8.
Nota del blog: 3.
Contracrítica