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Bombón, el perro

20 Jun

“No, yo cine argentino, no veo…”

Rafael Belvedere (El hijo de la novia)

 

 

Bombón, el perro

 

 Año: 2004.

Director: Carlos Sorín.

Reparto: Juan Villegas, Walter Donado, Gregorio.

Tráiler

 

 

           Siguiendo el éxito de su anterior Historias mínimas, un buen film, sensible, íntima y emotiva, Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián, el argentino Carlos Sorín dirigió su cámara hacia otro relato pequeño sobre grandes valores del sentimiento humano, costumbrista y de cariñosa y veraz mirada sobre gente llana y anónima.

           Como ya hiciera en una de las tres tramas que confluían en la anterior, la cuestión gira en torno a un perro, animal que simboliza como ninguno la fidelidad incondicional ante cualquier adversidad, el apoyo sincero frente a la soledad. Gran ejemplo de ello es la magnífica Umberto D., película clave del Neorrealismo italiano, con quien Bombón, el perro comparte no pocos puntos de coincidencia, como la relativa marginalidad, el desamparo económico y casi afectivo del protagonista y la ya mencionada figura del can como sostén de los rescoldos de ánimo.

Una obra ésta que presenta las andanzas de un hombre que atraviesa una penuria económica y moral tras perder su trabajo y que recobra ilusiones y esperanzas gracias a un enorme y precioso dogo argentino, el cual promete ser campeón de torneos y fuente de prosperidad como semental, quizás símbolo también del país y su futuro, al igual que podría interpretarse en la siguiente película de Sorín, El Camino de San Diego.

            Sorín repite localización en la remota Patagonia, casting amateur, concediéndole el protagonismo al peculiar rostro, entre complaciente y asustado, de Juan Villegas -con quien contaría en pequeños papeles también en sus dos siguientes proyectos- con un personaje homónimo, y una realización que persigue la verosimilitud a través de la ausencia de efectismos visuales, con una amplia presencia de tomas de inspiración documental. La parte argumental también mantiene constantes del cine de Sorín como la búsqueda de la emotividad por medio de la pequeña historia de unos personajes entrañables y reconocibles, retratados con ternura, en cuyas evoluciones se puede palpar cierto halo de optimismo en el porvenir pese a la miseria que se impone tanto en sus vidas como en el país.

             Unas intenciones que, en mi opinión, se resuelven de manera menos convincente que en otros ejemplos notables como Historias mínimas o El camino de San Diego, en lo que resulta una película simpática, honesta, de cierto poso amable, pero de menor calado, con un ritmo menos fluido y unas pretensiones de emotividad que a mi juicio esta vez no logran alcanzarse del todo.

Esta vez obtendría el Premio Especial de la Crítica en el Festival de San Sebastián.

 

Nota IMDB: 7,1.

Nota FilmAffinity: 7,2.

Nota del blog: 6.