Archivo | julio, 2011

Ferocious Planet

31 Jul

“Al final te pagan lo mismo por una mala película que por una buena.”

Michael Caine

 

 

Ferocious Planet

 

Año: 2011.

Director: Billy O’Brien.

Reparto: Joe Flanigan, Dogmar Döring, Catherine Walker, Yare Michael Jegbefume, John Rhys-Davies.

Tráiler

 

 

             Lo de que los currantes del canal SyFy tienen una imaginación desbordada y relativamente simpática, equiparable a la de los creadores de la ciencia ficción de la serie B y las sesiones dobles de los cincuenta, podría ser un hecho. Que la sepan canalizar adecuadamente es algo mucho más cuestionable.

             Ferocious Planet sigue la premisa habitual de las producciones de SyFy, es decir, crear un entorno favorable para la aparición de monstruos de todo tipo y pelaje. Esta vez se debe a la intervención de un maletín que, aunque en principio su función era la de crear energía limpia y renovable – ¡que aprendan esos hippies!-, cual tostadora mágica de Homer Simpson transporta a los incautos protagonistas a dimensiones paralelas a la Tierra. Por supuesto, es un entorno lleno de seres horripilantes y peligrosísimos, esta vez retratados parcamente con un CGI de una cutrez desconcertante, bastante peor incluso de lo que suele ser habitual en sus películas, en las que había llegado a tener un nivel incluso decente en ocasiones. Sí conservan la calidad de siempre (ínfima) unas líneas de guion rellenadas por compromiso, si bien hay que decir que el libreto tiene la honradez de no tomarse muy en serio a sí mismo, hecho que no lo convierte en bueno pero sí en más tolerable, a lo que se suma una actuación principal de Joe Flanigan -conocido por participar en una serie que también explora las posibilidades de las dimensiones paralelas y viajes interestelares como Stargate: Atlantis, de la misma productora-, que sigue esos mismos principios casi autoparódicos. Ya que nos reímos, que sea aposta.

             A pesar de ello, lo rudimentario del tratamiento, como siempre más concentrado en sacar criaturas –aquí solo de una especie, que también es ser – que en establecer unos engranajes de narración mínimos, hace que al final canse igualmente y te importe bastante poco lo que ocurra delante de tus ojos.

 

Nota IMDB: 4,6.

Nota FilmAffinity: -.

Nota del blog: 2,5.

La violencia del sexo

30 Jul

 «Tan guapa actriz como mala la película que ha venido a promocionar.»

Antonio Gasset

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La violencia del sexo

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Año: 1978.

Director: Meir Zarchi.

Reparto: Camille Keaton, Eron Tabor, Richard Pace, Anthony Nichols, Gunter Kleeman.

Tráiler

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           Dentro del cine de explotación, uno de los subgéneros más populares será el denominado rape/revenge -literalmente “violación/venganza”-, inaugurado en 1972 por La última casa a la izquierda, película de Wes Craven que encuentra su inspiración en un autor tan alejado de estos cánones como el sueco Ingmar Bergman y su El manantial de la doncella. Son películas con los patrones de juego bien marcados, con una introducción, nudo y desenlace que vienen a corresponderse con la violación de una joven inocente, su recuperación-conversión en vengadora implacable y las acciones de cruel vendetta contra sus violadores por parte de ella misma o, según casos, por sus familiares, con ese sentido de feminismo tan sui generis de la exploitation –el presente filme también se conocería como Day of the woman-.

            La pervivencia de estos paradigmas se puede notar, además de en remakes de la ya mencionada La última casa a la izquierda o, con mucha más sangre y vísceras, de esta misma I spit on your grave, en tramas como las de la brutal Irreversible o en un amante de los exploitations films como Tarantino en su Kill Bill, también inspirada en una variante similar, propuesta por el francés François Truffaut en la muy recomendable La novia vestía de negro, donde, siguiendo el mismo esquema, la violación queda sustituida por el asesinato, nada más desposarse, del marido de la protagonista.

            Seis años posterior a La última casa a la izquierda, La violencia del sexo -cuyo título original puede remitir a la novela negra Escupiré sobre vuestra tumba, de Boris Vian, que describe una venganza nihilista y desenfrenada con buena carga de sexo, si bien de causas racistas- procede a la copia inmutable de ese patrón. Meir Zarchi extenderá al primer acto, el que centra principalmente el morbo y, por tanto, el supuesto atractivo de estas producciones, a toda la primera mitad de la película, en la que, en vez de optar por una gangbang concisa, alarga para mayor aburrimiento las continuas violaciones de la joven -Camille Keaton, nieta del genial Buster Keaton y que nunca lograría escapar del giallo y la exploitation– en tres secuencias que siguen prácticamente la estructura de una película porno –sexo, descanso, sexo, descanso-, concediendo un metraje desigual a los dos actos siguientes de recuperación y venganza de la ultrajada, puede que más atractivos y dinámicos –quizás se debería decir precipitados- pero con menor relevancia dadas sus más reducidas posibilidades de crear expectación y a las que Zarchi tampoco se molesta en dar una mínima credibilidad que pueda traducirse en algo de intensidad o ambiente malsano para la película, que presenta la factura artística limitada habitual en este tipo de cintas, cuyo pírrico presupuesto se destina casi exclusivamente a buscar el mayor impacto posible en el espectador.

Muy flojita.

Una de las películas más prohibidas y censuradas de la historia.

 

Nota IMDB: 5,3.

Nota FilmAffinity: 5,1.

Nota del blog: 2,5.

Banda aparte

29 Jul

“Siempre me han encantado las secuencias musicales de las películas, e incluso me gustan más cuando las películas no son musicales. Mis secuencias musicales favoritas son las que rueda Godard, porque simplemente surgen de la nada. Son algo tan simpático, tan contagioso. Y el hecho de que no se trate de un musical, y que a pesar de ello detenga la película para meter una secuencia musical, las hace todavía más bonitas.”

Quentin Tarantino

 

 

Banda aparte

 

Año: 1964.

Director: Jean-Luc Godard.

Reparto: Anna Karina, Claude Brasseur, Sami Frey.

Tráiler

 

 

            Consagrado como apóstol de la Nouvelle Vague y de la modernidad por obras como Al final de la escapada, Una mujer es una mujer, Vivir su vida o El soldadito, Godard era ya a mediados de la década de los sesenta una de las figuras más reputadas del cine mundial.

            Siempre apasionado de los seres al margen de la sociedad, incomprendidos y dueños de un mundo de ilusiones propias e intransferibles, con Banda aparte dirigía su mirada a un trío protagonista que no parece conectarse ni al pasado, ni al presente, ni al futuro de un país gris y decadente. Dos jóvenes maleantes, receptores de buena parte de la herencia del Belmondo de Al final de la escapada, que se dedican a engatusar a la inocente y de lánguida belleza Anna Karina –cuarta colaboración con su ya por entonces marido Jean-Luc Godard-, no se sabe bien si por pura pasión amorosa hacia una chica que al igual que ellos no encaja en ningún sitio, o simplemente para convencerla de que les ayude a robar la casa donde vive. Como va mostrando Godard a lo largo del filme, es el propio espectador quien, con la polarización de su imaginación, ha de ir decidiendo si a cada uno le corresponde el papel de bueno, de malo o de ninguna cosa.

             Del mismo modo que en Al final de la escapada con el cine negro, Godard busca dinamitar los conceptos lógicos de un género, en este caso el thriller, para rodarlos, desde ese planteamiento convencional, como nunca se haya hecho antes. Esto incluye principios de la Nouvelle Vague como el minimalista blanco y negro, la iluminación y sonidos naturales y la predilección por escenarios reales frente al estudio, junto con creaciones exclusivas del autor francés -al que hay que reconocer que siempre le gustó en esta primera fase de su filmografía conservar una buena parte de protagonismo en sus obras-, un auténtico innovador en campos como el montaje o el uso de recursos estilísticos tan originales como desconcertantes, posteriormente muy imitados, en unas ocasiones empleados con gran acierto y enorme capacidad poética y de sugerencia –algunos son realmente memorables-, y en otras simplemente pretenciosos, que solo sirven para epatar y sacan al espectador de la película.

             Que el argumento, con algunos fallos evidentes como un final poco trabajado, se supedite muchas veces al ego del creador es el precio a pagar por asistir a un nuevo ejercicio de trasgresión de Jean-Luc Cinemá Godard.

 

Nota IMDB: 7,9.

Nota FilmAffinity: 7,6.

Nota del blog: 7,5.

Clash Of Empires: Battle For Asia

28 Jul

«Hacer películas es mejor que limpiar retretes.»

Klaus Kinski

 

 

Clash Of Empires: Battle For Asia

 

Año: 2011.

Director: Yusry Kru.

Reparto: Stephen Rahman Hughes, Gavin Stenhouse, Jing Lusi, Khir Rahman.

Tráiler

 

 

            Un peplum malayo –nación en auge en los oscuros territorios de Cinetube- se antoja una idea tan bizarra y descabellada que despierta una curiosidad irresistible. Aunque el hemisferio cerebral contrario te augure que su visionado será una mala idea.

Clash Of Empires: Battle For Asia, el filme más caro de la historia del país asiático, pretende recrear la leyenda de uno de los patriarcas locales, el rey Merong Mahawangsa, primer monarca de Langkasuka, en la península de Malaca del siglo II d.C., el cual se afirma era descendiente del mismísimo Alejandro Magno y pasó buena parte de su vida en el Imperio romano, para quien, como experto navegante que era, realizaría diversas misiones comerciales en China antes de naufragar en sus procelosos mares y fundar su propio reino en las costas malayas.

            La película presenta un argumento en el que Marcus, hijo del emperador romano Adriano –idea extraña, puesto que fue un emperador sin descendientes naturales, probablemente a causa de que le gustaban más los caracoles que las ostras-, un muchacho que parece salido de un MBA en Eton College, ha de unirse en nupcias, con el propósito de contribuir a la paz mundial, con la princesa Meng Li Hua, heredera del Imperio chino; a medio camino para ambos, para que nadie sea más que el otro, en la península de Malaca, unas tierras que casualmente viven en el semibarbarismo y la anarquía. El hundimiento de su flota hace que Marcus emplee a sus órdenes a Merong, un bribón pendenciero de misterioso pasado pero hábil marino, muy útil también a la hora de combatir a los malvados y sobrenaturales piratas de las costas malayas.

            Luciendo una ambientación a base de decorados propia de una telenovela de cierto relumbrón barnizada generosamente con un CGI no menos malo que una fotografía lamentable que incrementa exponencialmente el feísmo y el aspecto enturbiado de los efectos especiales y con unos actores que no llegan al nivel de los entrañables intérpretes venezolanos –quizás es culpa mía, que no comprendo la gestualidad propia del actor malayo-, Clash Of Empires está construida a base de coleccionar clichés que ya eran viejos cuando congelaron a Disney –negación del matrimonio de conveniencia, desheredado que encuentra su destino, princesas belicosas y con carácter,…- remozados con influencias de éxitos del Hollywood contemporáneo –Piratas del Caribe, por ejemplo-, en lo que acaba por ser un relato de aventura épica con una estructura insensata, que transcurre a bandazos sin orientarse demasiado, y con un sentido del ritmo atroz, ayudado precisamente porque ese festival de tópicos permite incluso adivinar los diálogos de cada escena.

Mala con avaricia.

 

Nota IMDB: 4,3.

Nota FilmAffinity: -. 

Nota del blog: 2.

Harry Brown

27 Jul

“En principio, escojo los grandes papeles y, si no me viene ninguno, opto por papeles mediocres y, si aún así no hay ninguno, elijo los que sirvan para pagarme la hipoteca.”

Michael Caine

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Harry Brown

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Año: 2009.

Director: Daniel Barber.

Reparto: Michael Caine, Emily Mortimer, David Bradley, Ben Drew.

Tráiler

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            El vigilante encuentra bases firmemente enraizadas en los tiempos de decepción e inestabilidad social de los setenta, más tarde proyectado exponencialmente, una vez despojado de casi todo matiz en su personalidad, en los ochenta de la mano dura y el ojo por ojo políticos, como el principal buque insignia del cine de acción de todo tipo y tamaño, con pervivencia, prácticamente sin variaciones formales, hasta nuestros días, más aún a causa de la nostalgia por ese pasado legendario del cine rudo y sin contemplaciones de la década, como muestran homenajes como Los mercenarios o John Rambo, o remakes como The Mechanic y otros.

             Desde la pérfida Albión, Harry Brown tiene la decencia de devolver a los papeles principales a uno de los galácticos de la gran pantalla, Michael Caine, eso sí, para un papel que hubiera firmado con gusto el mismísimo Charles Bronson. Un rol que hay que recordar no es extraño para el propio Caine, quien ya protagonizó un vengativo thriller setentero pleno de arrestos, Asesino implacable, en la que encarnaba a un matón recorría los bajos fondos de Newcastle para limpiar con sangre la muerte de su hermano, o, ya en el cambio de milenio, en la menos interesante pero aún así medianamente aceptable Shiner, donde su personaje era un mediocre y mafiosete promotor de boxeo, esta vez con el ansia de venganza desatado a causa de la muerte de su hijo.

              En esta ocasión, Caine interpreta al Harry Brown del título, un hombre abatido por las muertes de su esposa e hija –esta más lejana, de niña- que ve cómo la sociedad de su alrededor se hunde en la falta de moral o de valores cívicos, con una juventud nihilista y gamberra que aterroriza el barrio por medio de la violencia aleatoria y sin sentido. Hechos ante los que Brown cierra los ojos hasta que, cómo no, le tocan la fibra con el asesinato del único amigo que le quedaba. Es ahí cuando dejará atrás los remilgos para dar rienda suelta a su furia, destinada a implantar la justicia donde no llega una ley pública dimitida a propia voluntad.

              Pese al esfuerzo de Caine, que dota de un enorme empaque a su personaje, mucho más de lo que se merecía, Harry Brown no deja de ser una película bastante tonta en su desarrollo, donde la ambientación oscurantista que busca Barber, que tenía bastantes posibilidades, serviría de algo si no cayera en la insistencia machacona de regodearse en el tremendismo barato y si no se le echaran a perder por su excesiva duración numerosas escenas –los manidos interrogatorios, ese disfrute con la descripción de lo más sórdido de la marginalidad-, pasajes estos que curiosamente coinciden con cuando Caine se aleja de la cámara, lo que da a entender cuánta parte del peso de la película gravita sobre su personaje y su actuación.

              Una lástima que a un actor superlativo como Caine no se le concedan –o se conceda a sí mismo- papeles protagonistas con mayor asiduidad o que, en todo caso, sea en películas fallidas como esta Harry Brown, la cual, pese a sus referencias al Taxi Driver de Scorsese o su posible punto de lejano encuentro con el Gran Torino de Eastwood –señor mayor que pone orden en un barrio arrasado por la delincuencia juvenil-, tiene mucho más del simplismo reaccionario de El justiciero de la ciudad que de la complejidad dramática y psicológica o el lirismo de los anteriores.

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Nota IMDB: 7,3.

Nota FilmAffinity: 6,2.

Nota del blog: 4,5.

Supernova (El fin del universo)

26 Jul

“No creo que el espectador deba sentir la película. Usted puede sentir a una mujer, pero no puede besar a una película.”

Jean-Luc Godard

Supernova (El fin del universo)

Año: 2000.

Director: Walter Hill.

Reparto: James Spader, Angela Bassett, Peter Facinelli, Lou Diamond Phillips, Robin Tunney.

Tráiler

            Que un director de trayectoria tan irregular como Walter Hill firme esta película con seudónimo algo quiere decir. Más si cabe si la propia productora, tremendamente descontenta con los resultados iniciales del filme, recurriría nada menos que a Francis Ford Coppola para realizar un segundo montaje del mismo.

            Supernova presenta un relato de terror en viajes espaciales en el que la nave y sus tripulantes se ven asaltados por un enemigo que se encuentra o infiltra en ella. Una premisa que obliga la referencia a Alien, el octavo pasajero, de la que precisamente Hill es uno de los productores de toda la saga, desde su primera película hasta los últimos y demenciales spin-off, además de incorporar elementos inspirados por otras producciones de la ciencia ficción más clásica como el concepto de extraterrestre ladrón de cuerpos de El experimento del Dr. Quatermass y otras cuantas.

            Como ocurriera en la nave Nostromo, una variopinta tripulación, capitaneada por diversas y funestas circunstancias por un expiloto militar en prestaciones sociales por desintoxicación (James Spader), se verá acosada por un ente misterioso de procedencia extraterrestre, esta vez encarnado por el guapete buscador de tesoros (Peter Facinelli) al que habían de rescatar y que porta un extraño objeto capaz tanto de regenerar como de acabar con la vida de todo el universo.

             Aunque no comienza del todo mal, el problema de Supernova es que se trata finalmente de una propuesta que resulta bastante convencional, bastante poco interesante, incapaz de ser remontado ni por la pobre dirección, que ofrece una ambientación más falta de iluminación que tétrica y opresiva, ni por un guion firmado hasta por cinco escritores, lo cual es también significativo, y que confunde muchas veces verosimilitud con acumulación de palabrería pseudo técnica, más centrado en ella que en conseguir alguna línea de diálogo mínimamente interesante.

Ni siquiera un acertado Spade en el protagonismo o la siempre destacable presencia de Angela Bassett logran que la película termine por despegar, en lo que acaba por ser una obra ramplona, rutinaria y prescindible.

 

Nota IMDB: 4,4.

Nota FilmAffinity: 4,4.

Nota del blog: 3,5.  

Cuando los cuervos vuelan (Ojo por ojo)

25 Jul

«Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas.»

Sun Tzu

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Cuando los cuervos vuelan (Ojo por ojo)

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Año: 1984.

Director: Hrafn Gunnlaugsson.

Reparto: Jakob Þór Einarsson, Helgi Skúlason, Flosi Ólafsson, Edda Björgvinsdóttir.

Tráiler

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            Si ya había sido trasladada al Japón feudal de los samuráis (la magnífica Yojimbo) y al Salvaje Oeste almeriense (Por un puñado de dólares), ¿por qué no ambientar Cosecha roja, de Dashiell Hammett, uno de los hitos de la novela negra, en la Islandia vikinga?

            Hrafn Gunnlaugsson se ponía manos a la obra en la dirección y participado en el guion para adaptar la novela en una película de vikingos que, no obstante, encuentra su más directa influencia en la obra de Sergio Leone, a la que homenajea claramente, sobre todo en un duelo final calcado. A pesar de ello, ha de reconocérsele una personalidad propia a Cuando los cuervos vuelan, la historia de la venganza obsesiva de un joven irlandés cuyos padres fueron asesinados y su hermana raptada por unos fieros invasores vikingos; una cinta marcada por un fuerte regusto hortera derivado sobre todo de un guion, diálogos y alguna frase lapidaria fuera de lugar que a lo mejor necesitaban un buen repaso y pulido en muchas ocasiones y de una banda sonora chirriante –sí, los ochenta atacan de nuevo- que hay que decir que, se va tranquilizando para bien a lo largo del metraje, incluso con acordes de guitarra probablemente por esa influencia del spaghetti western.

            Paralelamente, el tono de opresivo de necesidad de venganza también se asienta, más disperso y deslavazado en la parte del enfrentamiento entre hermanos y ahora más oscuro y atinado en esta segunda mitad, cuando se desvela el profundo egoísmo obsesivo de las acciones del protagonista, en realidad inútiles, en realidad solo a favor de sí mismo.

Completarán la llamada “trilogía de los vikingos”, obra del mismo director, La sombra del cuervo y El vikingo blanco.

 

Nota IMDB: 7,1.

Nota FilmAffinity: 6.

Nota del blog: 7.

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