Archivo | diciembre, 2015

Las mejores películas de 2015

31 Dic

Después de los repasos de 2013 y 2014 y coordinado por el sin par Antonio Cabello desde Esencia de Cine, se asienta la tradición cinéfila del top ten anual, lo que siempre es un placer dados los debates que propicia dentro de este pequeño grupo de amantes del cine. No he visto todo lo que deseaba, para variar, y de lo que he visto, ninguna película coronaría el pódium de 2013 (menudo pódium aquel, todo sea dicho). De hecho, mi película favorita de 2015 solo entraría en el tercer puesto del año pasado. Lo de costumbre: la cosa se aprieta entre la cuarta y la décima plaza, que son casi intercambiables la mayoría de veces. No obstante, este curso confirmo tanto mis filias hacia ciertos rasgos temáticos -el nihilismo, las lecturas socioculturales sobre América-, como mis dificultades ante el cine elitista de elevadas pretensiones estéticas y una sutileza tan afinada que, a fin de cuentas, termina por dejarme sensación de vacío y de que tratan de venderme crecepelo –Jauja, The Assassin-. Nunca está de más insistir que, en ambos casos, todo es problema de un servidor, para bien o para mal. En fin, que como decía aquel, son todas las que están, pero no están todas las que son. Que 2016 sea un año de gran cine. 

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Deuda de honor (The Homesman)

30 Dic

“Recuerda que eras tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida.”

Billy Wilder

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Deuda de honor

(The Homesman)

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Deuda de honor (The Homesman)

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Año: 2015.

Director: Tommy Lee Jones.

Reparto: Tommy Lee Jones, Hilary Swank, Grace Gummer, Miranda Otto, Sonja Richter, David Dencik, William Fichtner, Jesse Plemons, John Lightgow, Tim Blake Nelson, James Spader, Hailee Steinfeld, Meryl Streep.

Tráiler

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            Mucho de western tenía ya Los tres entierros de Melquíades Estrada, repleta de personajes crepusculares con un anacrónico sentido del deber, la moral y las relaciones humanas. Deuda de honor (The Homesman), el segundo largometraje para el cine de Tommy Lee Jones desde la silla de director, mantiene estas constantes, si bien ya ambientadas en el Salvaje Oeste decimonónico, territorio histórico por definición del género. De hecho, la estructura de ambas –el viaje irracional de una pareja de personajes contrapuestos- es muy semejante.

            El filme adapta una novela de Glendon Swarthout que ya había estado bajo la mira de Paul Newman, quien no lograría llevarla a buen puerto a finales de los ochenta. En la introducción, sus imágenes se adentran en un terreno que, de tan áspero, se torna metafísico, desbordado de muerte, violencia psicológica, plagas bíblicas y locura; esta última personificada por las tres mujeres a las que los protagonistas, Mary Bee Cuddy (Hilary Swank) y George Briggs (el propio Jones), deben devolver a la civilizada costa este para que recuperen la cordura perdida en este erial dejado de la mano de Dios.

No obstante, una de las vertientes dramáticas Deuda de honor parte precisamente de esta línea entre la razón y la sinrazón sobre la que cabalga Cuddy, atormentada por la soledad y la lejanía de sí misma –el Este, la música-. “Quiéreme, te lo ruego”, le implora al Altísimo, como le podría rogar a cualquier otro individuo que transite los fotogramas. Pero, en un curioso giro de la perspectiva que pasa a husmear el Oeste clásico de Clint Eastwood, la evolución realizadora/redentora le corresponde a su partenaire masculino, un tipo ajeno a responsabilidades y ataduras.

            Sobre esta base transcurre una película en la que se aprecia el movimiento de aproximación física y emocional que concita este errar eterno y acaso esperanzado, tendente a forjar familias heterodoxas y de aluvión; uno de los patrimonios clásicos del western, traslación misma de la naturaleza de los Estados Unidos. Jones entrega una obra donde el talento estético se encuentra a la par de un argumento terrible y enérgico, rebelde y taciturno, agotado y de conmovedora resistencia humana.

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Nota IMDB: 6,6.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 7,5.

Pintura de guerra

28 Dic

La serie B también es cine. Un western pequeño pero aprovechable para Bandeja de Plata.

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The Tribe

26 Dic

“Hay dos cosas que la gente cree que, como persona con discapacidad, tú no puedes hacer: pelear y tener sexo. Yo soy cinturón negro y tengo un polvo cojonudo.”

Mat Fraser

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The Tribe

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The Tribe

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Año: 2014.

Director: Miroslav Slaboshpitsky.

Reparto: Grigoriy Fesenko, Yana Novikova, Rosa Babiy, Alexander Dsiadevich, Yaroslav Biletskiy, Ivan Tishko, Alexander Osadchiy, Alexander Sildenikov, Alexander Panivan.

Tráiler

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            Asalta una pregunta cuando uno ve The Tribe. ¿Sería una película muy distinta a cualquier otra del subgénero adolescentes en un internado si emplease lengua hablada y/o subtítulos en vez de estar protagonizada por chavales sordomudos y expresada en exclusiva con lengua de signos (ucraniana, además)? Pues probablemente no, puesto que el meollo del asunto no es enfrentar los recursos propios de las personas con discapacidad contra una realidad hostil de espaldas hacia esta particularidad. Aquí, la lengua de signos es el vehículo común de expresión, compartido por todos los personajes sobre el escenario. Así que, en definitiva, sí, The Tribe es una película donde, a priori, el único factor de distinción, extraño al espectador, es la utilización por parte de los personajes de una lengua incomprensible.

No obstante, es entendible que esto forma parte del juego propuesto: dentro de un arte propenso a tratar a las personas con discapacidad con un paternalismo reconfortante para la platea general, The Tribe, decimos, no hace distinción entre adolescentes conflictivos con o sin discapacidad. Los jóvenes de The Tribe son cabrones, se pelean con violencia, quieren follar, abusan los unos de los otros y se emborrachan. Situaciones extremas –prostitución, alcohol, delincuencia de todo pelaje- que, por fortuna, no llega al extremo de las patochadas de, pongamos, un Larry Clark y sus intentos infantiles de ‘épater le bourgeois’ -aunque quizás no se ve así porque, desde occidente, se tiene en muy poca estima la capacidad de Ucrania para garantizar la ley y los derechos de sus ciudadanos; un poder también cuestionado por la cinta con su reflejo de la desprotección de este colectivo especialmente vulnerable-. Más bien, debido a la casi absoluta ausencia de adultos –más decisiva en cambio andando el metraje-, este internado recordaría a la isla de El señor de las moscas.

            Así pues, teniendo en cuenta la naturaleza universal de los personajes, se retorna de nuevo a la discusión acerca de la comunicación humana y su universalidad primaria, así como, por extensión, acerca de otro lenguaje, el del cine, y sus convenciones o tópicos. A lo largo de la función, resulta sencillo identificar cada tipo humano de un vistazo: el inocente, el graciosete, el listillo, el bruto, el macho alfa, los secuaces, la femme fatale,…

Miroslav Slaboshpitsky, director y guionista, compone de esta forma una obra que pertenece por pleno derecho a este citado subgénero de internados problemáticos y que, más aún, no se sale nunca de sus límites habituales. En consecuencia, si dejamos de lado estos debates antes aludidos y si ‘traducimos’ mental y automáticamente la lengua de signos, nos quedamos con un filme no exento de  clichés –lo que abarcaría también el algo tosco desenlace catárquico- y donde el dibujo de personajes se desinfla un tanto, en especial cuando aflora la igualmente roma relación de amor imposible, deseo irrefrenable, celos y ansia de liberación entre el protagonista –un recién llegado, como el espectador- y una veterana de mil guerras del lugar.

En compensación, Slaboshpitsky ofrece una realización poderosa, donde las escenas se organizan a partir de una sucesión de vigorosos y veristas planos secuencia que, combinados con la crudeza física y sin cortapisas de la narración –así en la vida como en la muerte-, convierten al público en uno más de esta tribu de sordomudos ucranianos, tan salvaje como cualquier otra.

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Nota IMDB: 7,3.

Nota FilmAffinity: 6,7.

Nota del blog: 7.

The Salvation

24 Dic

“El Oeste nunca cambia, lo que otorga una gran libertad al director.”

Jean Renoir

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The Salvation

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The Salvation

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Año: 2014.

Director: Kristian Levring.

Reparto: Mads Mikkelsen, Eva Green, Jeffrey Dean Morgan, Jonathan Pryce, Éric Cantona, Mikael Perstbrand, Alexander Arnold, Douglas Henshall, Nanna Øland Fabricius.

Tráiler

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            El western, decía Clint Eastwood, es una de las escasas aportaciones culturales genuinas de los Estados Unidos al mundo. Su lenguaje y su temática, heredera en el mejor de los casos de las grandes tragedias griegas, es comprensible en cualquier lugar, por cualquier individuo. En el peor, ofrece al menos un microcosmos de fantasía bien pautado en el que, a partir de unos arquetipos bien definidos, poder componer obras igualmente universales, como se pudo comprobar en la miríada de westerns europeos –spaghetti westerns, chucrut westerns, chorizo westerns,…- que proliferaron como sucedáneo a medio camino entre el homenaje y la caricaturización, siempre demostrando una idiosincrasia particular y con un empleo característico de los tópicos, de un género colosal inmerso en una agonía que se prolonga, con apenas repuntes de vigor, hasta el presente.

            The Salvation es uno de estos westerns europeos y europeizados, pero situado completamente fuera de su tiempo, con uno de esos repartos marcianos que solo podían juntar este tipo de aventuras enloquecidas –un héroe rugoso del viejo continente como Mads Mikkelsen, estrellas invitadas desde otra dimensión como Éric Cantona y Oh Land, un cañón de mujer como Eva Green, veteranos de todo tipo de batallas como Jonathan Pryce-. Intérpretes a cargo de arquetipos, cabalgando sobre la paradigmática violencia de este reducto cinematográfico –directa a la frente, sin miramientos- a lo largo de un argumento tradicional de destrucción y redención traumática del protagonista –la violación de la paz, el guerrero que no puede escapar de la guerra, la venganza sangrienta para restaurar quizás el equilibrio-, rastreando por el camino tenues evocaciones de tótems como Jesse James.

Pero además, esta producción danesa agrega a la coctelera notas de velado exotismo –el paisaje sudafricano como sosias colorido de los desiertos tejanos, como otrora hiciera por ejemplo Almería- y chispazos de electricidad moderna –un empleo del chroma para completar el escenario, que dota a los fotogramas de cierto regusto a viñeta-. Tan nueva, tan antigua.

            Adaptado a estos cánones aunque sin ceder a una nostalgia que a estas alturas no procede, Kristian Levring sabe ser apropiadamente conciso y concreto en la narración a pesar de, por otro lado, exhibir desagradable tendencia a mover la cámara sin necesidad y sin demasiado sentido, a modo de contraproducente concesión al sello personal. Es decir, que The Salvation, apoyada especialmente por el carisma primitivo de Mikkelsen, es mejor cuanto mejor asume su esencia de serie B y más correosa se muestra, desde un convencionalismo bien entendido y representado.

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Nota IMDB: 6,8.

Nota FilmAffinity: 6,6.

Nota del blog: 5,5.

Una paloma se posó en una rama para reflexionar sobre la existencia

23 Dic

“Se nace sin objeto, se vive sin sentido… y al morir, no queda nada.”

Ingmar Bergman

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Una paloma se posó en una rama para reflexionar sobre la existencia

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Una paloma se posó en una rama para reflexionar sobre la existencia

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Año: 2014.

Director: Roy Andersson.

Reparto: Holger Andersson, Nils Westblom, Charlotta Larsson, Jonas Gerholm, Ola Stensson, Lotti Törntos, Oscar Salomonsson, Viktor Gyllenberg, Roger Olsen Likvern.

Tráiler

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            Si William Shakespeare le hacía decir al trágico Macbeth que la vida es “un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido”, Roy Andersson, alcanzada la conclusión de su trilogía existencialista que había iniciado con Canciones del segundo piso y La comedia de la vida, parece opinar que la vida es en cambio un poema desvencijado, compuesto y recitado por una cría con discapacidad intelectual.

            En Una paloma se posó en una rama para reflexionar sobre la existencia Andersson, tan incisivo e inclemente como sarcástico en su exploración de las cuitas del ser humano contemporáneo, arroja contra la cámara una colección de viñetas cuyo patetismo desnuda el absurdo inherente a la existencia de cada uno de nosotros, pobres diablos. Con un plano fijo para cada una, siempre a distancia teatral de sus personajes, colores pastel apagados en contraste con la piel cerúlea y el cabello coloreado de sus tristes personajes, inconmovible laconismo en los diálogos y un desconcertante sentido de la tensión narrativa y visual, el cineasta sueco vuelca el proverbial pesimismo existencialista nórdico –que en el cine tiene como nombre mayúsculo a su compatriota Ingmar Bergman-, si bien tratándole con absoluta irreverencia.

            Entre equívocos ilógicos, marginadas en pantalla a espaldas de otros presuntos protagonistas de nada, en la intimidad del recuerdo perdido, en medio de un pastiche de ferocidad irracional, envueltas en inopinadas escenas musicales,… Andersson encadena sus instalaciones de mohíno grand-gignol a través de pequeñas rimas tan aparentemente sin sentido como en realidad demoledoramente reveladoras –el “me alegro de que estés bien” como muletilla vacía de significado-, así como por la repetición de algunos actores/personajes y la confección de cierto hilo dramático en un par de ellos, en especial la lamentable pareja de vendedores de artículos de broma que “solo quieren que la gente se divierta” y que, no obstante, personifican esa continua decepción de vivir que ya encarnaban sus colegas protagonistas de Salesman, plasmación del deprimente desencanto hacia el falaz sueño americano.

Sin embargo, puntean la función ciertas secuencias más luminosas -y por ello no menos absurdas- como la de la madre que hace carantoñas a su bebé en un parquecillo, la pareja de amantes que se magrea en la playa o esa grandiosa canción coral en el bar de Lotta ‘la Coja’, que encontrará una especie de correspondencia ulterior –esas rimas aludidas- precisamente en otro bar por donde, caprichos del libreto, atraviesan las tropas del rey Carlos XII en los momentos previos y posteriores a la decisiva batalla de Poltava, acontecida en ¡1709! y punto final de la condición de Suecia como potencia europea.

            Pero Andersson no se ríe por reír. A fuerza de encadenar el absurdo de la existencia, el autor también lanza con el filme unas atronadoras advertencias a propósito de la naturaleza del homo sapiens, con sus presuntos valores éticos, morales y filosóficos degenerados por la sinrazón a la que mueven las costumbres del presente –“¡No serán cosas para discutirlas en medio de la noche, que mañana hay gente que tiene que ir a trabajar!”, le descerrajaran a un personaje que por fin se detiene a cuestionarse la sociedad y su propio ser-. Una degeneración que, en consecuencia, es capaz de corromper sin remedio cumbres del ingenio de la especie como la ciencia –la investigadora que habla del tiempo en mitad de un cruel experimento- o el arte –el perturbador concierto colonial-.

Desconcertante, hilarante y aterradora.

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Nota IMDB: 7,1.

Nota FilmAffinity: 6,1.

Nota del blog: 8,5.

Kaos

22 Dic

“La madre tierra que quita y da la vida, esta es la Sicilia de Pirandello, isla fabulosa y real que alberga una variedad inimaginable de tipos, de caracteres, de mentalidades, además de dialectos, debido a la diversidad de pueblos invasores que se han acercado a ella en el tiempo.”

Luigi Pirandello

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Kaos

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Kaos

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Año: 1984.

Directores: Paolo Taviani, Vittorio Taviani.

Reparto: Margarita Lozano, Claudio Bigagli, Enrica Maria Modugno, Massimo Bonetti, Franco Franchi, Ciccio Ingrassia, Maria Lo Sardo, Biagio Barone, Salvatore Rossi, Pasquale Spadola, Omero Antonutti.

Tráiler

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            Sicilia, tierra desbordada por la tragedia, el trauma, la pobreza y lo mágico. Alejado en cierto modo del realismo documental de otro canto a la naturaleza tumultuosa y fascinante de la isla mediterránea como el que Francesco Rosi ensayaba en Salvatore Giuliano, los hermanos Paolo y Vittorio Taviani se sumergen en Kaos en la particularísima obra del literato sículo Luigi Pirandello para iluminar los cuatro relatos cortos más un epílogo escogidos de Cuentos para un año, publicado en 1933, un año antes de su conquista del premio Nobel de las letras.

            El protagonista de estos cinco fragmentos, pues, es este territorio sobrecogedor y caótico, al que se invoca a través de un paisaje que parece determinar la suerte de sus moradores; del vuelo de un cuervo que desde el cielo observa el devenir del hombre siciliano; de la ascendencia de lo atávico manifestada en la pervivencia en ruinas de los monumentos de la antigüedad clásica. Son así cinco historias que, contextualizadas y enclavadas a esta tierra de llanto, fecunda y destructiva, retratan la violenta colisión y la inseparable convivencia de la existencia prosaica, severa y visceral con las poderosas resonancias de lo sobrenatural y la inexorable influencia de un fatalismo eterno.

La pervivencia del pasado doliente en L’altro figlio y Mal di Luna; el influjo fantástico que envuelve esta última y La giarra; el permanente conflicto entre dominantes y dominados que desequilibra la sociedad insular en ésta y la siguiente Requiem. Al igual que la goma milagrosa del alfarero que protagoniza La giarra, la estructura de la narración parece ensamblar con inconmovible firmeza cada uno de los segmentos, conformando ese conjunto que reconstruye la cosmogonía de Sicilia, su idiosincrasia, su folclore particular y su dura realidad presente –es interesante en este punto la repetición de algunos actores en varios cuentos-.

            Filme monumental, de metraje incontenido y arduo –superior a las tres horas-, Kaos acomete el reto de plasmar en imágenes la prosa rica y compleja del autor agrigentino. Los Taviani tratan de construir fotogramas rotundos y poderosos, que unas ocasiones se encuentran con las dificultades de la producción –una fotografía poco lucida, principalmente- o con el característico estilo directo y aquí inconvenientemente verista de los cineastas, mientras que en cambio en otras sí se ven favorecidos por la comparecencia tiránica del escenario –la barroca Ragusa, las hostiles montañas, los resecos páramos, la costa prometedora, la áspera y ensoñada Lípari-, así como por la fuerza colosal de las canciones tradicionales de la banda sonora, verdadera emanación de la virulenta mitología local.

Aquí, quizás el pasaje onírico del colofón, Colloquio con la madre, protagonizado por una proyección del propio escritor, intermediado por el rostro de Omero Antonutti, sea el más logrado estéticamente en comparación con el resto de episodios, en los cuales la sensibilidad artística de los hermanos cineastas no termina de corporeizar con la suficiente contundencia una atmósfera definitoria.

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Nota IMDB: 8,1.

Nota FilmAffinity: 7,1.

Nota del blog: 7.

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