“La adolescencia es la época más dura de la vida, que es justo cuando las emociones van a 100 kilómetros por hora.”
Freddie Prinze Jr.
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La escurridiza,
o cómo esquivar el amor
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Año: 2003.
Director: Abdellatif Kechiche.
Reparto: Osman Elkharraz, Sara Forestier, Sabrina Ouazani, Nanou Benhamou, Hafet Ben-Hamed, Aurélie Ganito, Carole Frank.
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Actor convertido en realizador para dar rienda suelta a las inquietudes que el etnocentrismo del cine y los clichés asociados a su extracción étnica tunecina no le permitía desarrollar desde la interpretación, Abdellatif Kechiche se consagraría ante la Academia francesa con La escurridiza, o cómo esquivar el amor, sorprendente vencedora de cuatro premios César –mejor película, director, guion y actriz revelación, nada menos- frente a las más populares Los chicos del coro y Largo domingo de noviazgo.
Muestra de ese talante privado de su filmografía, La escurridiza fusiona dos vertientes de la personalidad de su autor: la compleja convivencia social en una Francia multicultural y un profundo bagaje cultural.
Kechiche se sirve de la pieza teatral Juegos de amor y fortuna de Pierre de Marivaux -una reflexión en clave de comedia de enredos a propósito del inapelable peso de la naturaleza y la clase social en el destino del individuo- para extrapolar su temática a la vida cotidiana de unos chavales nativos de los ‘banlieus’ de la Francia contemporánea, quienes precisamente deben abordar dicha obra en el instituto. Un recurso, el del paralelismo entre las lecciones de literatura y la vida real, que por cierto reciclaría como contrapunto un tanto discursivo en la reverenciada La vida de Adèle.
El naturalismo predomina a la hora tanto de componer los diálogos y las relaciones entre personajes como en la puesta en escena del filme –cámara de movimientos libres, abundantes primeros planos que emplean con expresiva habilidad el punto subjetivo-. Gracias a ello, Kechiche realiza una nueva demostración de su talento para crear protagonistas creíbles y soberbiamente matizados, vivos e identificables en su enmarañado trasfondo sentimental, despojados de los sensacionalismos baratos y los excesos dramáticos típicos del peor cine social. Se trata en este caso de jóvenes perfectamente captados desde las líneas del libreto, los enfoques del objetivo y las estimables interpretaciones del elenco.
Pero también por esta misma razón, uno tiene la dudosa oportunidad de asistir –como hace años en su propia experiencia vital- a rifirrafes adolescentes sobre líos de pareja a través de discusiones a grito pelado que pueden llegar a producir un mortificante ‘efecto gallinero’, provocado por ese mismo desprecio naturalista por meter un poco de tijera que arreglase y modulase impostada (y cinematográficamente) el extensísimo caos dialéctico de las mismas.
La mayor o menor paciencia del espectador (en el que suscribe, escasa) determina en buena medida el éxito de una propuesta en la que, en cualquier caso, se pueden reconocer verdaderas muestras de agudeza.
Nota IMDB: 7.
Nota FilmAffinity: 6,2.
Nota del blog: 6.
Contracrítica