Archivo | marzo, 2015

’71

31 Mar

“Hago películas sobre temas que me interesan. Pueden ser carreras de coches, aviones, un western o una comedia, pero el mejor drama para mí es el que muestra al hombre en peligro. No hay acción donde no hay peligro”

Howard Hawks

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’71

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'71

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Año: 2014.

Director: Yann Demage.

Reparto: Jack O’Connell, Sean Harris, Sam Reid, Richard Dormer, Charlie Murphy, David Wilmot, Killian Scott, Barry Keoghan, Paul Anderson, Martin McCann, Corey McKinley.

Tráiler

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           Cuando se protagoniza en solitario, el tema de del soldado abandonado tras las líneas enemigas, fundamental en el cine bélico y otros afines como el western, se convierte en un despiadado relato que conecta con el atávico espíritu de supervivencia del hombre, enfrentado a la hostilidad irracional del universo. Pero dado que aquí el factor de amenaza acostumbra a ser en exclusiva el hombre convertido en lobo para el hombre, dicha premisa puede ofrecer el escalpelo ideal para diseccionar la propia sinrazón humana.

           A través de su recorrido desesperado por las calles de la Belfast de 1971, infestadas de católicos nacionalistas y protestantes lealistas en permanente carnicería, el recluta Gary Hook (Jack O’Connell) desgrana involuntariamente el absurdo que constriñe a un conflicto enmarañado en una miríada de facciones y grupúsculos tan numerosos que, a fin de cuentas, disuelven cualquier motivación original que explique su odio o su adhesión a una causa para hermanarse en cambio en un delirio común, explotado por titiriteros como el capitán Browning de la contrainsurgencia británica (Sean Harris).

           ’71 entreteje con habilidad y tensión el espectáculo de acción que sirve la desorientada huida del militar inglés por territorio enemigo junto con un discurso antibélico de justificado pesimismo que retrata con economía y precisión un microcosmos despojado de honor y humanidad, conquistado a sangre y fuego por la guerra sucia, la violencia psicótica, el egoísmo recalcitrante y la animadversión irreconciliable. Pocos razonamientos se escuchan en los diálogos escritos por Gregory Burke, aparte de crudos y primarios insultos o vagas consignas de odio, adueñados de una ciudad enajenada donde los últimos vestigios de empatía elemental aparecen siempre marginados o acosados por esa masa encolerizada que se encuentra absorta en una inacabable espiral de destrucción.

           Debutante en el largometraje al igual que Burke, Yann Demage exhibe músculo y pulso narrativo en una combinación de cámara al hombro y arrebatos de naturalismo urgente al estilo de Paul Greengrass y su Bloody Sunday (Domingo sangriento) con un penetrante empleo de la luz y el color que juega con la densa oscuridad de la noche y su abrupto e inquietante contraste con el resplandor de la luz artificial y las llamaradas enrojecidas del fuego infernal que se ciernen sobre el protagonista desamparado.

La aventura por los infiernos de la razón del soldado Hook sigue un crescento paralelo al de la peligrosidad de las armas que se emplean contra él y al de la expansión del caos, la agresividad y el horror por la superficie de esa ratonera nocturna y destartalada de una Irlanda del Norte que es, a la vez, su mismo país y un escenario extraño, irreal, atroz e inexplicable. Una carrera al borde del abismo que, en consecuencia, representa el despertar del sueño de la inocencia a la pesadilla de la realidad.

 

Nota IMDB: 7,2.

Nota FilmAffinity: 6,7.

Nota del blog: 7,5.

Cabeza borradora

30 Mar

“David Lynch es el James Stewart de Marte.”

Mel Brooks

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Cabeza borradora

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Cabeza borradora

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Año: 1977.

Director: David Lynch.

Reparto: Jack Nance, Charlotte Stewart, Judith Roberts, Laurel Near, Jeanne Bates, Allen Joseph, Jack Fisk.

Tráiler

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           Como estar un domingo de resaca, padeciendo un ataque de fiebre, y combatirlo con una infusión de peyote para luego hacer la siesta con la calefacción alta. Algo parecido propone el inimitable David Lynch en su debut en el largometraje con Cabeza borradora.

           Después de estudiar las posibilidades de la pintura y ensayar su talento en varios cortometrajes, Lynch exploraba un nuevo arte con la ayuda de la American Film Institute Conservatory, que financiaría 10.000 dólares esta primera obra de larga duración. No obstante, el dinero resultaría insuficiente para completar el filme, que no quedaría concluido hasta varios años más tarde gracias al esfuerzo personal de Lynch -quien incluso llegó a vender periódicos para obtener capital-, y el auxilio económico de varios de sus amigos y allegados.

De este modo, cuarenta cafés diarios mediante, Lynch verterá sobre el celuloide una galería de temores cervales y experiencias traumáticas que se materializarán en las pesadillas de un apocado joven residente en una sórdida y desolada área industrial norteamericana (Jack Nance, el que será su actor fetiche). Acorde a la sensibilidad del incipiente cineasta, Cabeza borradora no es un filme narrativo, sino una sucesión de experiencias sensoriales donde la imagen y el sonido se concatenan para exudar lo morboso y lo grotesco que reside en el fondo de la mente humana, encadenados en el subconsciente más profundo.

           Ante los ojos huidizos y desorientados de Nance, peinado con el mismo estilo que el director, el espacio se encuentra dominado por la presencia de un bebé monstruoso que parece ser la somatización del interior alucinado del protagonista, desequilibrado y desbordado por pulsiones de sexo, muerte y enfermedad. Abandonada en un surrealismo inescrutable, Cabeza borradora ejerce sobre el espectador una malsana y angustiosa hipnosis intermediada por composiciones enigmáticas, perturbadoras y patéticas, dotadas de una gran potencia visual, equiparable a la del cine mudo, y extraída también del poderoso blanco y negro de Frederick Elmes –parte de ese equipo habitual que se forma aquí y con quien repetirá colaboración en Dune, Terciopelo azul y Corazón salvaje-, así como del juego con las sombras, texturas y geometrías del escenario, y, como decíamos antes, del invasivo e inquietante empleo del registro sonoro.

           El impacto de Cabeza borradora ejercería una gran influencia en autores tan variopintos como Charles Bukowski, H.G. Giger, John Waters, Peter Greenaway, Mel Brooks -quien le otorgaría la oportunidad de llevar a cabo El hombre elefante– o Stanley Kubrick -que la revisaría a fondo para sumergirse en el horror que deseaba concentrar en su venidera El resplandor-.

 

Nota IMDB: 7,4.

Nota FilmAffinity: 6,8.

Nota del blog: 7,5.

Magical Girl

27 Mar

El original, en la sección DVD de Cine Archivo, que este mes viene cargadita, cargadita.

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El gran miércoles

26 Mar

“El surf es una historia interminable. Siempre habrá una nueva ola que el surfista quiera cabalgar.”

Kelly Slater

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El gran miércoles

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El gran miércoles

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Año: 1978.

Director: John Milius.

Reparto: Jan-Michel Vincent, William Katt, Gary Busey, Patti D’Anbarville, Lee Purcell, Sam Melville, Darrell Fetty, Reb Brown, Gerry Lopez.

Tráiler

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            Siento debilidad por los narradores viscerales, aquellos que vuelcan una incontenible pasión existencial en cada uno de sus fotogramas con el fin entusiasta -y no siempre suficientemente apreciado-, de compartir emociones por medio de un relato.

            No soy aficionado al surf, ni aprecio esa mística ‘new age’ del contacto orgánico con el mar y la paz espiritual que por lo visto proporciona cabalgar las olas. Pero en cambio me entusiasma cómo El gran miércoles expresa la nostalgia del paraíso perdido y su rebeldía contra los sinsabores de la vida, conceptualizada en el combate del hombre contra el océano interminable y eterno, cuerpo a cuerpo. La reivindicación de una forma de entender la existencia, de uno mismo en definitiva, en contra de los elementos y de las presiones de una sociedad que nada sabe de sueños ni de romanticismo –la guerra de Vietnam; la imposición del matrimonio, la emigración al interior y el pago de impuestos- y que constata el fin de la inocencia de una generación y, por extensión, del país norteamericano al completo.

            John Milius, contador de historias por vocación y talento, vuelca sus inquietudes íntimas en una historia melancólica y crepuscular, aunque también irreductible y furibunda, por medio de la figura de tres amigos -el juicioso, el alocado y la leyenda-, hermanados entre ellos e incluso con el propio director –aparte de un fugaz cameo, alguna de las fotografías de los créditos iniciales procede de su álbum privado- gracias a su devoción común por el surf.

El temperamental cineasta, en calidad de director y guionista –acompañado en esto último por su colega de afición Dennis Aaberg-, escribe la crónica de un auge, una caída y una redención cotidiana, tan apesadumbrada como impetuosa. Desde ese Valhalla costeño de beldades rubias, parrandas adolescentes y tótems imperturbables –Beard, artesano del mar que elabora cada tabla como si de un ritual mágico se tratara-, hasta el destierro de este reino de felicidad, hedonismo y juventud, Milius se sumerge en un universo casi mitológico donde sus héroes se encuentran inmersos en la incesante persecución del “gran día” al que están destinados.

No obstante, explica Milius por boca del chamán Beard, la conquista de la gloria es un placer solitario y que conduce sin remedio a la perpetuación de esta melancolía irreparable.

            Con el atronador Pacífico de fondo, pulsación frecuente del estado de ánimo del filme y sus personajes, El gran miércoles es una obra imperfecta, perjudicada en ocasiones por un sentido épico y dramático un tanto ingenuo en su arrebatamiento, pero también capaz de sobreponerse a cualquier defecto con la fuerza de su espíritu torrencial y ardoroso.

 

Nota IMDB: 7,3.

Nota FilmAffinity: 6,5.

Nota del blog: 7,5.

El extraño amor de Martha Ivers

25 Mar

Un melodrama teñido de noir para Bandeja de Plata. Y con un casting masculino extrañísimo.

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Babadook

24 Mar

«Nunca he visto una película más terrorífica que Babadook.”

William Friedkin

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Babadook

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Babadook

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Año: 2014.

Directora: Jennifer Kent.

Reparto: Essie Davis, Noah Wiseman, Hayley McElhinney, Barbara West, Daniel Hensall, Cathy Adamek, Benjamin Winspear, Tim Purcell.

Tráiler

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            “¡Tu padre se murió para no tener que estar contigo! ¡Nadie te quiere!”, le grita una niña al incomprendido chaval alrededor del cual orbitan los monstruos de Babadook, obsesionado con estas amenazas imaginarias y que, para horror de los adultos, no duda en hablar de ellas con cualquier crío que se cruce en su camino. Los verdaderos monstruos y las agresiones más flagrantes, por tanto, proceden de la absoluta realidad.

            La producción australiana, una de las sensaciones de la temporada en el género, explora esta dicotomía entre la traumática realidad –la viudez, la orfandad, la marginación, la soledad- y la creación de monstruos alegóricos que no son sino la somatización psicológica de estos males cotidianos.

Babadook describe la caída a los infiernos de la locura de una madre acosada por el recuerdo de su marido, muerto en un trágico accidente, y por las dificultades de criar en solitario a un niño con serios problemas de adaptación. Interpretada por la dulce Essie Davis, su figura parece heredar la inocencia y la fragilidad de la Rosemary Woodhouse de La semilla del diablo, sin embargo combinada aquí con la percepción condicionada por la estricta moral anglicana y alterada por la perversa ambigüedad de sus pupilos que sufría la sugestionable institutriz de Suspense y el universo siniestro y amenazador que la demencia despierta en el Jack Torrance de El resplandor.

            Desde el principio, Babadook predispone al espectador a meterse en la piel de esta desdichada madre provocando cierta repelencia hacia su hijo -extremadamente irritante a pesar de su drama particular-, y gracias a esa imagen adorable y desquiciada que hace buena la atinada interpretación de Davis. Dirigida con ímpetu por Jennifer Kent, debutante como realizadora en el largometraje –la cinta prolonga Monster, un corto previo también firmado por ella-, el filme no logra en cambio crear esa ambigua atmósfera que fusione, de manera sólida e inquietante, la deriva entre la realidad y el delirio que se libra en la mente de la mujer.

De este modo, Babadook propone una interesante plasmación de cómo, a partir de situaciones comunes a la existencia de todo individuo, pueden nacer los monstruos más feroces y despiadados. Pero esta disociación demasiado evidente entre realidad y pesadilla, sumado a, de nuevo, el poco consistente personaje infantil, terminan por otorgar una inconveniente frialdad y falta de nervio a aquellas escenas climáticas que, a priori, deberían ser las más intensas, impactantes y aterradoras de la obra.

 

Nota IMDB: 6,9.

Nota FilmAffinity: 6.

Nota del blog: 6.

La mujer de paja

23 Mar

“La belleza no es un pasaporte al éxito… es un visado.”

John Cleese

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La mujer de paja

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La mujer de paja

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Año: 1964.

Director: Basil Dearden.

Reparto: Gina Lollobrigida, Sean Connery, Ralph Richardson, Johnny Sekka, Peter Madden, Laurence Hardy, Alexander Knox.

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            La mujer de paja es una película que tiene claro cuál es su juego y cuál su potencial. Enredados en una turbia trama criminal que implica herencias multimillonarias, despóticos ricachones agonizantes y matrimonios de conveniencia, Sean Connery y Gina Lollobrigida establecen un duelo de bellezas rotundas donde cada uno escogerá su arma favorita, que serán el smoking y los camisones escotados, respectivamente.

            Así las cosas, el filme fía su pegada a la presencia rutilante del James Bond original, estrenado en el cargo dos años atrás y que en ese 1964 presentaría ya el tercer episodio de la dilatada saga, y de la voluptuosa maggiorata italiana, consagrada como estrella internacional.

En compensación, ambos se encuentran acompañados de un secundario fiable, Ralph Richardson. Desde el fondo del triángulo, el veterano actor firma una buena interpretación plasmando con acertados matices la evolución de este ricachón racista y despreciable que, como es natural, será amansado por el generoso regazo de Lollobrígida, aquí una enfermera cuya ambigüedad entre su honestidad redentora y su querencia de dinero no se encuentra convincentemente trazada por el guion, a pesar de los encomiables esfuerzos de la diva.

            Más despistado que sus compañeros, Connery encarna a un personaje previsible en sus intenciones dentro de un argumento de proposiciones indecentes, dilemas morales y venganzas familiares enquistadas que se muestra un tanto descompensado en su conjunto y que padece ciertos con altibajos de interés y ritmo narrativo. En este sentido, no por conocido de antemano, el desenlace deja de ofrecer giros un tanto forzados, muchos de ellos advertidos ya a causa de esa construcción desdibujada de la protagonista femenina.

 

Nota IMDB: 6,7.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 6.

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