«¿Qué seria de nosotros sin un país inteligente como es Francia?»
Antonio Gasset
El silencio de un hombre
Año: 1967.
Director: Jean-Pierre Melville.
Reparto: Alain Delon, François Perier, Nathalie Delon, Cathy Rosier.
El cine negro norteamericano, nacido de la concatenación de una literatura y ambientación genuinamente estadounidense y una sensibilidad artística europea –el influjo de los restos del expresionismo de los directores alemanes emigrados, entre otros-, logró captar desde el primer momento la atención de la crítica y el público franceses, los pioneros en iniciar a su estudio, definición y delimitación, acuñando incluso la etiqueta que lo da nombre: el film noir.
Avanzando el tiempo, en la década de los sesenta florece en la propia Francia el polar, el cine policiaco francés, que recoge toda esa influencia mamada del cine negro americano desde la perspectiva de aquellos directores que lo habían adorado en su juventud. Es aquí donde surge la figura de Jean-Pierre Melville, cinéfilo incansable, profundo conocedor de los entresijos técnicos del cine, como mejor representante de un subgénero que tendrá protagonistas igual de ambiguos que sus predecesores pero, en cierto sentido, mucho más marginales e introspectivos, encarnados como principales figuras por Belmondo, Ventura o Delon. Es con este último será el que Melville escoja para crear el polar quintaesencial, el que tendrá mayor reconocimiento y pervivencia: El silencio de un hombre (Le samouraï).
El samurai es Jef Costello (Alain Delon), un personaje que toma prestados ciertos rasgos de arquetipos clásicos –el Philip Raven de El cuervo, principalmente- para construir un icono, su propio estereotipo, luego mil veces imitado, revisado y adaptado. Un asesino a sueldo hierático, de rostro inescrutable, enfundado en sus perennes gabardina y sombrero, hermético pero raudo y minucioso en su obrar, aparentemente el único eje sobre el que gira su vida –ni siquiera el dinero parece serle de utilidad más allá de justificar su trabajo-, sin amores ni amistades a excepción del gris pajarillo que guarda su desnudo y mugriento piso, tan vacío y gélido como su ser.
Una personalidad en torno a la que se articula el filme, impregnándolo. Es seco, cáustico, levemente elegíaco, de diálogos hirientes y cortantes que son puro negro –¿Quién es usted? No tiene importancia. ¿Qué quiere? Matarle.-, ambientado en un París depresivo, encharcado y ceniciento donde Costello ha de burlar el acoso tanto de la policía que le busca por su último asesinato, como de los mafiosos que se lo encargaron y ahora temen los posibles riesgos de dejar cabos sueltos. Enemigos superiores por número y tecnología, inferiores por su amoralidad y ausencia de códigos frente a un mercenario que hace de la metodicidad y la precisión milimétrica su fuerza, rutinas estas donde no caben los sentimientos.
La soledad del samurai, sin pasado, sin futuro y sin presente, una sombra que vaga por las calles húmedas, frías y desconchadas, en las que ocasionalmente deja una muerte casi aleatoria como única firma de su paso, como prueba de su existencia, ante la renuncia voluntaria a las posibles salidas que le ofrece su compañera de coartadas (Nathalie Delon, mujer de este, lo que permite unos interesantes cruces de miradas cargados de pasión contenida) o la pianista que rehusó acusarlo (Cathy Rosier, puede que la última e improbable oportunidad de redención), prácticamente los únicos lugares luminosos o en los que se puede escuchar música en esa ciudad y esa existencia sombría, invisible, irreparablemente trágica.
El estandarte de un género que dará no pocas muestras de gran cine.
Nota IMDB: 8,2.
Nota FilmAffinity: 7,8.
Nota del blog: 8,5.
Probalblemente sea una de mis peliculas del genero negro favorita. Por encima de muchas de las mas clasicas americanas. Obra cumbre del cien frances y un genero que dominan a la perfeccion. Por cierto esta pelicula la comente hace unos meses, de las primeras que hice cuando inagure el blog. Creo que la visitaron tres o cuatro personas… Muy buena tu critica
El silencio de un hombre es grande. Es como un noir americano reducido a sus esencias, casi conceptual pero sabrosísimo y sin rastro de impostura pese a sus obvias herencias. Es auténtica. En cuanto a su gancho, a la vista está toda la cantidad de gente que después ha querido tener un Jef Costello en su propia película…
Suma una visita más a tu crítica jaja. Muy recomendable de leer, como siempre.