“Bresson es el cine francés, como Dostoievski es la novela rusa, como Mozart es la música alemana.”
Jean-Luc Godard
Pickpocket
Año: 1959.
Director: Robert Bresson.
Reparto: Martin LaSalle, Marika Green, Pierre Leymarie, Jean Pélégri, Kasaggi.
Robert Bresson, autor de un cine inclasificable, hermético, simbólico, hipnótico, con una austeridad formal que desvela aún más si cabe la casi inabarcable riqueza y complejidad de su fondo, se había labrado un enorme prestigio nacional –sería respetado hasta por los ya contemporáneos iconoclastas de la Nouvelle Vague, radicales del concepto de autoría- e internacional gracias a filmes como Diario de un cura rural o Un condenado a muerte se ha escapado. Creador introspectivo, intermitente y ermitaño, Pickpocket constituía su tercera y última obra en la década de los cincuenta dentro de una carrera que tan solo abarca trece títulos.
Desde su habitual estilo frugal y ascético pero preciso y penetrante, que renuncia al empleo de recursos sintácticos y efectistas habituales para la creación de emociones, de giros dramáticos e identificación del espectador con los personajes y la trama, Bresson se introducía en el mundo de la pequeña delincuencia parisina de la mano de un carterista que trata de labrarse un escueto porvenir con su habilidad, aún en desarrollo, para el hurto de carteras, relojes y demás nimiedades.
Así, según sus propias palabras, Pickpocket huye del policíaco aproximándose más a una radiografía social personalizada en un hombre sin futuro y con apenas vínculos de presente -abandonada y moribunda su madre, renegado de la religión-, más allá de un amigo que trata infructuosamente de enderezar su rumbo, sus compinches de correrías, el policía que sigue sus pasos con aire comprensivo y paternal y la hechizante vecina con la que mantiene una relación ambivalente de atracción y reproche.
Son las circunstancias de una vida las que empujan al individuo al crimen, alentado más tarde por la fascinación y sensación de poder de un arte presentado casi a modo de liturgia, descrito con uno de los pocos incisos de música, grave, trascendente, determinante en los procesos interiores del protagonista, que Bresson concede a lo largo del metraje.
Es esta, por tanto, una obra descarnada, que parece dibujar un tenue camino a la redención tortuoso e inescrutable, quizás aquí demasiado incluso para el espectador, producto de los modos ásperos que presiden una cinta sin embargo más que interesante, de una cruda y enigmática belleza.
Nota IMDB: 7,9.
Nota FilmAffinity: 7,8.
Nota del blog: 8.
Deja una respuesta