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Año: 1982.
Director: Joe D’Amato.
Reparto: Miles O’Keeffe, Sabrina Siani, Edmund Purdom, Dakar, Ritza Brown, Laura Gemser, Olivia Goods, Nello Pazzafini, Jean Lopez.
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Poderosa era la cabellera de los bárbaros del cine de los ochenta. Probablemente influidos por los héroes del heavy y el glam, el volumen de su melena lucía acorde a los tiempos. Quizás hoy risible, calculo que con una expresión semejante se analizarán en décadas futuras los degradados, rapados laterales, moños y crestas que, con orgullo, arrogancia y coquetería, exhiben los guerreros de las producciones históricas de la actualidad.
Ator el Poderoso es una de las primeras réplicas que se sucedieron tras el éxito de Conan el bárbaro. Y esta celeridad en su producción es una de las razones que provocan que sea una película donde apenas hay nada desarrollado, ya que el relato está compuesto por un armazón arquetípico con abundantes saqueos de la seminal obra de John Milius. No solo por el protagonista -un salvaje que se alza en contra del siniestro culto que domina a los pueblos del entorno, que únicamente cambia la serpiente por la araña- y su acompañante -solo una bella e independiente ladrona rubia, porque no hay más preparación para añadir a otros personajes-; sino también por algunas de las escenas que atraviesa la historia -el asalto a la aldea, las intenciones lascivas de la bruja-.
En paralelo, comparecen otros detalles que parecen tomados de la tradición judeocristiana -la profecía mesiánica- y grecolatina -el escudo y la hechicera que recuerdan, respectivamente, a la cabeza de Medusa empleada por Perseo y al episodio de los lotófagos de la Odisea homérica-.
Huelga decir que toda la fuerza mitológica de Milius no está presente en Ator el Poderoso. Realizador especializado en el cine de género de serie Z e incluso en el filme erótico -hasta el punto de entremezclarlos en cintas como Emanuelle y los últimos caníbales u Holocausto porno-, Joe D’Amato no se molesta, o es incapaz, de disimular las carencias del proyecto, de modo que es imposible que, de tan birrioso, el terrible imperio del tirano imponga cualquier tipo de sensación de peligro a las aventuras de Ator. Por ello, languidecen y aburren de inmediato a merced de un libreto pobre y rodado, además, sin pulso narrativo alguno, con planos de acción por completo destensados. El verdadero y espeluznante enemigo.
Nada más estrenarse Conan el destructor, D’Amato correría a filmar también su propia segunda parte, Ator 2: El invencible. Y, superando al modelo original, lanzaría una tercera, Ator: el guerrero de hierro, y hasta una cuarta, Ator: La leyenda de la espada de Graal.
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Nota IMDB: 3.
Nota FilmAffinity: 3,4.
Nota del blog: 2,5.
Contracrítica