Los siete samuráis

2 Feb

Convertir un género popular en una obra de arte repleta de enjundia filosófica, profundidad humana y arrollador entretenimiento. Eso es el gran cine. Eso es Los siete samuráis. Un diez rotundo para Bandeja de Plata. Aquí, un resumen.

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«Me encantaría rodar westerns de la manera en la que Kurosawa los rueda.»

Sam Peckinpah

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Los siete samuráis

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Los siete samuráis.

Año: 1954.

Director: Akira Kurosawa.

Reparto: Toshiro Mifune, Takashi Shimura, Isao Kimura, Daisuke Kato, Minoru Chiaki, Seiji Miyaguchi, Yoshio Inaba, Yoshio Tsuchiya, Keiko Tsushima, Kamatari Fujiwara, Bokuzen Hidari, Kokuten Kodo.

Tráiler

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           Los siete samuráis. Simple entretenimiento. Un proyecto alimenticio. Akira Kurosawa afrontaba el más célebre de sus jidaigeki –y probablemente una de sus películas más conocidas y reverenciadas-, con la intención de crear una cinta comercial que le garantizase unos réditos económicos suficientes como para que, en adelante, la productora Toho accediese a financiar otras obras más personales, más acordes a su cine desbordado de abismales dilemas éticos y morales, [más].

Pero Akira Kurosawa nace autor y muere autor. Los estrechos códigos y estereotipos del jidaigeki no caben en su vasta visión humanista de la narración de historias. La quijotesca misión de los siete samuráis que combatirán a una terrible banda de cuarenta ladrones a cambio de tres irrisorios platos de arroz al día –o ni siquiera eso-, se convierte de su mano en un relato en el que la épica reside, a partes iguales, en las caballerescas acciones de sus protagonistas y en su inquebrantable firmeza moral, [más]. Con su carácter trazado con maravillosa economía, son individuos vivos que respiran, razonan y deciden; no prosaica tinta sobre el papel del libreto. [más]

           Porque el tema de Los siete samuráis no es el heroísmo, ni la lucha contra los saqueadores de la aldea de los temerosos campesinos, sino la melancólica crepuscularidad de la figura del samurái, [más] una irreparable agonía. [más] Fieles a los dictámenes del Bushido, los samuráis del filme se acogen con estoicismo al final de sus días [más], a los samuráis de Kurosawa no les queda más que extinguirse con honor. [más] Poco diferentes, en conclusión, de esos plañideros campesinos “que han venido al mundo para sufrir” y que “seguirán siendo miserables después de muertos”. Tan solo son dueños de otro desempeño distinto al suyo.

Para los sacrificados combatientes de Los siete samuráis, la gloria es un placer efímero, puramente privado e inmaterial, semejante al de los centauros eternamente errantes del western con quienes enraízan y sobre quienes influirán. [más] Los elegantes y expresivos planos de Kurosawa envuelven a los personajes en un cerco físico y psicológico, azotados por un viento incesante y una lluvia apocalíptica que ahoga toda resistencia espiritual, enmarcados en una Tierra bajo el yugo de un cielo indiferente, de un blanco sepulcral. [más]

           La monumentalidad de Los siete samuráis –tres horas y veinte de película, una hora completa de asedio y batalla-, en puridad meras ruinas de un universo decadente, esconde en sus cimientos, impregnado en sus imágenes, un profundo y conmovedor desencanto. Un denso sabor amargo preside la verdadera guerra que se libra en la trama, donde se halla larvada la mayor violencia de la película: aquella entre el idealismo y el desengaño, ambos producto y consecuencia de las complejidades de la naturaleza humana. [más] Kikuchiyo, descendiente de campesinos y fingido samurái, es el hijo bastardo de este sanguinario y secular enfrentamiento entre estratos sociales, pero también la imperfecta materialización de esa utopía imposible que trata de construirse en el poblado con la colaboración entre labradores y samuráis [más].

El vigor y la modernidad narrativa de Kurosawa se esfuerza en contener la desbandada, rubricando el cénit de la lección de pulso, vitalidad y pasión de contador de historias que había demostrado durante los dos primeros actos. Pero, en efecto, su término es anticlimático y antirromántico –las confusas y lamentables dos últimas muertes, la histeria postraumática-. El desolador plano de clausura, refrendado además por sentencias despiadadas en su atronadora clarividencia, cierra el ciclo irrompible de un destino escrito.

 

Nota IMDB: 8,7.

Nota FilmAffinity: 8,5.

Nota del blog: 10.

4 respuestas to “Los siete samuráis”

  1. Sergio Sánchez (@sesaga58) 2 febrero, 2015 a 22:32 #

    Maravillosa, entre padrinos y samurais suponemos que estás pasando por una de esas etapas por las que pasamos todos de «volvamos a las fuentes», «el origen de todo esto», «por qué era que me gustaba el cine», jaja. Da gusto leer estos ramalazos en plan «voy a comentar unas cuantas obras maestras».

    • elcriticoabulico 3 febrero, 2015 a 04:14 #

      Pues en efecto. Acabé tan harto del repaso a las candidatas al top ten del año que de inmediato tuve que volver a las esencias y recurrir a los infalibles para purgar el empacho (además de repasar la estantería de dvd’s): Melville, Ford, Lubitsch, Clouzot, westerns en general, la trilogía del Padrino, Los siete samuráis,… De vez en cuando es necesario y, como dices, muy placentero. Hasta ayer no había vuelto a ponerme una película de estreno reciente, después de pasado más de un mes.

  2. Walder Messin 7 febrero, 2015 a 21:04 #

    Yo en su dia me aburrí como un duende, debería volver a verla. ¡Esperadme Kurosawa un día de estos!

    • elcriticoabulico 8 febrero, 2015 a 04:10 #

      Hombre, el cine japonés tiene otro ritmo… pero yo la verdad es que quedé atrapado desde el primer momento y luego, con todas las veces que la he visto, me ha seguido pareciendo tan apasionante como en aquella primera ocasión. Revisita Walder, revisita.

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