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A propósito de Llewyn Davis

29 Ene

“La única diferencia entre tragedia y comedia es el punto de vista.”

Howard Hawks

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A propósito de Llewyn Davis

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A propósito de Llewyn Davis.

Año: 2013.

Directores: Joel CoenEthan Coen.

Reparto: Oscar Isaac, Carey Mulligan, Justin Timberlake, John Goodman, Garrett Hedlund, Max Casella, F. Murray Abraham.

Tráiler

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            Dado que la música supone un componente esencial, atendido al detalle, dentro de la ambientación de su obra, no es de extrañar que los hermanos Coen escogieran para fundar su nuevo proyecto las desventuras de un cantautor de folk de comienzo de la década de los sesenta, de nombre Llewyn Davis. En correspondencia con su lógica particular, será este un panorama musical cínico, ingrato y gobernado por el humor negro. Uno digno de que Sixto ‘Sugar Man’ Rodríguez hubiera materializado su propia leyenda urbana mediante un espectacular suicido sobre el escenario. Uno que, claro está, no legará opción para la justicia poética que inesperadamente aguardaba al bueno de Rodríguez al final del camino.

            Llewyn Davis (interpretado por un acertadísimo Oscar Isaac) es un personaje surgido del repudio constante y atrapado en una odisea –uno de los grandes temas de los Coen- en forma de bucle, sin posibilidad de encontrar su hogar, su espacio en el mundo o siquiera a sí mismo. Ítaca, de hecho, ni aparece en el mapa. Es un pelele arrollado por el eterno retorno, marchitado en su transitar de sofá en sofá, de préstamo en préstamo, de desplante en desplante, de tren que se marcha en tren que se marcha. Los Coen, cuya hilarante ferocidad hacia sus criaturas es de sobra conocida, contribuyen a echar al infortunado músico una mano. Al cuello.

            Llewyn Davis es, de toda la galería de cretinos, farsantes, haraganes, infelices, botarates, parias, desarraigados y desclasados que moran en el cine de los Coen, el más patético. Lo es porque es el que más en serio quiere tomarse a sí mismo (o el único que lo hace). Ante tamaña sucesión de calamidades absurdas y cruel desamparo existencial, un filósofo hedonista como El Nota se hubiera refugiado en la liga de bolos, los Creedence o los rusos blancos, o un desdichado judío de clase media como el Larry Gopnik de Un tipo serio se hubiera preguntado por los enigmas que rigen la relación entre el hombre, su destino, las leyes divinas y Yahvé -sin recibir respuesta u obteniendo a cambio una burla vitriólica, por supuesto-.

Por su parte, y a pesar de ser la pura imagen de la decepción y el fracaso, acaso producto de su naturaleza de perdedor, quizás por un mal fario impuesto –la alusión al vudú, la aparición final sobre las tablas del bar-, Llewyn Davis persevera en engañar a su conciencia con mantras impostados sobre la verdad de su arte (o su simple trabajo, según) y la entereza de su estilo de vida, encadenando justificaciones autocondescendientes y vertiendo su odio y autodesprecio en reproches desorientados contra todo.

            El filme no propone un caso de soledad autodestructiva del artista, de marginalidad irreparable del hombre sensible o de la mística crepuscular del cantante de country apaleado por las circunstancias, motivos recurrentes en el maridaje entre música y cine. Tal y como se le insinúa en cierto pasaje, a pesar de ser un notable compositor, Davis es alguien que no conecta con el público, con la sociedad, con el universo. Promocionada sin complejos por la pareja de cineastas desde el guion y la escritura visual –impregna el celuloide una fotografía lánguida, plomiza, fría y desapacible, emanación del estado mental y anímico del protagonista-, esta antipatía conforma un áspero y malicioso desafío arrojado directamente contra la cara del espectador. Un cantante que comienza profetizando que estará “muerto y olvidado” cuando en realidad se encuentra perfectamente olvidado en vida.

            A propósito de Llewyn Davis se convierte así en una película arriesgada en su propuesta y sorprendente en su conjugación de melancolía, ternura y sarcasmo. En una obra siempre única y especial, en definitiva, al igual que la filmografía de sus autores.

 

Nota IMDB: 7,9.

Nota FilmAffinity: 7,1.

Nota del blog: 8.