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Cromosoma 3

22 Ene

“No me gusta tener demasiada información cuando voy al cine. No me interesa si el actor se encuentra en medio de un proceso de divorcio o si aquella otra persona es alcohólica.”

Keira Knightley

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Cromosoma 3

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Cromosoma 3.

Año: 1979.

Director: David Cronenberg.

Reparto: Art Hindle, Oliver Reed, Samantha Eggar, Henry Beckman, Nuala Fitzgerald, Cindy Hind, Susan Hogan.

Tráiler

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            En el caso de los autores, el estado de ánimo y la situación personal pueden afectar de manera decisiva a los argumentos y el tono de sus obras. Recuerden que Billy Wilder solía componer sus películas más alegres en tiempos de depresión, y viceversa.

            David Cronenberg, por aquel entonces empeñado en hacer aflorar una carrera que daría de sí títulos más que interesantes, plasmaba en Cromosoma 3 parte de la rabia y la impotencia causada por el proceso de divorcio de su primera mujer. Su propia ira puede verse reflejada en las quejas del protagonista, separado de su esposa tras el internamiento de ésta en una clínica psicológica, a propósito de la radical preeminencia de la figura materna en lo que a la custodia de los hijos se refiere. Y es que, acogiéndose a las palabras del propio director, Cromosoma 3 no es más que su versión particular de Kramer contra Kramer.

            Dejando de lado este aspecto biográfico y privado de la película, Cromosoma 3 ofrece muchas de las señas de identidad -esta vez cinematográficas- que poblarán la primera parte de la filmografía del cineasta canadiense, en la que la mirada fantástica queda establecida a modo de reflejo deformado de la realidad.

La descomposición de la sociedad occidental y la decadencia moral del individuo indefenso, aquí centrada en la disolución de la institución familiar, se manifiesta en forma de monstruos, los cuales son de forma paralela la somatización material de la enfermiza condición psicológica y emocional de los personajes.

            Una incisiva sensación de repulsa se apodera de la atmósfera del filme, malsana y desasosegante, estimulada además por la repugnante fisicidad de los efectos especiales, proclives a deleitarse en esa citada desfiguración exterior que no es sino la expresión de una malformación interna. Ambos factores se ven favorecidos por las mayores posibilidades técnicas que concedía un presupuesto más holgado respecto a anteriores proyectos de Cronenberg, obtenido gracias al impacto causado por Vinieron de dentro de… y Rabia, cintas también muy personales y angustiosas, si bien de factura más tosca.

No obstante, la excesiva acumulación de componentes delirantes –locura heredada en la sangre, maltrato infantil, dudosos tratamientos psicológicos, hipnosis, criaturas de pesadilla,…- y otros detalles técnicos como la desmedida aplicación de una banda sonora intimidante, recargan y sobresaturan la densidad turbadora de la película, lo que tiene como resultado un efecto contraproducente para sus objetivos.

 

Nota IMDB: 6,9.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 6.