Tres bodas de más

La despedida de soltero, en El Peliculista.

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“Hay quien dice que las chicas no saben hacer comedia porque solo les preocupa salir guapas.”

Inma Cuesta

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Año: 2013.

Director: Javier Ruíz Caldera.

Reparto: Inma Cuesta, Martiño Ribas, Quim Gutiérrez, Berto Romero, Paco León, Laura Sánchez, María Botto, Bárbara Santa Cruz, Rossy de Palma.

Tráiler          

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          Si en La fiera de mi niña la víspera de su boda, a todas luces antesala de un futuro ceniciento y desdichado, era el punto de partida para la inesperada liberación emocional de un introvertido paleontólogo con el rostro de Cary Grant, en Tres bodas de más es otra científica, estudiosa de las langostas para más señas y con las también agraciadas facciones de Inma Cuesta, quien encontrará en cambio en una ceremonia ajena el pistoletazo de salida para la ruptura de los corsés sentimentales que la constriñen en una vida gris e infeliz.

Aparte del delito compartido que supone calzar unas antiestéticas gafas de empollón a ambas bellezas rutilantes, no es casual el homenaje –retorcido con una malvada vuelta de tuerca sexual, eso sí- a una de las escenas más famosas de este buque insignia de la screwball comedy hollywoodiense.

          Javier Ruíz Caldera, quien en la anterior Promoción fantasma ya había apostado por recuperar la sensibilidad humorística de tiempos pasados -la década de los ochenta-, compone ahora Tres bodas de más a partir de los fundamentos de la comedia alocada estadounidense –surgida como una válvula de escape contra los embates de otra atroz crisis económica, la de 1929-, si bien aplicados con unas gotas de la comedia romántica de los años noventa –aquella unida de manera indisociable a las dudas amorosas de Hugh Grant y Julia Roberts-, el elogio y la rebelión del perdedor descorazonado marca Apatow, guasones guiños almodovarianos, contundentes desvíos hacia el puñetazo de sal gruesa y un decorativo toque de perejil de cosecha propia en forma de ecos de actualidad –el lenguaje de las redes sociales y las modas pornográficas importadas de internet, tímidas alusiones a los recortes económicos o los pelotazos urbanísticos y, en especial, una sentida y entrañable reivindicación de la figura del becario para todo-.

          El resultado de este variado maridaje es una película simpática, fresca y disfrutable, quizás no excesivamente sorprendente pero sí dotada de buen ritmo, sostenido con firmeza mediante la combinación de personajes con gancho y una agradecida dosificación de gags. El guion logra mantener a su vez el necesario autocontrol a pesar de que las puntuales pero feroces ráfagas de humor escatológico amenacen por momentos con desequilibrar el asunto.

Es ahí cuando se aprecian los beneficios de contar con un casting compensado, donde Inma Cuesta aguanta el protagonismo con valentía, entereza y magnetismo para liderar un reparto lleno de caras conocidas, eficaz vis cómica y notable química.

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Nota IMDB: 6,7.

Nota FilmAffinity: 6,4.

Nota del blog: 6.