Archivo | 16:57

¿Arde París?

26 Dic

“Para escribir el guion de una buena película hacen falta dos años, para rodarla dos meses, para efectuar el montaje dos semanas, para dar los últimos retoques dos días, para verla dos horas, y para olvidarla dos minutos.”

Joseph L. Mankiewicz

.

.

¿Arde París?

.

Arde París.

Año: 1966.

Director: René Clément.

Reparto: Jean-Paul Belmondo, Charles Boyer, Leslie Caron, Jean-Pierre Cassel, Alain Delon, Kirk Douglas, Glenn Ford, Gert Fröbe, Yves Montand, Anthony Perkins, Michel Piccoli, Simone Signoret, Robert Stark, Jean-Louis Trintignant, Pierre Vaneck, Marie Versini, Orson Welles.

.

            Cineasta de vocación internacional y generalista, al contrario de lo que habían supuesto los nuevos autores surgidos del Cahiers du Cinema y la Nouvelle Vague, René Clément se ampararía en el éxito de sus películas en los Estados Unidos –Óscar a la mejor película en lengua no inglesa con Demasiado tarde y Juegos prohibidos; nominación con Gervaise– para  acceder a producciones de holgado presupuesto y elencos repletos de celebridades procedentes de uno u otro lado del Atlántico.

Sin embargo, no todo el mundo tolera bien los banquetes pantagruélicos.

            ¿Arde París? recrea la hora más crítica de la capital francesa durante la Segunda Guerra Mundial: la de la amenaza cierta de perecer junto a sus ya derrotados captores nazis, amordazados por las órdenes delirantes de su líder supremo, fiera malherida y cegada por la desesperación y la sicosis.

Bajo el ala de un tema propicio, el del periodo de ocupación alemana de Francia -profusamente abordado en su trayectoria a través de cintas como La batalla del riel, Los malditos, Juegos prohibidos y El día y la hora-, Clément se rodea de un reparto cuajado de quilates, un equipo artístico de altura –destacan el novelista Gore Vidal y el emergente Francis Ford Coppola en la escritura del guion- y unos medios técnicos ostentosos para dar pie a una de esas voluminosas superproducciones bélicas de alientos documentales que proliferaron en el cambio de década entre los sesenta y los setenta (La batalla de Inglaterra, El día más largo, Patton, Tora! Tora! Tora!,…).

Este principio implicará aquí incluso la utilización de imágenes reales de archivo –repescadas recientemente por la espectacular serie documental Apocalipsis: La Segunda Guerra Mundial-, asimiladas al celuloide por medio del solemne blanco y negro de reminiscencias europeas que preside la fotografía, semejante a aquella con la que John Frankenheimer había rodado un par de años atrás El tren, también ambientada en la Francia bajo el yugo nazi.

             La función queda dominada desde el primer momento por el chovinista tono laudatorio y de homenaje a las fuerzas de la Resistencia galas y al impulso de los generales Leclerc y De Gaulle para la liberación definitiva de la gran dama francesa por parte de los aliados. Obviamente, ninguna mención merece la frágil y fracasada oposición precedente de las tropas contra el conquistador huno, no digamos acerca de la formación del régimen fascista de Vichy o los episodios de colaboracionismo con el invasor –este último, un simple grano de arena en el inmenso desierto del metraje-.

En consecuencia, ¿Arde París? aboga por el protagonismo colectivo, factor que permite a su vez explotar el gancho que ofrece la breve aparición de rostros estelares -Kirk Douglas, Glenn Ford, Gert Fröbe, Orson Welles, Anthony Perkins, Robert Stack, Charles Boyer, Yves Montand, Leslie Caron, Jean-Paul Belmondo, Simone Signoret, Alain Delon, Michel Piccoli-.

O, lo que es lo mismo, una apuesta por la luz rutilante y ostentosa que cubra las tinieblas provocadas por la absoluta superficialidad de la narración, tópica e insustancial en sus retrato humanos y dramáticos, magra en su carácter didáctico y por ende paupérrima y aburrida en su teórico núcleo vital: el aspecto épico.

Poco caso se le hace al verdadero meollo de la cuestión, el cual, más que ese planísimo heroísmo popular, reside en los dilemas morales del general von Choltitz (encarnado además un actor talentudo como Fröbe), un hombre en la encrucijada que traza afrontar la ira homicida del Führer, cumplir su ingrato deber como soldado o ceder a los dictados de la humanidad y el sentido común más elementales.

            Carencias estas que comportan finalmente que el pulso del filme no resista bien su caudaloso minutaje y quede ahogado en su propia desmesura.

 

Nota IMDB: 6,7.

Nota FilmAffinity: 7.

Nota del blog: 5,5.