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Los diarios del ron

25 Jul

“No recomiendo el uso de drogas peligrosas, el consumo del alcohol, o la locura, pero en mi caso han funcionado.”

Hunter S. Thompson

 

 

Los diarios del ron

 

Año: 2011.

Director: Bruce Robinson.

Reparto: Johnny Depp, Amber Heart, Michael RispoliAaron Eckhart, Giovanni Ribisi, Richard Jenkins.

Tráiler

 

 

            El papel en Miedo y asco en Las Vegas puso en contacto a Johnny Depp y al periodista y escritor Hunter S. Thompson, tipos marginales bendecidos con el reconocimiento público.

A partir de ahí, perduró una amistad interrumpida finalmente por el suicidio de éste último, quizás único fin lógico para un personaje que, por otra parte, hizo de la irrealidad su razón de ser, aplicada a su vida personal y profesional, fructificada en forma de ese periodismo gonzo que, desde el sujeto, frecuentemente con la percepción adulterada por los psicotrópicos legales e ilegales, se dedicaba a mandar a la mierda cualquier tipo de convención o norma establecida.

Una vida al límite que en el cine popularizó precisamente Depp de la mano del ex Monthy Pyton Terry Gilliam en Miedo y asco en Las Vegas, esa película que en su intento de retratar el irretratable mundo de Thompson resultaba un auténtico pelmazo a excepción de para los fácilmente contentables incondicionales del cine de drogas.

             Ahora, de nuevo, por iniciativa personal, el camaleónico Depp vuelve a introducirse en el pellejo del peculiar periodista a través de Paul Kemp, el alter ego de Thompson en su novela Los diarios del ron, en una cinta que huele a homenaje póstumo mal acabado, apuntando hacia una revisión en cierta manera redentora de su controvertida figura.

             Pese a esa mentirosa apertura con un Depp acusando los efectos de una resaca de caballo en el paradisíaco Puerto Rico de comienzos de los sesenta, Los diarios del ron se acercan a la figura de Thompson en su novela homónima, con sumo respeto. Aparece aún como un tipo medianamente estable, responsable, con actuaciones racionales para canalizar su indignación por las injusticias y sinsentidos de la sociedad americana e, incluso, enamoradizo y luciendo lustroso tupé. Es un Thompson concienciado, ocasionalmente sobrio pese a la compañía de otro compañero de fatigas equiparable a Oscar Zeta Acosta, un fotógrafo igualmente gordo, aficionado a la borrachera y de apellido hispano, Sala (Michael Rispoli).

Y ante él, el mundo real de la América del ultracapitalismo, el neocolonialismo y la superioridad moral otorgada por dinero. Despiadado, también desquiciado como él mismo, pero recubierto con una pátina de hipocresía que lo convierte en “lo normal”, “lo que debe ser”.

             Múltiples variables a desarrollar que finalmente no se traducen en un argumento demasiado definido, que toca todos pero no se decide por ninguno –ni el romance, ni la trama inmobiliaria, ni los avatares del cochambroso San Juan Star, ni la decepción, ni la rebelión por el hedonismo,…- en lo que resulta una película más bien fría pese a la calidez tropical caribeña y más bien lenta pese al torbellino que es su protagonista, al que se tributa su memoria desde una idea más que respetable como es el aislamiento de Thompson de la extravagancia de su mitología, con escasas concesiones al respecto –ligeras menciones al consumo de alcohol, a su odio a Richard Nixon, bien empleado para definir el dilema del protagonista en lo sucesivo, o un episodio de alucinación lisérgica- pero que, a pesar del esfuerzo voluntarioso de Depp, tampoco termina de concretarse en nada.

             Un filme, en definitiva, que da más la sensación de resultar la precuela de un personaje desbordante, de decidirse tan solo por querer contar un principio, sin más.

Insulsa, en comparación con lo que debería ser.

 

Nota IMDB: 6,3.

Nota FilmAffinity: 5,5.

Nota del Blog: 5,5.