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Furtivos

9 Ene

“Lo reduzco todo a cine. Incluso cuando leo un libro, lo reduzco también a cine. Y cuando voy por la vida. Y cuando viajo. Siempre pienso: pues esta casa, para una película… Este tipo de balcones… pues aquí podría vivir no sé quién.”

José Luis Borau

 

 

Furtivos

 

Furtivos

Año: 1975.

Director: José Luis Borau.

Reparto: Lola Gaos, Olivi Montllor, Alicia Sánchez, Felipe Solano, José Luis Borau, Ismael Merlo.

Filme

 

 

            Recientemente desaparecido, José Luis Borau siempre quiso y supo ir a su aire, defendiendo su manera de sentir la vida y el cine. Un individualismo militante que no reñía con la cordialidad y la humanidad, siempre bien considerado por aquellos que le rodearon y trabajaron con él, incluso a pesar de haber defendido el incómodo sillón de la presidencia de la Academia de Cine española, a la que consiguió dar su espaldarazo definitivo. Solo pero en paz, sin ofender a nadie. O a casi nadie. 

Porque Furtivos, su obra más celebrada, bien supo soliviantar a la inefable censura de los estertores del franquismo, que exigió cerca de cuarenta cortes en el metraje. Borau no cedió ni un centímetro de celuloide. La posterior Concha de Oro en el festival de San Sebastián confirmaría que algo estaba cambiando en el cine y en todo el país.

             Y es que, sin resultar nunca explícita, Furtivos escarba en las podredumbres y miserias heredadas de un régimen agonizante por medio de una serie de personajes condenados por el mismo a la marginalidad, la violencia y la crueldad como único modo de vida.

Un trampero furtivo y su madre, regente de un rústico caserón de montaña -posta para las partidas de caza de ciervos reducidas por la imposición de una larga veda- enfrentan la hiel largamente enquistada en sus entrañas ante la aparición de una joven fugada de un reformatorio, novia de un agresivo asaltador de medio pelo.

             Borau, apoyado en el libreto escrito a cuatro manos con Manuel Gutierrez Aragón, expone un filme que cabalga entre la atmósfera del cuento y el más crudo realismo para entregar una fábula costumbrista y agria sobre la que sobrevuelan las últimas miserias de un régimen feudal, primitivo –la caza no deja de ser una actividad prehistórica perpetuada en el tiempo-, que abusa, deseca y exprime a su capricho el país –literal en el caso de ese ama de cría reducida a huesos, pellejo y rencor- y cala e infecta sin remedio a la tierra con su primario barbarismo.

             El sobrecogedor paisaje, con el impenetrable bosque cubierto de hojarasca como un personaje más, sirve para envolver y aislar el escenario de un tenebroso drama dominado por la violencia más salvaje, latente hasta que estalla en la cara del espectador de manera áspera, repentina y brutal –no hace falta comentar la archiconocida escena de la loba, en la que se sacrificó realmente al animal-, y en el que el alma cándida y bondadosa del alimañero (una inocencia que el cantautor Ovidi Montllor parece querer imprimir en su composición, un tanto insulsa) queda brutalmente zarandeada por la castrante correa de una madre terrible, tiránica, y posesiva hasta lo sexual (poderorísima Lola Gaos) y las ambigüedades de su inconstante e imprevisible amante.

            Una emblemática, osada y feroz alegoría de la España negra, escondida tras un sugestivo y contundente relato.

 

Nota IMDB: 7,4.

Nota FilmAffinity: 7,4.

Nota del blog: 8.