Año: 1947.
Director: Phil Karlson.
Reparto: Anthony Quinn, ‘Ducky’ Louie, Katherine DeMille, Raymond Hatton, Elyse Knox, Thurston Hall, Moroni Olsen.
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El prólogo de Oro Negro le pone a uno incondicionalmente a favor del filme. La voz en off informa al espectador de que el filme es una historia sobre purasangres para, a continuación, señalar como protagonistas a un chinoamericano y a un indio hermanados por la voluntad homicida del hombre blanco, autor del asesinato de los padres de ambos. El del primero, acribillado por la espalda ante la pantalla, en una plasmación de una ferocidad atroz.
Posteriormente se irá matizando esta imagen tremebundamente crítica del estadounidense anglosajón, concediéndole el perdón en su condición de garante de la justicia y de aliado amigable. Al fin y al cabo, son los años cuarenta y aún restan un par de décadas para que Hollywood comience a desacreditar sistemáticamente las idealizaciones del pasado de conquista del territorio. De hecho, este maquillaje no es óbice para perseverar en la idea de que lo que mueve a Charlie Eagle y al joven Davey en pos de la victoria es, respectivamente, una reivindicación de la dignidad del auténtico nativo y de la venganza contra el sustrato racista y xenófobo que anida en una sociedad que lo margina sin reparo.
A pesar de que su construcción termina siendo excesivamente caricaturesca, con interpretación a juego de Anthony Quinn, Charley Eagle también ostenta otra mirada crítica hacia las convenciones culturales e ideológicas de la nación. Su manifiesta indiferencia hacia el dinero y hacia los bienes materiales es un atentado directo contra los principios socioeconómicos del país, y se expone en contraste con la estima que obtiene dentro de la comunidad a raíz de la explotación del petróleo en su exigua propiedad, perdida en la frontera entre Texas y México. No en vano, también hay una noción de muerte -que llega a ser literal- en la instalación de la torre de perforación, símbolo de un progreso que atropella a un hombre que vive y siente de acuerdo con las viejas y perdidas constumbres del indio. Porque qué importan en definitiva un millón de dólares en comparación con el poderoso galope de un hermoso caballo, con poder compartir ilusiones y sentimientos con aquellos a quien se quiere.
Pero Oro Negro, inspirado en las aventuras del corcel del mismo nombre, campeón del derby de Kentucky de 1924, también contiene un puñado de efectismos que buscan la lágrima de forma demasiado sentimentalista, lo que echa a perder otros momentos donde la emotividad se logra desde maneras más elegantes y honestas, como las pacientes enseñanzas del padre adoptivo.
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Nota IMDB: 6,6.
Nota FilmAffinity: -.
Nota del blog: 6,5.
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