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Nunca en domingo

22 Abr

“Cuando la gente no puede controlar sus propias emociones, entonces empieza a querer controlar el comportamiento de otras personas.”

John Cleese

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Nunca en domingo

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Nunca en domingo

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Año: 1960.

Director: Jules Dassin.

Reparto: Jules Dassin, Melina Mercouri, Giorgos Foundas, Mitsos Ligizos, Titos Vandis, Despo Diamantidou, Alexis Solomos.

Tráiler

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            En las Guerras napoleónicas, los soldados británicos solían mofarse, con su idiosincrático labio superior enhiesto, de que sus rivales franceses se mostraban más interesados en beber y follar que en practicar el arte bélico. Para la cultura anglosajona, el Mediterráneo acostumbra a simbolizar la ‘joie de vivre’, tanto en el bueno como en el mal sentido.

Compuesta desde la mirada extranjera del estadounidense Jules Dassin, director y guionista, Nunca en domingo es la síntesis de ese enfrentamiento de estereotipos entre la mentalidad anglosajona racional (e imperialista en su arrogancia) y la espontaneidad expansiva y relajada que se cultiva a orillas del Mare Nostrum –aquí, en el puerto ateniense de El Pireo, concretamente-. Dos cosmovisiones milenarias enzarzadas de este modo en un enfrentamiento que, favorecido por la monumental historia que acoge la localización, adquiere tintes de batalla filosófica.

            En cierta línea de diálogo, el turista Homer (el propio Dassin), arribado a la capital griega para hallar respuestas a la caída de la Atenas de los filósofos y la democracia, tacha de epicúrea y estoica, y por tanto de superficial y decadente a sus ojos, a la despreocupada Ilya (Melina Mercouri): una mujer capaz de levantar en armas una nación, que ejerce la prostitución por placer y con su gusto personal como único requisito para su clientela, que hermana y unifica cualquier corriente política por más que estén polarizadas por la Guerra Fría, y que, en el último de sus atrevimientos, no tiene reparo alguno en desacreditar las conclusiones de sus intelectuales e inmortales ancestros justificándose en el desprecio de ellos hacia el valor absoluto de la mujer y de la felicidad sensitiva e inmediata.

            De estas dos posturas antitéticas nace el conflicto ideológico y dramático de esta comedia romántica, que de nuevo motivada por el escenario cita referencias clásicas como Pigmalión o Lisístrata para sumarse al canto vitalista y arrollador que enarbola, irreductible, superando el arquetipo de ‘prostituta de corazón de oro’, su protagonista femenina, encarnada por Mercouri con un colosal derroche de energía y un sonoro magnetismo.

Se rastrea en Nunca es domingo la huella existencial de Dassin, más allá de compartir lugar de procedencia con su personaje: Middeltown, Conneticut. El cineasta, exiliado de los Estados Unidos desde la infame Caza de brujas macarthista, regala una loa entusiasmada a las virtudes de su patria adoptiva, encarnada por supuesto en la figura de la diva helena, con quien se casará seis años después.

            Esta calidez convierte a Nunca en domingo en una obra que, además de servir un interesante e inagotable debate –al que, como decimos, el realizador aportará por su parte conclusiones personales y proselitistas que uno puede compartir o no-, resulta divertida y contagiosa en su vivacidad soleada y fragante, gracias a la cual logra trascender por otro lado el toque de costumbrismo de postal que entraña la perspectiva original del filme y las ciertas caídas en el interés y el ritmo narrativo que se producen mediado el metraje.

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Nota IMDB: 7,4.

Nota FilmAffinity: 6,9.

Nota del blog: 7,5.