Killer of Sheep

13 Mar

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Año: 1978.

Director: Charles Burnett.

Reparto: Henry G. Sanders, Kaycee Moore, Charles Bracy, Angela Burnett, Eugene Cherry, Jack Drummond.

Tráiler

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         Charles Burnett, que con Killer of Sheep estaba entregando su trabajo de fin de carrera en la UCLA, emplea la mirada de Henry G. Sanders para expresar el sentir de un colectivo al completo: la población afroamericana y su estado de exclusión en el presunto país de las oportunidades y de la libertad, en el cual apenas trataban de salir de la esclavitud primero, de la segregación después, y de la desigualdad todavía. La mirada de Henry G. Sanders, decíamos, es una mirada soñadora a la que ha hundido una gruesa pátina de frustración, desencanto y tristeza, huérfana de paz espiritual, todo preocupaciones y angustias. Con ella recorre el barrio angelino de Watts, precisamente aquel que pocos años antes, en 1965, había protagonizado seis violentas jornadas de disturbios de transfondo racial.

         Burnett pertenecía a una hornada de jóvenes cineastas afroamericanos que, agrupados bajo la denominación Los Angeles School of Black Filmmakers y apodados con el más subversivo L.A. Rebellion, levantaron sus cámaras para enfrentarse a la imagen estereotipada e incluso degradante que el cine transmitía del ciudadano negro, bien como secundario, bien como protagonista de su propio género de explotación, la blackxploitation. En oposición, Burnett entrega una opera prima que, desde un estilo crudo, documental, semejante al de ese neorrealismo que defendía la dignidad y la reparación moral del pueblo italiano, sigue la pista de unos personajes sensibles y complejos, sumidos en unas circunstancias muy determinadas.

La pobreza de la producción parece asimilarse a la de aquellos a quienes retrata. Desde los descampados hasta las cocinas, con el matadero como eje central, son escenarios y ambientes deprimidos, donde los sueños, hasta los que apenas cuestan 15 dólares, ni siquiera tienen visos de poder cumplirse. Mucho menos los que persiguen un golpe de fortuna o de dinero fácil en una apuesta contra el destino. La banda sonora, en cambio, despliega piezas solemnes, donde las voces negras poseen una rotundidad trascendente.

         Burnett narra desde fotogramas naturalistas para buscar una íntegra verosimilitud. La película no posee un relato lineal, sino que expone retazos y situaciones para componer un collage amplio. Facturada con absoluta independencia, fiándose del instinto, el debutante renuncia a convenciones para mostrar una serie de profundos dramas, a los que no obstante no aplica énfasis alguno. Tampoco emite juicios o valoraciones.

Killer of Sheep es una obra áspera, sin desbastar -puede que por momentos en exceso-. En ella, la rabia fluye subrepticia, está contenida pero aún así es palpable. Y, a pesar de todo, de vez en cuando logran infiltrarse ramalazos líricos, íntimos, de donde el realizador extrae una parca sensación de esperanza.

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Nota IMDB: 7,3.

Nota FilmAffinity: 7.

Nota del blog: 7.

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