Año: 2020.
Director: Nobuhiro Sawa.
Reparto: Serena Motola, Hidetoshi Nishijima, Tomokazu Miura, Mirai Yamamoto, Shoko Ikezu, Toshiyuki Nishida, Fusako Urabe, Makiko Watanabe.
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En El león duerme esta noche, el regreso de Nobuhiro Suwa a la realización después de seis años de silencio, la vida y la muerte no se representaban como espacios estancos, sino como un todo que se comunica a través de reflejos, recuerdos y ensoñaciones, las cuales permitían que el actor decadente que protagonizaba la obra aceptara la presencia de esta última con naturalidad, sin tremendismos, preparado para recibirla con los ojos abiertos. Aunque este actor era, claro, de un hombre de edad que ha dejado atrás un largo camino existencial.
En cambio, en Voices in the Wind, es una muchacha de 17 años la que afronta la omnipresencia de la muerte -en su especialmente trágica biografía, en sus compañeros de viaje, en la historia de los desastres de Japón- con las escasas herramientas que acumula en su juventud, una etapa en la que, a priori, no es común asimilar tal cantidad de duelo.
Siguiendo esta referencia histórica, Haru emprende su odisea desde Hiroshima, víctima del holocausto nuclear, hasta su casa familiar en Iwate, prefectura arrasada por el tsunami de 2011 y donde, ocho años más tarde, comienza a reconstruirse su pueblo natal. Desde una escombrera que simboliza perfectamente el interior de la protagonista hasta una cabina de teléfono, ubicada en un hermoso rincón, en la que, según se cuenta, uno puede comunicarse con los difuntos. Se trata de un camino marcado por los encuentros y la a través del cual el cineasta japonés reflexiona, con serenidad y emoción, acerca de la pérdida mientras recorre unas cicatrices aún visibles en el paisaje.
De tomas sostenidas y contado uso de la banda sonora, la narración de Voices in the Wind es más naturalista que la de El león duerme esta noche, si bien no es óbice para destacar la belleza de algunas composiciones. Su universo conceptual, en cualquier caso, encuentra continuidad. Mediante una delicada elipsis, más devastadora si cabe por la sencillez con la que se introduce y se cierra, también se concede espacio a ese recuerdo que, de tan vívido, casi se materializa en lo tangible, lo sensitivo. Asimismo, mientras Haru recorre el país rastreando el espíritu de sus familiares, se topará con, e incluso encarnará, los fantasmas que poseen a la par otras personas con las que comparte historia y sentimientos -la hija de la anciana, la hija del trabajador de la central de Fukushima, la hija de la madre de su mejor amiga…-.
Pero Suwa tampoco se regodea en una aflicción desesperanzada. Si los niños que jugaban a las películas encarnaban una renovada energía en El león duerme esta noche, en Voices in the Wind hay, por su parte, mujeres que portan en su seno una ilusión inesperada, adolescentes que sueñan con convertirse en enfermeras para poder echar una mano a sus semejantes en apuros y hombres que parecen abrir una puerta a concluir su autoimpuesto exilio del hogar. «Te irá bien, te irá bien», le dicen a Haru, más como deseo que como pronóstico. «Estás viva, tienes que comer», le insisten durante esta peregrinación en la que la vida se encuentra con la muerte; en la que la vida ha de aprender a asumir la muerte. A descubrir una primavera fragante.
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Nota IMDB: 6,7.
Nota FilmAffinity: 7,2.
Nota del blog: 8.
Pues estaré pendiente de verla. Últimamente he visto dos películas en concreto de este realizador. Una de ellas la nombras en la reseña, El león duerme esta noche.
Me gusta lo que has desvelado de este nuevo largometraje de Nobuhiro Suwa. Su argumento me ha recordado a un documental que pude visionar durante el confinamiento: Rising from the tsunami (2019) de Hélène Robert y Jeremy Perrin. Y esa manera que tienen en Japón de concebir la vida, la muerte y la presencia de los fantasmas…
Beso
Hildy
Pues espero que tenga distribución en España, que la verdad es que no sé cómo andará la cosa. Yo aproveché que la ponían en Filmin por lo del Festival de Xixón. Como digo por el texto, esa conexión entre vida y muerte tiene su continuidad entre ambas, cada una a su manera. A mí, personalmete, me gusta más esta. En la otra me sobraba casi todo lo de los niños cineastas, que me parecía un típico guiño como muy festivaleronouvellevaguiano.
¡Besos!