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Alien³

13 Sep

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Año: 1992.

Director: David Fincher.

Reparto: Sigourney Weaver, Charles S. Dutton, Charles Dance, Ralph Brown, Brian Glover, Danny Webb, Paul McGann, Pete Postlethwaite, Niall Buggy, Vincenzo Nicoli, Philip Davis, Paul Brennen, Holt McCallany, Lance Henriksen.

Tráiler

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          En Aliens: El regreso poner a salvo a una niña equivalía a salvar a la humanidad en su conjunto de las garras del monstruo, fuese este una encarnación literal del mal -el xenomorfo- o más esquinada -la gran corporación, la Weyland-Yutani, que rige los designios de los personajes-. Frente a ello, Alien³ es una continuación que, desde los títulos de crédito, cercena de raíz esta esperanza, humillada salvaje y siniestramente en un grito congelado. También desguazará la dirección a la que James Cameron había encaminado la saga.

          Alien³ regresa al terror gótico de Alien, el octavo pasajero, si bien aterrizando en un ambiente extraño, delirante e infernal. En una cárcel y campo de trabajo donde los presos son, al mismo tiempo, esclavos de la empresa y monjes que buscan lavar sus pecados mediante la entrega a las labores materiales mientras lidian con la carestía y las plagas. Es, en el fondo, otra pesadilla del hipersueño de Ripley donde los seres humanos son material de reemplazo. Hay un pálpito medieval y milenarista, una atmósfera de culpa y redención, que impregna un escenario, construido mediante un encomiable diseño de producción, que no es sino la deformación de la idea original de Vincent Ward, quien había imaginado un planeta-monasterio sobre el que liberar a Ripley y el alien, es decir, la presencia perturbadora de la mujer y del diablo.

Sin embargo, el proyecto del cineasta neozelandés naufragaría en el cruce de intereses comerciales y artísticos de la productora, que la refundiría con otras aportaciones previas y posteriores que terminarían por sembrar un caos que, a la postre, se traduciría en un argumento en el que permanecen deshilachados conceptos, secuencias y esa multitud de personajes a los que se reduce a carne de cañón para el monstruo. A David Fincher, recién llegado de la publicidad -como en su día Ridley Scott- y el videoclip, el encargo le quedaría grande, ya que las imposiciones de arriba frustrarían su trabajo hasta casi hundir su aún inexistente carrera en el cine.

          Pero eran ideas suficientemente potentes para, en buena medida, capear el desastre. Volviendo al relato sobreviviente, el elemento de desasosiego sexual, que en la primera se personificaba en un extraterrestre que invade y revienta los cuerpos, es aquí la viajera errante que ha ido a parar a una prisión de criminales que tratan de reprimir a duras penas su abyección -y que da pie a una excelente selección de secundarios británicos de aspecto patibulario, lo que sumado a la estética de derribo industrial bien podría equivaler a una alucinación apocalíptica de Ken Loach-. Un subtexto que se subrayará definitivamente con el giro en la relación particular que une a Ripley con el alien.

A la vez, en esta tercera entrega Ripley ya ha completado su metamorfosis de víctima a guerrera. Recibe tratamiento de teniente y su percepción está agudizada hasta presentir la amenaza -la inyección- o la muerte -el suceso del ventilador-. Si en Aliens se le recortaba el pelo para endurecer los rasgos angulosos de Sigourney Weaver, en Alien³ la actriz luce rapado.

          El planteamiento y la ambientación suman un gran atractivo a una cinta que, a la postre, quiere regresar al slasher de Alien, el octavo pasajero. Una deriva que deteriora la cinta conduciéndola a un plan confuso que se resuelve a través de confusas carreras entre pasillos, y donde la imagen de la nueva criatura -hibridada con un perro en la versión estrenada en salas y con un buey en la reedición de 2003- hacen lamentar que esa batalla que arrancaba entre los efectos prácticos y los digitales se resolviera en favor de los segundos.

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Nota IMDB: 6,5.

Nota FilmAffinity: 5,9.

Nota del blog: 6,5.

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