Malditos bastardos

26 Sep

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Año: 2009.

Director: Quentin Tarantino.

Reparto: Brad Pitt, Christoph Waltz, Mélanie Laurent, Diane Kruger, Michael Fassbender, Daniel Brühl, August Diehl, Sylvester Groth, Martin Wuttke, Eli Roth, Omar Doom, Til Schweiger, B.J. Novak, Gedeon Burkhard, Jacky Ido, Denis Menochet, Julie Dreyfus, Mike Myers, Léa Seydoux, Bo Svenson, Harvey Keitel, Samuel L. Jackson.

Tráiler

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         La Segunda Guerra Mundial también puede ser un espectáculo pop. Quentin Tarantino lo sabe, ya que lo heredó de los realizadores italianos, capaces de transformar cualquier cosa que les caiga entre manos en un divertimento majadero, a medio camino entre la imitación barata, el homenaje apropiacionista y la parodia chusca.

Pero Malditos bastardos también puede ir más allá y explorar la capacidad que el cine tiene de influir en la vida exterior e incluso de modificarla, para bien o para mal -el gran propagandista Joseph Goebbels, la alteración literal de la historia desde este aparato de entretenimiento; una confrontación que brinda abundante material de debate-. Algo de esta premisa también tendrá la siguiente Django desencadenado, donde un héroe procedente de la blackxploitation se infiltra en un spaghetti-western para vengarse de la historia de la esclavitud en los Estados Unidos. Porque, en el cine, el tiempo no es una barrera: Malditos bastardos es una obra ambientada en los años cuarenta que se rueda en la primera década de los dosmiles desde la nostalgia de los correosos años setenta. Y además, en el cine de Tarantino, hasta el crítico puede erigirse en protagonista épico.

         Embarcado en una farsa enloquecida donde la incursión en el Tercer Reich de un cochambroso y terrible batallón de judíos norteamericanos del teniente Aldo Raine confluye con la sangrienta vendetta de una judía francesa ultrajada por los nazis, Quentin Tarantino da rienda suelta a su cinefagia para revisar la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva que es tan aparatosa como desmitificadora. Todo arranque violento tiene su precio de patetismo, de grand gignol absurdo. Su cinismo no es demasiado distante del que puede encontrarse en El bueno, el feo y el malo, una ópera pícara ambientada en la Guerra de Secesión estadounidense. De hecho, el espectro de Sergio Leone sobrevuela en numerosas escenas. Probablemente incluso en la mejor de todas: esa introducción en la que surge un personaje con madera de icono, el melindroso cazador de judíos Hans Landa, y en la que, desde una apariencia entre trivial y hasta bucólica e irónica -pero con una sombra inquietante-, se dibuja un impresionante crescendo de tensión y agresividad.

         En Malditos bastardos está presente esa tendencia que a veces se le acusa a Tarantino de convertir sus filmes en una sucesión de set-pieces o de capítulos hilados a saltos, lo que, si bien deja algunas secuencias de poderosa dirección y absorbente diálogo -el dominio de los tempos internos posee instantes magistrales, como es el caso antes citado-, al mismo tiempo afecta al desarrollo y al equilibrio narrativo de ambos relatos complementarios y convergentes, en dirección de choque.

Aunque en ocasiones su referencialidad posmoderna y su propensión a lo grotesco también caigan en el exceso -además de lo irritante de alguna de sus bromas de colegueo, como la nefasta participación de Eli Roth en el elenco-, la película es, con todo, divertida en su salvajismo y su desparpajo.

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Nota IMDB: 8,3.

Nota FilmAffinity: 7,8.

Nota del blog: 7.

8 respuestas hasta “Malditos bastardos”

  1. Altaica 6 octubre, 2018 a 17:22 #

    Un 7? No hombre, no. Cuidate

  2. ALTAICA 9 octubre, 2018 a 09:56 #

    Por cierto, ya estamos tardando en ver Cold War que según parece es portentosa. Espero poder verla esta semana en pantalla grande. Las referencias son impresionantes pero no quiero hacerme ilusiones que después ya sabes que son prejuiciosas. Un abrazo

    • elcriticoabulico 10 octubre, 2018 a 14:04 #

      Yo traté de ir el domingo, pero estaba la sala llena. Como no me la pongan en una matinal este finde me da que se me pasa…

  3. Altaica 12 octubre, 2018 a 10:07 #

    Percibo un problema de cohesión y una evidentisima falta de alma. Formalmente impoluta, sí, pero la pasión, el paso del verdadero tiempo , la destrucción o la emoción están ausentes. Nada de la vinculación esencial entre los amantes me produce desgarro o su contrario. Y esa constante sensación de película culta conceptualmente pero huérfana de la intensidad en la trascendencia que promueve. Ni su final supuestamente desolador de dos almas irremediablemente abocadas al fracaso existencial me desgarra. Obra valiente, personal, brillante, magnética formal y atmosfericamente pero indolente en sus entrañas. Un pecado capital por lo que cuenta e incluso por cómo lo cuenta (semejante nivel de ejecución formal debería de haber servido para profundizar mucho, pero que mucho más). Ida es obviamente mejor película. Aún así, un trabajo digno de elogio pero también distante del deslumbrante aplauso recibido. Quiere ser obra de culto y se notan sus pretensiones por dejar en un segundo plano aquello que urgentemente necesitaba. Emoción y desgarro. La sala? Ni una sola butaca vacía. Sin duda lo mejor del día. Un rayo de esperanza

    • elcriticoabulico 12 octubre, 2018 a 13:44 #

      Como soy escrupuloso para leer críticas sobre películas que no he visto, espero ir mañana al cine y después ver si coincidimos o no en la apreciación. Pero sí, independientemente de eso, alegra ver las salas llenas para cine que, a priori, no es estrictamente comercial.

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