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Año: 2001.
Directora: Lucrecia Martel.
Reparto: Graciela Borges, Mercedes Morán, Martín Adjemián, Leonora Balcarce, Silvia Baylé, Sofía Bertolotto, Juan Cruz Bordeu, Noelia Bravo Herrera, María Micoll Ellero, Andrea López, Sebastián Montagna, Franco Veneranda, Diego Baenas, Daniel Valenzuela, Fabio Villafane.
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Como emulando el alegórico estanque-vertedero de El ángel borracho, Lucrecia Martel arracima a sus desdichados personajes entorno a una piscina de aguas pútridas, corrompida por la decadencia y la dejadez que dominan el lugar y a sus gentes.
Paralizados como dinosaurios viejos que contemplan el cielo a la espera del meteorito que los extinga definitivamente, los terratenientes de La ciénaga reciben con estupor el agua de la tormenta que se cierne permanentemente sobre ellos y mueven sus traseros, cuadrados con la forma de los asientos, con un arrastrar de zombi.
Martel arranca a la ofensiva, trazando el marco general levemente satírico donde detallará el retrato de una clase embargada por la decrepitud. La hacienda huele a sudor, a alcohol revenido, a sábanas mil veces usadas, a perro sucio, a sexualidad frustrada o a medio contener.
La realización de la cineasta argentina es hábil transmitiendo estas sensaciones, que se derivan en excreciones sociales y vicios como el racismo expansivo, el clasismo endogámico, el alcoholismo, los celos, la envidia, la ignorancia… de nuevo con sus pares físicos -las malformaciones en los ojos y en los dientes-.
Sus criaturas se repliegan en sí mismas acosadas por el chirrido constante de los insectos, por el incesante crujido del trueno, advertencia de un diluvio sanador que no termina de desencadenarse.
La visión familiar de Martel se asimila a una visión nacional también empantanada, repleta de fracturas, oquedades y quistes. Probablemente, esta inmersión retratística, estática y no narrativa en su estancamiento consustancial, tampoco requería de un remate de tragedia explícita.
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Nota IMDB: 7.
Nota FilmAffinity: 6,9.
Nota del blog: 7,5.
¡La tengo pendiente! He tratado de verla varias veces por televisión… pero ¡siempre me ha pillado cansada! Me iba atrapando, pero el sueño me vencía. Y es que la Martel es para verla con la mente despejada y sin cansancio alguno… Vuelves a ponérmela en bandeja con tu texto y a recordarme que vuelva a intentarlo de nuevo. Hasta ahora solo he visto Zama de ella.
Beso
Hildy
Yo creo que entre ambas sí se pueden trazar puntos de conexión. Ahora la tienes en Filmin, eh, por si te la quieres poner en un momento de mente despejada tras cuatro cafés. Y si hay que decir que la Martel hace cine aburrido, pues se dice, que uno no es de esos críticos (o así) que temen usar el calificativo si procede. Por muy subjetivo que presuntamente sea. Besos.
Jajajaja, se toma su pausa… ¡la alegría de la huerta no es! Su cine tiene otro ritmo…
Beso
Hildy
Te digo una cosa, y esta la había visto de chaval, cuando la estrenaron en Canal+, y solo recordaba de ella que me había parecido un peñazo. Ahora no, pero la posibilidad ahí estaba.
La Martel es nuestro icono. Es una exploradora honesta y arriesgada
Es una cineasta curiosa, con gran personalidad propia, desafiante sin tapujos (a veces quizás incluso con demasiado ahínco), pero a quien merece la pena prestar atención. Por lo menos en lo que he visto de ella, que aún no es demasiado.