Blade Runner 2049

9 Oct

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Año: 2017.

Director: Denis Villeneuve.

Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoecks, Mackenzie Davis, Robin Wright, Hiam Abbass, Carla Juri, Lennie James, Barkhad Abdi, Dave Bautista, Edward James Olmos, Sean Young.

Tráiler

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         Suelo asegurar que Blade Runner pertenece al top ten de mis películas favoritas. Igualmente, considero que se trata de uno de los grandes filmes de la historia del séptimo arte, ya que conjuga un fondo y una forma de extraordinaria calidad; entretenimiento, emoción, reflexión y lirismo; placer intelectual, placer estético y placer hedonista. El cine con mayúsculas, en definitiva. Al menos como yo lo siento.

Un punto de partida, pues, que se antoja virtualmente inalcanzable para una secuela, siquiera por el mero hecho de ser una continuación. Las comparaciones son injustas, se supone, pero no por ello dejan de ser pertinentes. Más allá de los previsibles guiños al original, Blade Runner 2049 es una obra íntimamente ligada a su antecesora, por más que, con acierto, sepa guardar cierta autonomía propia. Porque, obviando los presumibles objetivos de explotación económica que subyacen en el proyecto, también es verdad que el marco filosófico de la cinta de Ridley Scott -aquí codicioso productor ejecutivo- es lo suficientemente amplio y poliédrico como para soportar nuevas incursiones en este universo distópico, apesadumbrado, kafkiano y profundamente existencialista. Qué significa ser humano es una pregunta inagotable y eterna.

         De este modo, Blade Runner 2049 hereda, prolonga y confronta, casi de forma especular, la duda existencialista de Deckard, esta vez a través de la figura del ‘blade runner’ K (Ryan Gosling). De la mano de un guion que no teme explicitar determinados giros de la trama, desaparece prácticamente la ambigüedad en la asunción de las cuestiones ontológicas del relato: si en los sucesivos remontajes de Blade Runner se estimulaba el misterio acerca de la naturaleza de Deckard, hombre o pellejudo, la introducción de esta impulsa al espectador a que se identifique con la máquina; con su vida vaciada, huérfana de motivaciones. Ejecutar una función ajena, ingerir nutrientes, desactivarse. Repetir. Más robots que los robots.

         En Blade Runner 2049 permanece la megalópolis global sumida en una llovizna eterna y apocalíptica -ahora también bruma y desierto-, pero los lemas cambian y se reajustan a la evolución de la sociedad, de sus dilemas y sus inquietudes. Tan humanos como usted lo desee. Le dirá todo lo que usted quiere oír. La nueva Rachel de Blade Runner 2049 es un holograma erótico con los ultrasensuales rasgos de Ana de Armas y que parece desarrollar los sentimientos más intensos que se mostrarán en pantalla. El argumento incorpora así la cada vez más estrecha vinculación entre ser humano, tecnología y vida virtual que, desde el cambio de milenio, y en especial con el desarrollo de las redes sociales como vía de relación interpersonal, viene explorando hartamente la ficción. De Matrix a Her, pasando por los escenarios inmediatos que plantea la serie Black Mirror.

         Y se conserva el paralelismo y las lecturas religiosas del relato, aludidos igualmente sin reparo. El reino de los cielos, Dios padre, ángeles custodios y ángeles caídos; Raquel y su prodigio; un mesías en medio de la liberación de nombre José. En este apartado se incluye el villano de la función, que termina por quedar bastante desdibujado dentro de un conjunto que, por otro lado, tampoco posee una capacidad de transmisión de gran impacto. Se loa el milagro que constituye la vida en sí misma y se proponen complementos al recuerdo y la empatía como vigas maestras de la existencia consciente y plena. En concreto, se abunda en elementos subjetivos y sentimentales: sentirse amado, sentirse deseado, sentirse especial; la fragilidad frente a la extinción, la entrega altruista a unos ideales trascendentes, el alumbramiento de decisiones en el libre albedrío.

         Buena parte de los defectos de Blade Runner 2049 son computables a una exposición que se hipertrofia hasta el punto de quedar un tanto dispersa, irregular y destensada tanto en discurso como en emoción. Denis Villeneuve, director de elevadas ambiciones, ofrece una puesta en escena elaboradísima en su juego con la geometría, el color, el espacio la sombra y la luz. De ella emergen algunos planos y secuencias hipnóticos, significativos e impresionantes, aunque otros tantos excesivos y sobrecargados. La atmósfera está fundada adecuadamente desde este aspecto visual, si bien este no es el único ingrediente que ha de tener la composición. El realizador canadiense es un portentoso creador de imágenes. Él lo sabe, lo que en ocasiones, como en la presente, deriva en la autocomplacencia. En una tendencia al esteticismo que descuida el pulso narrativo, la faceta de contador de historias que también ha de satisfacer todo gran cineasta.

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Nota IMDB: 8,6.

Nota FilmAffinity: 7,5.

Nota del blog: 6,5.

9 respuestas hasta “Blade Runner 2049”

  1. altaica 9 octubre, 2017 a 13:13 #

    Un mal del cine de nuestro tiempo, especialmente cuando a través de la forma se intenta subyugar con exceso de plasticidad al espectador (trampa en la que se suele caer incluso por parte de la crítica) y armar un artificio pseudo-intelectual de fingida erudición. Algo que Villeneuve ya ha mostrado en mayor o menor grado en algunas de sus obras.

    Aún no la he visto pero me temía algo similar. Sinceramente creo que las nuevas remesas del cine de anticipación pecan del mismo lastre, véase Origen, La llegada o Interestelar, ejemplos paradigmáticos de una atmósfera y plasticidad al servicio de una apariencia de complejidad que no es tal. Obras menores en su presupuesto formal y económico como Moon y Equals son infinitamente más interesantes y de muchísimo más valor cinematográfico, pero en el caso de la segunda atormentada por la crítica. De hecho, ayer pude ver un intento patrio como Órbita 9, película discreta e insuficiente, si bien su arranque es más que interesante, pero aún así me gusta más que esos trabajos ampulosos y artificiosos que cito. Un abrazo.

    • elcriticoabulico 9 octubre, 2017 a 13:33 #

      Esta es mejor que La llegada. Oí de pasada críticas acerca de la vacuidad de Blade Runner 2049, pero no encuentro que sea una película hueca. Eso sí, hay veces que se pone grandilocuente en la forma y es lo que le pasa factura a la narración. Concuerdo con eso de que el cine es un arte de narrar con imágenes, como en el cine mudo, pero esas imágenes tienen que configurar una narración con un determinado ritmo, intensidad y vibración, porque si no también caemos en la pintura/fotografía y no en el cine. De esta forma, hay partes de Blade Runner 2049 que me interesan bastante, como toda la relación de K con su holograma o, con sus altibajos, su despertar a la autoconsciencia. La rebelión de fondo y las maquinaciones del demiurgo me quedan un poco descolgadas. ¡Un abrazo!

  2. Hildy Johnson 9 octubre, 2017 a 20:53 #

    Fui el viernes a verla. Y sigo dándole vueltas. Villeneuve continua con el universo de la película de Scott, mostrando un mundo y una historia que no nos es ajena… pero a la vez logra una película con identidad propia. En eso más o menos pensamos lo mismo. Pero creo que a mí me ha gustado algo más que a ti. Y quizá tenga que ver con que me gusta muchísimo el cine de Villeneuve (ay, La llegada también), que sí que es buenísimo como creador de ambientes y atmósferas, pero creo que también es un buen contador de historias. Sigo dando vueltas… y en unos días algo escribiré, seguro.

    Beso
    Hildy

    • elcriticoabulico 11 octubre, 2017 a 12:45 #

      Ya lo vi en la respuesta de tu blog y estaba esperándote jeje. Me parece que Blade Runner 2049 está lejos de alcanzar la fascinación emocional de la anterior, pero es una secuela digna, con elementos de interés. Me atrae la relación entre K y su holograma, también, aunque un poco menos, su proceso de autoconsciencia y redención. De nuevo, son preguntas sobre qué sentimientos definen el hecho de ser humano y, si por esos mismos sentimientos, una máquina puede ser el mejor de los humanos. Luego, las lecturas racistas y de la rebelión esclava (que me recuerdan mucho a la nueva trilogía de El planeta de los simios) y las motivaciones del nuevo demiurgo/doctor Frankenstein se me quedan algo más deshilachadas o descolgadas.

      Besos… a la espera de tu texto.

  3. Altaica 30 octubre, 2017 a 01:14 #

    Tiene varios problemas está obra, pero de ellos apesta y de qué manera la sistemática sensación de importancia, hasta tal punto que desnaturaliza lo que cuenta. Me ha resultado también penoso el papel de Ford, sin apenas presencia, con cara continua de susto y gesto va y gesto viene. Pero lo peor es que todo me da igual, todo es distante, sin alma, fatuo.. Formalmente impecable, brillante e impoluta pero ahí pare usted de contar. Los personajes no dicen nada, el guión presenta fallos, el sencillo asunto de la búsqueda adopta una importancia que no es para tanto.. Que cansado estoy de estos artefactos

  4. altaica 31 octubre, 2017 a 00:07 #

    Si por algo fue especialmente grande la primera es por su capacidad para transmitir de forma emocional y finalmente lírica cómo unos seres artificiales llegaban a sentir y amar la vida aún más que sus creadores humanos y, en consecuencia, luchar contra la finitud impuesta o fecha de caducidad. Nos llegábamos a preguntar qué es ser humano y no qué es un ser humano. Humano es aquello capaz de desarrollar la complejidad que generan sentimientos, afectos y recuerdos, con independencia del fluido que circula por sus venas, del material del que esté elaborada su estructura o si las percepciones de la memoria han sido añadidas o experimentadas. Qué o a qué eliminaba Deckard nos preguntábamos en su día y se preguntaba él mismo. Cuando Ford se denomina “ex-policía, ex-asesino” ya estaba otorgándoles a sus víctimas la condición de humanos o, al menos, de seres cuya eliminación suponía un asesinato. Por ello, finalmente comprendió que el replicante al que intentaba dar caza amaba tanto la vida que salvó la suya.

    Hoy, su secuela promueve la culminación mediante la fusión/hibridación del hombre y la máquina, en algo denominado MILAGRO. Pero ¿necesitaban los replicantes ese “milagro” para dar sentido a su existencia? ¿ no es en realidad ese antropocentrismo de guión y argumental la prueba de la tozuda necesidad humana de centralizar cualquier atisbo de trascendencia? Si somos sinceros, la fusión entre humano y replicante solo viene a cuestionar en parte el verdadero sentido y lirismo de la película inicial, de la cual surgía el eterno dilema del hombre y su búsqueda de lo inmortal representado por esos replicantes que con independencia de lo que circule por sus ausentes venas son capaces de sentir. Insisto, ¿es el hombre humano por lo que está construido?, huesos, sangre, piel y carne, o ¿es hombre por lo que es capaz de sentir, de amar, de percibir, de admirar, de adorar? Por tanto, la hija surgida entre hombre y máquina, de Dekard y Rachael ¿es solo la falaz criatura originada de una visión humana egocentrista que pretende a toda costa dotar a la máquina de un imprescindible margen de hombre en la asunción soberbia que nada que no proceda en todo o en parte de lo humano jamás será reconocible como tal? ¿Necesitan los replicantes tal milagro para sentirse únicos, especiales y no aniquilables? ¿Necesitan tal milagro para exigir el respeto vital que le es intrínseco por estar diseñados no a imagen y semejanza de los humanos y sí para desarrollar capacidad sentimental y afectiva, moral y ética, esto es, apreciar la vida en una dimensión única, ya sea en la forma material que fuere? ¿Qué necesidad existe para que máquinas humanizadas deifiquen tal hibridación cuando la nueva sangre viene de su reverso, esto es, deshumanizados humanos? Si finalmente se produce la mezcla entre humano y replicante, ¿qué valor tiene ya que un replicante dé una lección moral y ética al humano que pretendía su exterminio? El verdadero MILAGRO no es el resultado que promueve la actual secuela, el verdadero PRODIGIO era y es el lirismo de una idea que pretendía transmitirnos que se esté hecho del material que se esté hecho se es humano cuando se tiene sencillamente humanidad.

    • elcriticoabulico 1 noviembre, 2017 a 15:22 #

      Yo sí encuentro detalles bastante estimables en esta película, a la par que fallos notables. Estoy de acuerdo esencialmente en tu apreciación de la necesidad del milagro, que sigue esa línea del blockbuster de pretensiones serias que suele manejar conceptos mesianicos y religiosos. Pero por otro lado creo que ese discurso sobre el sentido de lo humano, visceral o artificial, está decentemente reproducido, actualizado (¿repetido?) en la relación del protagonista con su holograma, que es el personaje más sentimental de la obra. Aunque a menor nivel que la original, claro. Y además filmes como Her también hablaban, y muy profunda y líricamente, de ello. La grandilocuencia de las imágenes amenaza con devorar el relato, sin duda, y desde luego afecta al ritmo, pero creo que hay líneas argumentales que sobreviven. En fin, aunque a mí en su día no terminó de convencerme, creo que te recomendaré Ex Machina, por si no la has visto. A ver qué te parece.
      Un abrazo y muchas gracias por tu excelente comentario, Altaica.

      • Altaica 1 noviembre, 2017 a 23:45 #

        Llevo tiempo detrás de ella. Y Her es una obra maestra y lo que nos ocupa solo suficiente. Es que a mí no me ha transmitido nada. Espero en un segundo visionado darle otra oportunidad. Un abrazo

        • elcriticoabulico 3 noviembre, 2017 a 13:44 #

          Yo hace tiempo que me quedo convencido a la primera y no me parece demasiado relevante que pueda estar equivocado. Hay tanto que aún no he visto como para rever lo que no me ha gustado…

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