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Año: 2017.
Director: Ridley Scott.
Reparto: Michael Fassbender, Katherine Waterston, Billy Cudrup, Danny McBride, Demián Bichir, Amy Seimetz, Carmen Ejogo, Jussie Smollett, Callie Hernandez, James Franco, Guy Pearce.
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El inglés Ridley Scott podría personificar el erial de ideas que parece asolar el cine comercial de Hollywood, entregado a las trilogías, las sagas, las secuelas, las precuelas, los crossovers. los remakes, los reboots y la nostalgia como producto de mercadotecnia. Otrora director de prestigio, en los últimos años su concurrencia en el séptimo arte viene ligada de la recuperación de Alien, el octavo pasajero y Blade Runner, dos piezas que justifican por sí solas una carrera y, por lo visto, a cuya mítica estela está decidido entregar este tramo final de su filmografía. O no solo a ella, porque rizando el rizo incluso ha planteado la posibilidad de resucitar -esta vez literalmente- al Máximo Decimo Meridio de Gladiator, ídolo popular.
Alien: Covenant no solo subvierte la premisa original de distanciar la nueva serie iniciada con Prometheus de la saga precedente de Alien -una decisión cuyo cumplimiento era ya bastante cuestionable en la anterior-, sino que profundiza en las fallidas intenciones filosóficas de su antecesora inmediata hasta conformar una especie de híbrido de, precisamente, Blade Runner. En ella, el androide David replica definitivamente al rebelde, reflexivo y agónico Roy Batty -guiños directos incluidos-; si bien el romántico Nexus-6, aparte de ser una mezcla de superhombre y monstruo de Frankenstein que repudiaba a su frío creador, amaba empáticamente la vida sobre todas las cosas, a diferencia de este ciborg que insiste en proclamarse el Ángel Caído que reina sobre el paraíso perdido de John Milton.
La búsqueda del sentido de la vida a través del encuentro con el demiurgo -principal leit motiv de Prometheus-, de nuevo la tentación de jugar a ser Dios y sus implicaciones morales -obviamente con música de Richard Wagner para aludir a las filiaciones nietszcheanas y nazis del debate-, la dualidad espiritual -aunque sea dentro de una carcasa sintética-, la tensión psicológica que propicia el conflicto entre la fe -el Destino manifiesto que reproducen estos colonos de una nueva frontera- y el azar como explicación potencial de la existencia y de los hechos que ocurren. El argumento de Alien: Covenant es ambicioso. Sin embargo, ni el texto ni Scott desde la imagen encuentran la clave para dotar de trascendencia a la obra, que se limita a lanzar sentencias rimbombantes al vacío, desligadas de un empaque verdadero.
Es de agradecer que el libreto no sea el desastre lógico que hundía Prometheus y que la narración esté articulada con fluidez. Pero aun así, la parte más lúdica del filme, su componente de terror en el espacio, de la supervivencia en la caza del ser humano retrotraído a los escalafones inferiores de la cadena trófica, no deja de ser la repetición de unos sustos bien conocidos y suficientemente explotados en todas las entregas precedentes. En este aspecto, funcionan mejor cuanto más ‘artesanales’ son. Esto es, cuando la realización cruda, la presencia gótica y las sensaciones físicas priman sobre el equilibrismo digital.
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Nota IMDB: 6,8.
Nota FilmAffinity: 5,9.
Nota del blog: 6.
Tengo sentimientos encontrados con Covenant, por un lado me parece que la presentación del escenario es perfecta, aunque repetimos errores de gente supuestamente preparada para cualquier situación.
Pero luego todo se torna previsible, caprichoso. David el genocida es un personaje que ya me irritó en Prometheus y que aquí se convierte en risible. Lo peor de todo es que un concepto como el de Alien, un mal puro, resulta ser un experimento genético de un chalado a bordo de una nave…. Con lo cual el concepto de unos xenomorfos supervivientes natos se transforma en el de una camada de perretes.
No, Ridley, eso no.
No te voy a negar que fui a verla un poco ‘en plan Boyero’, sin repasar ningún Alien anterior ni Prometheus y, la verdad, me pierdo un poco ya en la cronografía de los xenomorfos y en las motivaciones del androide David, que no terminé de entender del todo más allá de la rebelión contra Dios para erigirse él mismo, en negativo, en Dios de una criatura perfecta. Pero por estos huecos que tengo no me atrevo a hacer afirmaciones categóricas en lo que respecta a su amor por los aliens, a qué responde su plan o si todo ello tiene un sentido completo (en sí mismo y en relación con la imaginería de la serie).