La potencia estética es la potencia de la Revolución cubana. Soy Cuba, una obra monumental incluso en su malditismo, donde la belleza cinematográfica expresa la belleza de las ideas; un atronador rayo propagandístico en medio de la asepsia del mensaje político contemporáneo. Para la sección de cine clásico de Bandeja de Plata.
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Año: 1964.
Director: Mikhail Kalatozov.
Reparto: Luz María Collazo, Jean Bouise, José Gallardo, Raúl García, Sergio Correri, Luisa María Jiménez, Mario González Broche, Raquel Revuelta.
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Paradójicamente, fue el desplome de la Unión Soviética, cabeza del bloque comunista, y el consecuente desmoronamiento del Telón de acero, los que descubrirían al resto del orbe Soy Cuba, ciclópeo proyecto propagandístico producto de este mundo dicotómico de la Guerra Fría, por entonces apenas extinguido. [más] el oscurecimiento del filme se había debido asimismo al rechazo o cuanto menos a la frialdad con que había sido acogida por sus mecenas, la Cuba castrista y la propia Unión Soviética [más]. Soy Cuba es una obra colosal incluso en su malditismo.
Son circunstancias, pues, frente a las que se sobrepone una película visualmente torrencial, casi propia del cine silente, digna descendente de maestros de la creación visual como Sergei Eisenstein [más]. Un prodigio de técnica que dispone su exhuberante estética al servicio -que no sometida- de las ideas. [más] Soy Cuba es un filme formalista, desde luego, pero la atronadora potencia de sus imágenes expresa con mayor relevancia el mensaje que se enhebra a través de un argumento cuatripartito que, en realidad, entabla un diálogo entre los dos primeros relatos -la opresión y explotación prerrevolucionaria- y los dos últimos -la reacción y respuesta revolucionaria-. [más] la precisión de las coreografía de los movimientos de cámara, de la prodigiosa fotografía de Serguei Urusevskiy y de los actores dispuestos en el escenario establecen un dinámico juego de ritmos, luces y sensaciones asociadas. [más] Finalmente, se descubre la cara oculta de la diversión; el coste de la frivolidad inconsciente e insolidaria sintomático del capitalismo, que impone una dialéctica deshumanizada de producción y consumo.
Hay detalles de Soy Cuba que, desde la vetusta propaganda de tiempos remotos, reviven hoy con nuevos ánimos en un presente ávida e interesadamente desideologizado. [más] El despliegue técnico también se combina con saber narrativo, como, aparte del uso de la metáfora visual, ejemplifica el flashback que reconstruye el puzle trágico del recolector de caña, sus circunstancias presentes y su manera de enfrentarse a la última humillación que la vida le reserva al pobre, encerrado en un círculo vicioso irreparable.
Tanto el de Pedro como el de María -ambos nombres con gran sustrato bíblico- son dos episodios que lucen una enérgica poética de la miseria, la desesperación y la rebeldía, en ambos casos infortunada a causa del desamparo del individuo en su acción en solitario. [más] «¿Quién responde de esta sangre y estas lágrimas?», se lamenta la voz de Cuba en el cierre de esta primera mitad.
La pregunta no es retórica. El montaje, cargado de ideología, cambia el fotograma para enfocar a Fulgencio Batista, presidente de Cuba desde la Revuelta de los sargentos y títere de los Estados Unidos en la isla antillana. En el resto del metraje, Soy Cuba ofrece la respuesta política, bélica y moral a la coyuntura previamente planteada. [más] moraleja revolucionaria [más]. En otra muestra de capacidad sintética, Kalatozov compone con un solo trávelin el retrato idealizado de la actividad guerrillera: una comunidad donde se preparan las armas, se educa y se construye la conciencia común.
Estos segmentos conclusivos son más combativos y menos líricos que las anteriores, que poseían una desolación ahora transformada en cólera. [más] No obstante, la plasmación de esta agresividad intrínseca del discurso tampoco está reñida con la belleza, aunque de nuevo esta aparece en el sacrificio, en el martirio. En la muerte. [más]
El relumbrón estético es el relumbrón de la Revolución cubana. [más] Su festín de esteticismo y conceptualidad provocaría una conmoción que situaría a Soy Cuba en un merecido estatus de proeza monumental.
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Nota IMDB: 8.
Nota FilmAffinity: 7,8.
Nota del blog: 8,5.
Qué suerte la tuya querido crítico abúlico… yo solo he podido ver fragmentos, sobre todo en documentales sobre cine. Tengo muchas ganas de verla.
Beso
Hildy
Pues consíguela, porque es una joya. Pocas veces me he sentido tan impresionado por la potencia estética de las imágenes. Es puro cine, donde el plano, sustenta, alimenta y potencia el discurso. Una obra colosal.
Besos.