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Paterson

19 Dic

paterson

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Año: 2016.

Director: Jim Jarmusch.

Reparto: Adam DriverGolshifteh Farahani, Barry Shabaka Henley, Chasten Harmor, William Jackson Harper, Rizwan Manji.

Tráiler

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           Jim Jarmusch parece exponer la planificación de Paterson en la evaluación de un poema escrito por una niña de unos diez años pero que es dueño de una extraña sensibilidad. Es un poema que solo rima en sus dos primeros versos -los que equivaldrían al lunes y el martes en la película, y con los que se referiría a la influencia de los sueños de Laura en los acontecimientos del día, a los diálogos en el bus que parecen querer establecer una reapropiación del esquema de las conversaciones causales de la serie Coffee and Cigarettes y al trazado de la rutina del protagonista en definitiva, ligada al itinerario circular del autobús que conduce-, aunque también se rastrea en él una combinación de rimas internas y, visto en perspectiva, una singular, delicada y armoniosa visión en la que se entrevera lo cotidiano con lo onírico, creando un conjunto de enorme potencia lírica.

Puede reforzar el argumento que éste sea el único poema que escribe aquí el cineasta estadounidense, puesto que el resto de los que aparecen diseminados por el filme son regalos originales de su admirado Ron Padgett.

           Paterson, pues, podría describirse como un poema dentro de un poema, habitado por un poeta que además, en otra cuidada rima, la ciudad es él -el topónimo Paterson, localidad de Nueva Jersey cuna de los literatos Allen Ginsberg y William Carlos Williamsy él es la ciudad -el antropónimo Paterson-. En silencio, apenas interviniendo en ella, Paterson, el personaje, observa el transcurso de la existencia, y su mirada poética queda plasmada en unos fotogramas que se suceden con ritmo calmado e interesado en el detalle, al encuentro de las notas de sonido y color que surgen de la calle, de la gente, de las acciones. Vibran grandes tragedias nimias, deslumbrantes sonrisas cándidas, rotundas ilusiones mínimas. Consonancias y asonancias, renglones sueltos, retazos de canciones, incluso repeticiones monocordes como síntesis de la vida corriente.

           Con tremenda sutileza, Jarmusch las va recopilando mediante una realización muy sofisticada en su minimalismo y su quietud. Las imágenes de Paterson son realidad y son sueño, son drama y son comedia, son prosa y son verso, son humildad y son trascendencia. El relato se desliza apacible, con aspecto de no pretender nada, y con esta atenta parsimonia va cerrando y redondeando su recitación.

Lo hace con una insólita belleza, que no es tan evidente como la del rostro de Golshifteh Farahani -nunca estuvo tan guapa en pantalla-, pero sí igual de terminante e inspiradora, capaz de constituir un glorioso elogio del valor del arte -ese que, cual bestia estúpida, arrincona y hostiga la deriva neolibreal contemporánea por ser incapaz de calcularlo- tan contundente y romántico como el que hacían los estetas vampiros de Solo los amantes sobreviven, guardianes de las esencias elevadas del ser humano. Y notablemente más optimista.

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Nota IMDB: 7,7.

Nota FilmAffinity: 7,2.

Nota del blog: 8,5.