Cut Bank: un thriller que apunta a farsa de tintes coenianos para la sección de estrenos en dvd de Cinearchivo.
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“El crimen supone una forma equivocada del esfuerzo humano.”
Alonzo D. Emmerich (La jungla de asfalto)
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Cut Bank
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Año: 2014.
Director: Matt Shakman.
Reparto: Liam Hemswoth, John Malkovich, Michael Stuhlbarg, Teresa Palmer, Billy Bob Thornton, Bruce Dern.
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Un pueblo recóndito de la América que no sale en las postales; un plan criminal ejecutado por aficionados y que supera en mucho sus recursos personales; una mirada levemente irónica y cargada de humor negro hacia el culto al dinero convertido en necesidad existencial. En Cut Bank se rastrean numerosos elementos argumentales que recuerdan a la filmografía de Joel y Ethan Coen, e incluso aparecen en el elenco carismáticos actores que han colaborado con ellos a lo largo de su carrera, caso de John Malkovich –Quemar después de leer-, Michael Stuhlbarg –Un tipo serio– y Billy Bob Thornton –El hombre que nunca estuvo allí y Crueldad intolerable-. Precisamente este último es una de las presencias más destacadas de la serie de televisión que se apropia de la película que más puntos de conexión tiene con la aquí comentada: Fargo.
Porque, como en aquella, concurren en el libreto las investigaciones de un sheriff rural fuera de su elemento (Malkovich) con la trama urdida por un pobre hombre que tan solo desea escapar de esta cárcel al aire libre (Liam Hemsworth) y que, por los caprichos de un azar que no tiene piedad con los imbéciles, se va enredando en un efecto bola de nieve que arrastra violentamente a los personajes con los que se cruza, igual de patéticos que los anteriormente citados, cada uno a su modo.
En definitiva, el presunto primer asesinato cometido en Cut Bank, Montana, el lugar más frío de los Estados Unidos –entendido como otro guiño travieso a la nevada Fargo, pues la acción sucede aquí en pleno calor estival-, deriva también en un thriller con un punto de farsa, si bien más clemente hacia sus criaturas de lo que jamás serían los implacables hermanos. Además, en otro matiz de misericordia y diferenciación respecto de los Coen, en Cut Bank esta condición patética parece materializarse, responsabilizándolo, en el pueblecito donde se ambienta el filme y que, de hecho, le da título. Aunque el alucinado desarrollo de acontecimientos depende casi en exclusiva de la incapacidad de los implicados –como en las confabulaciones de los Coen, el peligro procede siempre de los propios integrantes de la intriga-, se descarga parte de su culpa para apuntar en cambio a uno de esas representaciones de la América desestructurada y sórdida –al estilo, por ejemplo, del fatalismo que imprime en sus habitantes el degradado Knockemstiff retratado literariamente por Donald Ray Pollock-. Un lugar dejado de la mano de Dios, tan cadavérico como los animales disecados del peculiar taxidermista del filme (Stuhlbarg), y donde por tanto resulta inimaginable que a cada individuo se le cumpla su porción de sueño americano que, por derecho, parece atribuirse todo ciudadano estadounidense, víctima de la naturaleza propagandística de su propia nación. La idea que quedará luego sintetizada en uno de los giros del guion, congelada en una habitación.
Así, cada uno de los personajes de Cut Bank parece aprisionado en este mísero villorrio tanto de manera literal –la secuencia final, al estilo de El ángel exterminador– como emocional –el deseo de huir de la desidia y la falta de futuro, la ausencia del ser querido, las rencillas pasadas que se van revelando en el desenlace-. Por ello, en Cut Bank ni el cartero es risueño con sus vecinos en cuanto le dan la espalda, ni el triunfador potencial merece el triunfo que cree merecer y desea tomar de una vez por todas mediante subterfugios, ni el sheriff es un tipo heroico y aguerrido, ni el empresario hecho a sí mismo un hombre ejemplar.
Esta confrontación de apariencias y realidades se entrelaza asimismo en el argumento, del que surgen detectives improvisados o asesinos en serie insospechados como hijos bastardos de esa cara B de América donde se oculta la mierda bajo la alfombra para que los turistas puedan seguir sacando fotos sonrientes. Consciente del difícil equilibrio de la mezcla, el guionista de Cut Bank, Roberto Patino, inserta puntuales notas ácidas en los diálogos, entre los que se configuran como ejemplos más evidentes las alusiones a la presunta muerte de Derby Milton y su vuelta de tuerca andando el metraje o ese delegado de correos que parece un émulo del agente Cooper adorador de las tartas y el café provinciano de Twin Peaks.
Chispazos estos que disimulan las lagunas de la historia y contribuyen a afianzar el carisma particular de la producción –un mayor atrevimiento a la hora de ejecutar las conclusiones hubiese resultado más sabroso y más coherente con la esencia de la obra, eso sí-, bien arropada por ese catálogo de actores de carácter donde es obligado mencionar la inusual contención de Malkovich.
Es el primer largometraje para la pantalla grande de Patino, procedente del mundillo de las series de televisión del mismo modo que el director Matt Shakman, en cuyo haber figuran curiosamente un par de capítulos de Fargo, posteriores al estreno de la presente cinta –¿tomarían nota de ello los Coen en su función de productores ejecutivos de la serie?-.
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Nota IMDB: 6.
Nota FilmAffinity: 5,7.
Nota del blog: 6,5.
Anomalisa sé que un día u otro terminaré viéndola… y Cut Bank me la apunto para dejarme atrapar por los chispazos… que desprende.
Beso
Hildy
Anomalisa debería interesante, tiene cosas muy buenas. Espero que disfrutes ambas.
Besos.