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Las aventuras de Jeremiah Johnson

18 May

“El hogar es para huir en busca de sueños que, con suerte, no se harán realidad.”

Ben Rumson (La leyenda de la ciudad sin nombre)

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Las aventuras

de Jeremiah Johnson

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Las aventuras de Jeremiah Johnson

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Año: 1972.

Director: Sydney Pollack.

Reparto: Robert Redford, Will Greer, Delle Bolton, Josh Albee, Stefan Gierasch, Joaquín Martínez.

Filme

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           Una de las lecturas más interesantes del sueño americano es aquella que se refiere a su dimensión existencial o espiritual. Es decir, la posibilidad de encontrarse ante un continente virgen –desde el punto de vista eurocéntrico, se entiende- en el que hacer borrón y cuenta nueva para abalanzarse al camino y construir, desde cero, una vida a la medida de los incontenibles sueños y emociones que abriga el interior del viajero.

Este plano existencialista, patrimonio del western genético en el cine, cala hondo en el espíritu de los Estados Unidos y se reproduce en movimientos y corrientes contraculturales posteriores como los ‘hobos’ –una de sus representantes, ‘Boxcar’ Bertha Johnson, inspirará El tren de Bertha, de Martin Scorsese– o los beatniks, popularizados universalmente por el escritor Jack Kerouac y esa Biblia para su generación y otras venideras, En el camino. De nuevo en el séptimo arte, la road movie sería la encargada de recoger el testigo del western durante el comienzo de su agonía a finales de los años sesenta, con la carretera como último territorio libre e indomable frente al desaliento de una nación.

           Ya estrenada a comienzos de la década de los setenta, en los coletazos terminales de la edad del oro del género, Las aventuras de Jeremiah Johnson, inspirada en la turbulenta figura del cazador John Johnston, condensa este aspecto de renacimiento vital asociado al cine del Oeste a partir de las aventuras de Jeremiah Johnson (Robert Redford), renegado de la civilización urbana después de la Guerra de Secesión, en las recónditas y salvajes Montañas Rocosas, espina dorsal del mundo. No es casual que su primer interlocutor, el anciano Garra de oso (Will Greer) que se dice pariente y cazador de estos plantígrados, le bautice como ‘peregrino’, término que se arrogaban para definirse los puritanos del Mayflower, considerados padres fundacionales de los Estados Unidos.

Por su parte, surgido desde una nada confusa en la que se intuye una atroz deshumanización y poderosos dramas, Johnson aparece en la América inconquistable para convertir la aventura en existencia y la existencia en aventura.

           Así, su vagar arbitrario por el Colorado ajeno a la sociedad occidental adquiere la entidad de un viaje metafísico de ida y retorno a través del cual Johnson sufre su correspondiente transformación por medio de los sucesivos encuentros que traba con figuras que lindan con lo fantástico, convocando una especie de mitología norteamericana muy del gusto del apasionado guionista de la cinta, John Milius, quien acredita un libreto luego revisado por Edward Anhalt -además de por los propios Pollack y Redford-, sin que por ello se pierda la manifiesta huella de este impetuoso y personal contador de historias -¿hubiera merecido la pena que hubiera sido también su director? Es posible-.

A la deriva en la inmensidad de una naturaleza sobrecogedora y trascendente, el trampero –al menos esa es la excusa confesa para iniciar la odisea hacia lo desconocido- labra su ser con el contacto con chamanes, iluminados, familias circunstanciales e indígenas de carácter misterioso y ambiguo, trazando un recorrido que, en cierta manera, transcurre a la par de las líneas de la vida –nacimiento, madurez y extinción-.

           Quizás el violento tercio final quede un tanto deslavazado dentro del conjunto de una narración imperfecta aunque poderosa, pero esto no es óbice para dejarse llevar por las sugerencias y emanaciones de una historia primitiva y eterna, tan ancestral como actual.

 

Nota IMDB: 7,6.

Nota FilmAffinity: 7,6.

Nota del blog: 7,5.

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