«¡Los vengadores son como los Beatles, pero los Guardianes son como los Rolling Stones!»
James Gunn
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Guardianes de la galaxia
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Año: 2013.
Director: James Gunn.
Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldana, Bradley Cooper, Dave Bautista, Vin Diesel, Lee Pace, Michael Rooker, Karen Gillan, Djimon Hounsou, John C. Reilly, Glenn Close, Benicio del Toro, Josh Brolin.
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Es diametral la divergencia cinematográfica entre los superhéroes de DC Comics –Batman, Superman– y la Marvel –Spiderman, Los vengadores, Guardianes de la galaxia,…-, condenada a perpetuarse ad eternum por medio de prolongaciones correlativas ya anunciadas para los próximos cinco años. La primera, nocturna y torturada, de acuerdo con los preceptos del héroe trágico impuestos por la trilogía batmaniana de Christopher Nolan. La segunda, solar, desenfadada y autoconsciente, de acuerdo con la magnética personalidad asimilada por el Tony Stark de Iron Man y definitivamente canonizada por Joss Whedon en Los vengadores.
Aunque la ambiciosa primera variante ha arrojado resultados realmente estimables –la arrolladora El caballero oscuro como máximo exponente-, el triunfo popular parece inclinarse, posiblemente con razón, hacia esta segunda, responsable de productos de entretenimiento tan disfrutables como esa Los vengadores antes mencionada. Menos pretenciosa en lo dramático, igual de desopilante y excesiva en la recreación informática de su imaginario, más amigable para los profanos de la viñeta como un servidor.
En la escena que abre Guardianes de la galaxia –justo después de la inevitable introducción donde aparece el tradicional trauma motivador del héroe-, Peter Quill, protagonista de la función, desfila por un abrumador escenario cósmico armado con un walkman ochentero y la melodía de Come and Get Your Love en sus auriculares. Improvisando en su festivo bailoteo, atrapa a una agresiva criatura extraterrestre para blandirla como micrófono mientras asesta rítmicos golpes de pelvis. De inmediato queda fijada la personalidad del personaje y, en paralelo, el tono del filme.
Nos encontramos en resumen ante un héroe intergaláctico canalla, vacileta y bailongo, interpretado además por un tipo relativamente común y simpaticote como Chris Pratt –dejando de lado su nueva y portentosa musculatura- y que, con su nostalgia de la música, la cultura y el lenguaje popular de los ochenta, persigue sin disimulo la complicidad de un espectador identificado con unos gustos probablemente similares a los suyos. Es decir, como si La guerra de las galaxias estuviera protagonizada no por Luke Skywalker, sino por un Han Solo que luce cintas de Los Bravos y Alaska y los Pegamoides en el radiocasete de su Halcón Milenario.
Guardianes de la galaxia aspira a establecer un fino equilibrio entre los códigos del cómic –la cicatriz emocional sin cerrar, la conversión del renegado en héroe o cuanto menos antihéroe responsable, la amenaza planetaria, el sacrificio personal- y la conveniente desmitificación de estos tópico sobados –la autoparodia a golpe de torpeza y anacronismo, el homenaje cultural, el insólito guiño cinematográfico, los cameos sorprendentes, los codacitos para iniciados en el cómic-.
Así, entre otros numerosísimos gags organizados en una amplia escala que va desde la cachonda socarronería hasta el infantilismo total, Guardianes de la galaxia puede permitirse la inclusión de agradecidos chistes a costa del ‘heroico’ Kevin Bacon, Howard el Pato o la perrita Laika –aunque leo decepcionado que es un personaje de la serie: el perro soviético Cosmo-. Son estos los que, al final, sostienen el filme ejerciendo de contrapeso frente a una trama muy justa de imaginación –lástima que el discurso se alíe con la línea política oficial americana en vez de ser auténticamente subversiva como Iron Man 3 y su villano-.
Un libreto elemental que, además, queda expresado en pantalla por aplastamiento digital y no tanto por talento visual o por la coreografía de las correspondientes batallas épicas, culmen del abigarramiento de unos efectos especiales solo digeribles debido a su clásico y muy asequible sostén narrativo.
La película se fundamenta en definitiva en el carisma de sus personajes. La falta de gravedad desactiva cualquier aspiración pretenciosa que, de existir, hubiera condenado sin remedio a la cinta, como tantas veces ha sucedido en un género por lo general cortado por patrones demasiado estrictos y repetitivos. De este modo, Guardianes de la galaxia sobrevive y divierte sin miramientos, si bien jugando con una caricatura gamberra que no sé hasta qué punto considerarán respetuosa y admisible los devotos de los tebeos originales.
Nota IMDB: 8,2.
Nota FilmAffinity: 7.
Nota del blog: 6,5.
Ni idea de que va esto, dejé de leer a Marvel luego de la invasión Skrull y nunca me tope con estos chicos. Este año solo vivo para los sables de luz.
Pues son un grupo de gente sana y simpaticota que rompieron la taquilla en verano. Son accesibles para profanos.
Es entretenida, justa mezcla de acción y comedia. Y ese aire retro, pues le sentaba bastante bien. Vamos que me gusto. Cuidate
Un buen entetenimiento.