Por mucho que la Segunda Guerra Mundial se empeñe en desmentirlos, The Archers creen en los milagros, creen en la humanidad. Un cuento de Canterbury para la sección de cine clásico de Bandeja de Plata.
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“Muchas veces me pongo las películas de Michael Powell y Emeric Pressburger y pienso que me gustaría dirigir como ellos. Cada vez me parecen mejores.”
Wes Anderson
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Un cuento de Canterbury
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Año: 1944
Directores: Michael Powell, Emeric Pressburger.
Reparto: John Sweet, Sheila Sim, Dennis Price, Eric Portman.
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En 1944, la propaganda belicista, destinada tanto a reforzar la moral de la retaguardia como a enardecer a los nuevos combatientes, secuestraba la cartelera del mundo libre. [más] No obstante, The Archers eran más sensibles y conservaban intacto su innegociable espíritu humanista, ajeno a etiquetas y maniqueísmos desquiciados por la sinrazón, lo que les permitirá apostar no por el odio que separa a los hombres, sino por la belleza universal que les une. [más]
La premiere de Un cuento de Canterbury data del 11 de mayo de 1944. Por aquel entonces, los aliados creen en la victoria, pero el triunfo final está aún lejos de vislumbrarse. [más] Como el resto de su filmografía en común hasta el momento, la situación bélica domina una película que, en principio, parecía zafarse de tan nefasta vicisitud, dado que su ascendencia proviene de Los cuentos de Canterbury, la inmortal obra de Geoffrey Chaucer, pilar esencial de la literatura inglesa. [más] Sin embargo, la guerra se apodera del trasfondo del filme, como una parte fundamental del escenario donde se desarrolla: [más]. La imagen es triste, pesimista. La película; no. En Un cuento de Canterbury, la inefable barbarie no impide ver el conmovedor bosque histórico y humano que acoge la obra. [más] De hecho, a lo largo del metraje, la importancia del uso y la presencia de la luz reafirmará esta idea de trascendencia mística.
Es por tanto el Destino el encargado de unir los caminos de Bob Sweet, sargento del ejército estadounidense acampado en Inglaterra; Alison Smith, una joven voluntaria civil, y Peter Gibbs, sargento de las fuerzas británicas; todos ellos congregados por azar en la minúscula localidad de Chillingbourne, a los pies de Canterbury. En cierta manera, la irrupción del enigmático ‘hombre del pegamento’ sigue esta idea de la injerencia de lo sobrenatural, ‘mcguffin’ que sirve una leve trama de intriga que ejercerá como hilo conductor de la cinta –aunque, en su desenlace, la vertiente ‘sexual’ de su excusa resulte un tanto anticuada vista a día de hoy-. Esta misteriosa figura actúa por tanto como intermediario iluminado dentro del recorrido íntimo que el singular trío protagonista experimentará en la aislada e idílica campiña británica, espacio de paz, contemplación y reencuentro con las maravillas de la vida, indelebles incluso para el horror más absoluto [más] Conviven, sienten; airean sus cicatrices comunes, descubren sus inquietudes y anhelos compartidos. [más]
Regresando a los fotogramas, el tono dulce y el ritmo apacible del relato, donde toda muestra de candidez está bien entendida, festeja los firmes valores morales disfrazados en el costumbrismo de la historia y, en conclusión, el entendimiento ecuménico entre gentes y culturas [más].
Este sentir optimista no significa que Un cuento de Canterbury renuncie a reconocer la doliente tristeza que propicia tan abominable contexto histórico –las visitas americanas que siempre llegan en uniforme militar-, pero, en conjunto, la arrebatadora fuerza de su vitalidad consigue despejar los nubarrones que cubren Europa. Michael Powell y Emeric Pressburger creen en los milagros. Creen en la humanidad. [más].
Nota IMDB: 7,6.
Nota FilmAffinity: 6,8.
Nota del blog: 8.
Me fascinan las películas de Michael Powell y Emeric Pressburguer. Su forma de mirar me seduce. En todas las películas que he visto crean una atmósfera especial y una forma diferente de contar las cosas. La que hoy reseñas es una de las que me faltan. Pero mi entusiasmo no decrece cuando descubro joyas como Las zapatillas rojas, Narciso negro, Vida y muerte del coronel Blimp, Sé adónde voy, A vida o muerte o Los cuentos de Hoffman… Y aún me queda más por descubrir como Un cuento de Canterbury.
Besos
Hildy
Su romántico sentido de la humanidad y, al mismo tiempo, la belleza de sus composiciones son cautivadoras. Aún tengo mucho que ver de ellos, pero siempre son interesantes y satisfactorios. Decía el crítico Javier Ocaña, un tipo de fiar, que son «los mejores directores desconocidos del cine». Creo que, de momento, mi favorita suya es la de Vida y muerte del coronel Blimp.