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El amanecer del planeta de los simios

23 Jul

«No puedo evitar pensar que en algún lugar del universo tiene que haber algo mejor que el ser humano. Tiene que haberlo.»
George Taylor (El planeta de los simios)

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El amanecer

del planeta de los simios

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El amanecer del planeta de los simios.

Año: 2014.

Director: Matt Reeves.

Reparto: Andy Serkis, Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell, Kodi-Smit McPhee, Nick Thurston.

Tráiler

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           En su novela El planeta de los simios, Pierre Boulle exponía la incapacidad del hombre para evolucionar a un estadio de civilización superior: la comprensión de sí mismo y de su entorno; la empatía y el amor como valores primordiales frente a la desconfianza y el odio. El respeto absoluto por la vida, la paz ecuménica. Es decir, la frontera final que lo separa definitivamente de su condición animal.

El amanecer del planeta de los simios es, desde el otro lado del espejo, una reflexión acerca del devenir imperfecto e inapelable de toda civilización y una renovada constatación de la imposibilidad de esta utopía anhelada. La pretendida sociedad ideal de los primates es, como no podría ser de otra manera, un fracaso; al igual que ocurría en la saga original, donde evidenciaba uno por uno –en cumplimiento de su función como metáfora crítica- los vicios de la sociedad humana, corrompida hasta la muerte. La inviabilidad de ese último paso cultural y evolutivo no es potestad exclusiva de la especie humana.

           Siguiendo un proceso ya advertido en aquellos primeros capítulos –La rebelión de los simios sobre todo-, el ‘reboot’ de la serie continúa con la reversión de esta alegoría primigenia. Si en El origen del planeta de los simios el chimpancé César sufría en primera persona el rechazo, las vejaciones y el encierro vivido por el hombre George Taylor –inversión de papeles que ya había explorado Huida del planeta de los simios, de forma más humorística y endeble-, por su parte El amanecer del planeta de los simios sitúa a la sociedad simia ante su propio reflejo deformado: la sociedad humana. Y a los primates, claro, no les gusta lo que se ve en él. “Ahora me doy cuenta de lo que nos parecemos”, exclamará este César carismático y cansado, vapuleado sin piedad por los desengaños de la edad y la experiencia.

El discurso no podrá alcanzar el poder filosófico, analítico y reflexivo de la obra inaugural de la franquicia, pero ofrece una vuelta de tuerca con jugo. Otro. El suyo propio, el que dicta su universo narrativo, en el que ni el protagonismo, ni el punto de vista pertenecen al hombre.

           El amanecer del planeta de los simios comienza con evocaciones de western fronterizo. Del receloso choque de dos civilizaciones que entrecruzan sus caminos en tierra de nadie y entienden que, para que una conquiste su hogar predestinado o simplemente sobreviva, de uno u otro modo, voluntaria o involuntariamente, deberá eliminar a la otra. En este contexto, se trata de un espacio de pugna dramática entre dos corrientes antagónicas de pensamiento y política: la predisposición a tender puentes, armarse de valores morales y levantar la vista hacia el futuro, y la predisposición a destruir puentes, regodearse en la bilis del pasado y hacer arder el mundo hasta las cenizas.

           De la misma manera que su inmediata antecesora –dueña de una primera mitad magistral y una segunda parte más convencional aunque solvente-, la propuesta trasciende el espectáculo veraniego para armar una película madura, elaborada con sentido del gusto y respeto al espectador, en la que la intensidad de la aventura y la acción no quede supeditada a la fría pirotecnia de los efectos especiales.

Si bien obviamente no estamos (ni queremos estar) ante un estudio de caracteres, la trama no es un armazón vacío, sino que en su interior al menos moran personajes palpables y conflictos creíbles, tanto íntimos como externos –incluso resuelve con pericia argumental y emocional un cliché tan trillado como el de la rebeldía adolescente y los consiguientes desacuerdos paternofiliales-, enmarcados en una atmósfera lluviosa y cenicienta acorde a su concepción pesimista. Los humanos, en su referido rol secundario, poseen un dibujo más básico -en especial ese líder interpretado por Gary Oldman, que termina por quedar menos definido-, y el desenlace echa en falta una pizca de concisión, pero el filme proporciona un entretenimiento con bastante sabor y un elogiable puñado de sustancia.

 

Nota IMDB: 8,3.

Nota FilmAffinity: 7,1.

Nota del blog: 7.

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