A cara descubierta

17 Jul

Bryan Forbes bajo el terror de Golan y Globus. El último largometraje estrenado en cine del británico como director, en la segunda parte del Especial Bryan Forbes de Cine Archivo.

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“El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más.”

Luchino Visconti

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A cara descubierta

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A cara descubierta.

Año: 1985.

Director: Bryan Forbes.

Reparto: Roger Moore, Rod Steiger, Elliott Gould, Anne Archer, Art Carney.

Tráiler

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            Cuesta imaginar un punto y final peor para un cineasta honrado, solvente y cabal como Bryan Forbes que el de acabar toda una carrera como director bajo el yugo de los feroces y despreciables primos Menahem Golam y Yoram Globus, responsables de producir con algunas de las obras más reaccionarias, panfletarias y bochornosas de los ochenta (que ya es decir), como Yo soy la justicia, Desaparecido en combate, El guerrero americano, Delta Force, Cobra, el brazo fuerte de la ley, Yo, el halcón o Yo soy la justicia II. Valga aquí una anécdota del rodaje de A cara descubierta, la película en cuestión de este artículo: después de un proceso modélico de preproducción y rodaje, liderado con guante de seda por Forbes –su carrera pretérita y paralela como intérprete le inclinaban hacia una relación comprensiva respecto a los repartos de sus filmes-, surgió de improviso el contratiempo de la enfermedad de la madre de Roger Moore, protagonista del proyecto. Forbes, como es natural, tanto más cuando la filmación aventajaba en varios días la agenda planificada, garantizó a Moore poder abandonar el set, establecido en Estados Unidos, para el disfrute de una semana de asuntos personales con el propósito de que atendiera debidamente la salud de su progenitora, convaleciente en Inglaterra. Sin embargo, a su retorno de Reino Unido, Moore encontró a Forbes acosado por Golam y Globus, quienes le reprochaban la pérdida caprichosa de toda una semana útil. A partir de ahí, la filmación pasaría a desarrollarse bajo un clima de tensión y desconfianza.  

            Es probable que Forbes, se viera en esta tesitura de dirigir A cara descubierta reclamado o recomendado por su amigo Roger Moore -con quien ya había firmado anteriormente Tinieblas y su segmento particular de la obra colectiva Los seductores-, acaso acuciado por la necesidad de unos últimos pasos de su filmografía como realizador que se desgastaba en filmes de resultados mediocres y productos destinados a la televisión. De hecho, tras A cara descubierta solo firmará como tal el telefilme El juego interminable, si bien aún le quedaría cobrar cierto crédito por la coescritura junto a William Boyd y William Goldman del guion de Chaplin, dirigida por su amigo y compañero de aventuras cinematográficas Richard Attenborough. No obstante, Forbes aún se arrogaría en A cara descubierta la confección del libreto, adaptación de la novela The Naked Face del previamente guionista Sidney Sheldon, gracias a la cual había obtenido una nominación al premio Edgar Allan Poe, concedido por la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos, en la categoría de Mejor primera novela de la edición de 1970.

            En su argumento, el doctor Judd Stevens (Roger Moore), un ético y refinado psicólogo de Chicago, afronta la doble amenaza de un asesino en la sombra que lo acecha por motivos desconocidos, y la del detective de la policía a cargo del caso, el sañudo sargento McGreary (Rod Steiger), resentido por un antiguo testimonio del facultativo en favor del inculpado en un caso de homicidio de su compañero de placa, ocurrido tiempo atrás. Es decir, un thriller en el que el pelirrojo actor se podía sentir confortable y, a la vez, le facilitaba emprender cierto alejamiento de la alargada sombra de su 007 -versión ‘para toda la familia’-, a quien dejaría de encarnar un año más tarde, en Panorama para matar –curiosamente, Forbes fue uno de los candidatos en firme a dirigir el primer episodio de la franquicia, a lo cual rehusó tras considerar que se trataría de otra cinta convencional de carreras y disparos-. No por nada, el personaje de Moore -un intelectual que pese a la tortura que recibe en los fotogramas se muestra reacio a adoptar respuestas violentas y su único puñetazo en toda la función es bastante desesperado y lamentable-, se declarará con rotundidad como un no creyente de las armas.

En la nómina de la cinta se acreditan también otros nombres contrastados como Elliott Gould, Anne Archer, Art Carney –vencedor del Óscar al Mejor actor principal en la disputadísima gala de 1972- y el citado Rod Steiger, dueño y señor de un papel con muchas similitudes con su oscarizado patrullero Gillespie de En el calor de la noche, y que facilitaba por tanto su tendencia al vociferio impetuoso, aun a riesgo de que se le saltase el ostensible peluquín y los puntos de sutura del ‘lifting’. Este individuo rencoroso y airado hasta la enajenación a causa de una herida sin cicatrizar en sus entrañas constituye la Némesis y, de idéntico modo, traza ángulos de encuentro con el protagonista, también devastado, aunque lo asuma de forma más queda e íntima, por otra lacrimosa y trágica desaparición sin superar: la de su mujer y su hija.

La acción se ambienta en la Chicago de los ochenta, una de esas tradicionales urbes del cine negro que, en el transcurso de esta década, servirá para representar la decadencia moral y la inseguridad ciudadana de América; escoria por lo general destinada a su aniquilación por parte de alguno de esos ‘vigilantes’ implacables a uno u otro lado de la ley que tanto satisfacían a Globus y Golan -un producto de la época que sintetizaba los ideales de iniciativa ultraindividualista y mano dura propugnados por el neoconservadurismo y, concretamente, por la administración Reagan (1981-1989)-.

            Como sucede en Angustia mortal, una incursión anterior del versátil Forbes en el género del thriller, la propuesta fía buena parte de sus pretensiones de impacto a la sorpresa final. Para lograr este objetivo, A cara descubierta avanza arrojando por el camino unos cuantos señuelos de dudosa credibilidad –resulta dificultoso autorizar la cerrazón del investigador, por muy soliviantado que se halle-, y algún que otro anzuelo tramposo, colocado de manera nada disimulada con el fin para atrapar espectadores ingenuos. Lo evidente de estas artimañas de guion desactiva en buena medida la tensión y la intensidad de la trama de intriga, predecible en su evolución y únicamente sostenida por el carisma del elenco y, en especial, por el inflexible pulso narrativo que Forbes, un tipo eficiente sea cual sea su cometido, luce a lo largo de todo el metraje.

Es así que, por mucho que se vea venir el golpe, anunciado por un evidente regusto a déjà vu, éste no deja de resultar menos cogido por los pelos. Como nota de distinción y (queremos creer) de independencia del cineasta británico frente a sus temibles superiores, cabe destaca de A cara descubierta su epílogo, que remata con fuerza, y en esta ocasión sí de manera sorprendente, la por desgracia rutinaria y alimenticia despedida de la pantalla grande de un director en parte olvidado y siempre reivindicable: Bryan Forbes.

Nota IMDB: 5,3.

Nota FilmAffinity: 5,6.

Nota del blog: 5.

4 respuestas hasta “A cara descubierta”

  1. Mónica Sz M. 17 julio, 2014 a 18:35 #

    No he visto la película pero la crítica muy interesante. Una pena que para una vez que se nombra a los productores no sea para elogiarlos.(Estoy en semana homenaje a producción) Un saludo.

    • elcriticoabulico 18 julio, 2014 a 00:54 #

      Bueno, es que Golan y Globus tampoco le hacen justicia al oficio… De aquí en adelante, se harán los deberes y caerán casos más elogiosos. Un saludo.

  2. plared 18 julio, 2014 a 23:01 #

    Joer no la he visto pero la caratula ya tira para atras. Y si, un director mas que notable que creo hizo pocas peliculas y casi todas decentes. En especial plan siniestro, grande ese film sin duda ninguna.

    Con Roger Moore creo que también hizo los seductores . No tengo mal recuerdo de ellla. Cuidate

    • elcriticoabulico 21 julio, 2014 a 12:45 #

      Uno no suele acabar su carrera como quiere, si no como puede. El cine a veces es un oficio ingrato.

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