La casa de los espíritus

9 Jul

“Es una crueldad juzgar una película a partir del libro en el que se basa. Nadie va a ver el Falstaff de Verdi para luego ir a casa y compararlo con Las alegres comadres de Windsor. Nadie acusaría a Verdi de dejar demasiadas partes del argumento fuera de su libreto. Cuando uno adapta una novela al cine, se pierde por el camino alrededor del 60 o el 70% de la misma.”

William Boyd

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La casa de los espíritus

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La casa de los espiritus

Año: 1993.

Director: Bille August.

Reparto: Jeremy Irons, Meryl Streep, Winona Ryder, Glenn Close, Antonio Banderas, Vincent Gallo, Vanessa Redgrave, Armin-Mueller Stahl, María Conchita Alonso.

Filme

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            Partiremos de la premisa no siempre cierta de que el libro es mejor que la película. La novela, es natural, presenta ventajas frente a la película, como una mayor extensión posibilitada por el hábito de consumo –intermitente, prolongado en el tiempo- asociado a ella. Unos límites espaciales más laxos que, junto a la herramienta principal de narración, la palabra escrita y leída combinada con la imaginación del lector, permiten profundizar en la descripción de personajes y el contexto, así como explicitar incontables detalles y matices en los acontecimientos y los sentimientos del relato, acordes o no, según la atmósfera de lo contado, con los cánones físicos y emocionales de la vida real.

El cine, por su parte, ante la mayor necesidad de concisión –extender una película, consumida del tirón, más allá de las dos horas resulta arriesgado- y por la fisicidad misma de su herramienta narrativa –la fotografía con ilusión de movimiento, un espacio en principio más encorsetado a la hora de incentivar la imaginación del espectador-, necesita de un mayor esfuerzo para destilar de manera efectiva esas citadas tonalidades y ligeras variaciones que otorgan profundidad, coherencia y emoción a la historia.

            El desafío se presenta particularmente difícil cuando se acomete una obra como La casa de los espíritus, popularísima lectura de Isabel Allende imbuida de ese hermoso realismo mágico que se asocia indefectiblemente, no siempre de manera justificada, al boom de la literatura hispanoamericana de los sesenta y setenta, en especial a partir de Gabriel García Márquez y sus Cien años de soledad. Un texto que recorre el siglo XX chileno empleando como hilo conductor de tendencia circular los sorprendentes avatares de tres generaciones de una misma familia.

La estructura de la narración, la denominada novela-río, consistente en describir los grandes hechos de la historia a partir de pequeñas vivencias personales, se encuentra presente tanto en literatura (Episodios nacionales, La comedia humana, En busca del tiempo perdido, el citado Cien años de soledad, Los pilares de la tierra,…) como en el cine (Vida y muerte del coronel Blimp, Una vida difícil, Novecento, la trilogía de El padrino, Forrest Gump,…). Y como expone el carácter díptico de la primera, y tríptico de la segunda, la exigencia argumental de esta técnica, derivada de la ingente densidad de personajes y acontecimientos, demanda un metraje difícil de asumir.

            Así pues, ya que no procede exigir la reproducción literal de las andanzas de la saga, qué menos que aspirar a que la adaptación conserve el alma del original. En este sentido, La casa de los espíritus, ambiciosa coproducción europea firmada por Bille August, realizador danés que había conseguido el beneplácito de crítica y público con Pelle el conquistador y Las mejores intenciones, es un meritorio resumen y una película a lo sumo pasable, pero no una buena adaptación.

La mayor parte de los sucesos importantes de la novela se encuentran en el filme, aunque su numerosidad obliga a que sean expuestos a salto de mata, por acumulación. Se suprimen personajes secundarios para centrarse en lo que August, también guionista, considera el eje fundamental del libro: el cumplimiento de su destino vital del irascible y testaduro Esteban Trueba a partir de sus relaciones con su mujer, Clara, y su hija, Blanca, en el marco del Chile caciquil, democrático, socialista y golpista.

            La ambición del proyecto requería una decisión similar, aunque uno tiende a considerar que reducir el peso de Clara, centro de gravedad espiritual del libro como indirecto punto de vista del relato y eje sobre el que basculan las relaciones del resto de personajes, es un error importante.

Consecuencia de ello es que, a pesar del esfuerzo de escenografía y dirección en recrear la tenue fantasía que preside la historia y del trabajo del irregular reparto –bastante bien Irons y Gallo, demasiado prosaica Meryl Streep para un papel tan etéreo, regular Banderas y mal Ryder-, la película carece por fin de esa magnética alma mágica del mismo. Suceden las mismas cosas y sus pobladores calzan el mismo nombre y rasgos que en la novela, pero la película es otra cosa.

            Sin ser caer tampoco en la gelidez absoluta, la acción se ahoga a causa de la ausencia de ese aura intangible y fantástica que sostenía su matriz en papel, la crónica histórica se queda en un deslucido fresco, se diluye buena parte del complejo fondo de los personajes y todo ello queda inserto en un esquema superficial que recuerda a aquellos vídeos de YouTube que, con ironía, aprisionan una película en dos minutos.

Fallida.

 

Nota IMDB: 6,6.

Nota FilmAffinity: 6,3.

Nota del blog: 5.

15 respuestas to “La casa de los espíritus”

  1. Sergio 9 julio, 2013 a 15:46 #

    Durante un tiempo fui siguiendo a Bille August que fue una especie de medium rodando en estado de gracia «Las mejores intenciones», una de las grandes obras de Ingmar Bergman.

    • elcriticoabulico 9 julio, 2013 a 15:57 #

      Siempre me llamó la atención que para una historia tan personal Bergman confiara la dirección a otro realizador. La estuve buscando en su día y no di con ella, tendré que remover contactos otra vez porque la verdad es que solo oigo comentarios elogiosos…
      El caso es que August comenzó levantando expectativas (Pelle el conquistador también tuvo muy buena prensa en su día) y luego con el tiempo las ha ido dilapidando a base de mezclar películas pequeñas y coproducciones artesanales, en ocasiones efectivas al menos, pero por lo general con tendencia a ser un poco ligeras y superficiales.

  2. José Manuel Campillo 9 julio, 2013 a 16:32 #

    ¡Que pocas películas han aguantado, incluso superado, la profundidad del papel! Quizá Doctor Zivago… la naranja mecánica.
    Buena entrada.

    • elcriticoabulico 9 julio, 2013 a 19:17 #

      Hace poco lo comentaba en otra entrada del blog: la adaptación siempre es complicada. Acechan peligros como la plasmación literal de la escritura al guion (que suele traer nefastos resultados ya que son tipos de lenguaje diferentes), la mala elección de los descartes, la pérdida de coherencia interna,… Aun así hay obras que sobreviven e incluso mejoran. Siempre se suele citar a El padrino entre estas últimas o, por qué no, a aquella apuesta entre Hawks y Hemingway a propósito de llevar al cine (Faulkner mediante, eso sí) la peor novela de éste, que daría lugar a Tener o no tener.
      De todas maneras, suelo citar como ejemplo de buen trabajo el que hizo Richard Brooks (que de escribir guiones sabía un rato) con A sangre fría o, ya llevándose la obra a un terreno totalmente personal, a Coppola con El corazón de las tinieblas y Apocalypse Now.
      ¡Gracias por pasarte!

  3. Dessjuest 9 julio, 2013 a 23:04 #

    No he visto la peli, pero creo que ya sabes mi opinión al respecto, las pelis, o las series, hay que juzgarlas por si mismas, los motivos ya los has dado, una adaptación que me pareció siempre muy buena fue «Entrevista con el Vampiro», evidentemente cambia cosas de la novela, olvida muchas, pero me pareció eso, muy buena.

    • Sergio 9 julio, 2013 a 23:12 #

      La cita de William Boyd que hay al principio de la entrada resume para mí magistralmente el tema.

      • Dessjuest 9 julio, 2013 a 23:26 #

        Sí, de hecho el mozo propietario del blog este suele atinar mucho con las frases prólogo 😀

        Abrazos.

        • elcriticoabulico 10 julio, 2013 a 00:44 #

          Pues muchas gracias, Dess. A veces hay unas que aparecen solas, pero otras se atascan y no veas qué trabajo da sacarlas a la luz. Tengo por ahí guardado un Word lleno de citas recurrentes por si acaso…

      • elcriticoabulico 10 julio, 2013 a 00:42 #

        Desde luego es una afirmación con mucho conocimiento de causa. El caso es que el señor Boyd es guionista de profesión y a buen seguro que considerará útil resguardarse las espaldas antes de emprender una adaptación…

    • elcriticoabulico 10 julio, 2013 a 00:40 #

      También es muy difícil sustraerse a las emociones que uno recuerda de la lectura de esa misma historia que, en ese momento, está viendo en pantalla. Es un ejercicio duro e ingrato distanciarse hasta ese punto. Yo no sé si soy capaz de lograrlo.

  4. ALTAICAaltaica 10 julio, 2013 a 22:10 #

    El eterno debate, a veces recurrente y siempre necesario, pese a su probable injusticia con matices. Creo sinceramente que todo deambula en ese mundo único y especial que es la imaginación.

    Si la música nos afecta en el ámbito más sensible, la arquitectura en su capacidad de asombro o la pintura como invitación a nuestra disposición al microscopio imaginario hipnótico… la literatura se adentra en el universo de la fábula y la fantasía, esto es, el mundo más complejo que existe, pues nos arroja en ese río que somos nosotros mismos y nuestra capacidad de engendrar. Por tanto lo vivido con la lectura es tan personal, tan propio y singular, siempre extraordinario milagro, que casi todo estará pasado por ese tamiz inherente.

    El paso de lo escrito a lo visual requiere de una comparación eterna y negarlo es tan injusto como que esa equiparación esté trufada de globalización y ausente de un ajuste de cuentas con nosotros mismos y nuestro universo subjetivo. Por tanto nos adentramos en un material apasionante que implica esfuerzo intelectual, instrospección y examen. En caso contrario estaríamos solo actuando con simpleza meridiana.

    Pero a fin de cuentas lo más importante de la cópula entre literatura y cine es que se necesitan, son desde la creación del séptimo arte eternos amantes y su milagro vs relación es tan pudorosa que aún no ha sido descifrada. Y no lo será nunca. Por eso seguiremos viendo y leyendo a hijos de ambos, tal que monstruos, engendros, genios, bellezas, bastardos o hermanos.

    Para los que me tildan de rancio y arcaico diré que hay ejemplo maravillosos de como el cine es capaz de plasmar en imagen, sonido y emociones algo escrito con maestría sin para y pondré dos ejemplos que darán veracidad a los que así opinan sobre mis gustos cinematográficos: Orgullo y prejuicio, dos obras maestras de la literatura y del cine (2005), o Cyrano de Bergerac, pieza teatral, y la película de 1990. Y si entramos en versiones libres Ran es un ejemplo sencillamente descomunal, probablemente la película que más valora en la historia del cine.

    • ALTAICAaltaica 10 julio, 2013 a 22:12 #

      par y valoro

    • elcriticoabulico 11 julio, 2013 a 02:47 #

      No por nada, al cine se le considera el arte total: composición de escena digna de un trabajo arquitectónico, plasticidad de la pintura, empleo de música para despertar o incentivar sentimientos, literatura en el guion,… Es un arte (cuando procede) complejísimo en el fondo. Pero si nos quedamos en uno de sus aspectos más elementales, el de «contar una historia» (mi favorito por otro lado), el cine ha de reconocer su eterna deuda creativa con la literatura, heredera a su vez de la canción y el relato oral; todas ellas ligeras variaciones de un arte que forma parte intrínseca del ser humano.
      Como dices, un matrimonio muñidor de monstruos, engendros, genios, bellezas, bastardos o hermanos. A ratos simbiosis, a ratos parasitismo; en todo caso, una relación provechosa.
      Gracias por la reflexión, Altaica.

  5. plared 11 julio, 2013 a 01:36 #

    En fin la película a pesar de tener buenos actores es un pestiño. La novela con toda la fama que tiene y ese aura de bendición. Otro tostón ensalzada por ser del tema que es y la escritora que es.

    Ya que esta mujer, de escribir pues poco o por lo menos a mi no me gusta y sus personajes suelen ser simples estereotipos utilizados para contar su verdad. Que no entro a valorar, pero al igual que otros del mismo estilo, me aburre soberanamente. Cuidate

    • elcriticoabulico 11 julio, 2013 a 02:50 #

      A mí me pareció un libro muy bonito. También es verdad que el estilo me gusta. Eso sí, de la autora no he leído nada más, no puedo opinar al respecto.

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