“Estoy seguro de que a cualquiera le gusta un buen crimen. Siempre que no sea la víctima.”
Alfred Hitchcock
La muchacha que sabía demasiado
Año: 1963.
Director: Mario Bava.
Reparto: Letícia Román, John Saxon, Valentina Cortese, Dante DiPaolo, Giovanni Di Benedetto.
A mediados de los años sesenta y durante la década de los setenta, el giallo, en la cima de su popularidad, llenaba las pantallas de cine de Italia de crímenes macabros y sangrientos, de asesinos enmascarados que asesinaban a golpe de arma blanca a jovencitas semidesnudas, de intrigas llenas de giros retorcidos y soluciones impredecibles en ambientes morbosos, viciados y marginales.
Sin embargo, la considerada obra fundacional del género, navegaba por aguas un tanto distintas. La muchacha que sabía demasiado presenta ya desde su título unas cartas bien definidas: una trama que combina intriga y parodia en su carácter de ejercicio de recreación de un suspense hitchcockiano y, al mismo tiempo, trasvase literal, hilarante narrador incluido, de todo ese mundo sórdido y amenazante originario de la literatura gialla -denominada así por las cubiertas de color amarillo, giallo en italiano-, semillero primario de todo este cine posterior.
Aparece como punto de partida un elemento coincidencia entre ambas: el individuo común entremezclado en una intriga criminal, en este caso una inofensiva turista americana en Roma, precisamente obsesionada con la literatura gialla, que presencia el asesinato a cuchilladas de una joven en la escalinata monumental de Piazza di Spagna.
Mario Bava, un autor cuya extracción underground frecuentemente eclipsa un notable talento visual y una loable valentía a la hora de innovar con diversos géneros –aparte de esta primera tipificación del giallo complementada definitivamente con Seis mujeres para el asesino, suya es también la configuración del terror gótico all’italiana-, compone un filme audaz en la mezcla de categorías dispares como el thriller y la comedia junto con elementos propios del cine de terror -recurrentes a lo largo de toda su trayectoria, independientemente del tipo de película-.
De este modo, surge ante el espectador una Roma gótica en la que se suceden asesinatos misteriosos, premoniciones y llamadas de un fatalismo de recorrido circular, suplantaciones de identidad y de Destino y un cuestionamiento constante de los límites entre ficción y realidad –la obsesión por la literatura criminal de la protagonista, la posibilidad de un percepción alterada, la jocosa presencia de la droga-.
Pese a la habilidad manifiesta para la creación de tensión y expectación, evidenciada por una cuidada puesta en escena y, sobre todo, una más que sugerente fotografía en blanco y negro, Bava procura no tomarse demasiado en serio la película, trufando este puro divertimento de detalles de inopinada capacidad humorística e irónica que impregnan el argumento, los recursos visuales, un tema principal a cargo de Adriano Celentano -absoluta celebridad e incluso voz autorizada del país transalpino- y las propias interpretaciones de los actores, donde destacan una bellísima Letícia Román y el italoamericano John Saxon, un habitual del cine de género.
Simpático e inquietante entretenimiento.
Nota IMDB: 7,1.
Nota FilmAffinity: 6,4.
Nota del blog: 6,5.
Contracrítica