El círculo rojo

2 Abr

“Cada vez que veo mis películas, solo veo lo que en realidad debería haber hecho en ellas.”

Jean-Pierre Melville

El círculo rojo

Año: 1970.

Director: Jean-Pierre Melville.

Reparto: Alain Delon, Bourvil, Gian Maria Volonté, Yves Montand.

Tráiler

 .

            El silencio de un hombre había confirmado a Jean-Pierre Melville como principal referencia autoral del cine policíaco francés, el polar, que proponía el reciclaje de los códigos estéticos y argumentales del cine negro del Hollywood clásico desde el punto de vista admirado y nostálgico de la Francia de los sesenta y setenta, la misma por la que confluía entonces la Nouvelle Vague, ese movimiento libérrimo y heterogéneo que proponía una actitud crítica frente al decadente cine contemporáneo y la recuperación de la sensibilidad minusvalorada de unos tiempos ya olvidados.

            El círculo rojo, su retorno al polar tras el (teórico) receso que había supuesto El ejército de las sombras, película sobre la Resistance, maneja las constantes recurrentes de Melville. Personajes marginales, desarraigados, entregados a un final épico aún a sabiendas de que se trata de un juego perdido, de que el destino juega con las cartas marcadas. Habitantes de un mundo hostil, frío, con calles perpetuamente húmedas donde nunca despunta el día. Un mundo en el que todos los hombres son culpables, sin excepción.

Dos hombres culpables en camino hacia ninguna parte son los que cruzan sus pasos: el rostro del polar en su faceta interpretativa, el imperturbable y adusto Alain Delon, y la principal figura del cine del compromiso italiano, el volcánico Gian Maria Volonté, aquí bastante contenido.

Dos formas opuestas de consagrar a sus actuaciones a una tremenda intensidad, como dos son también las maneras en que ambos personajes alcanzan la libertad: alquilada a cambio de un incierto golpe en una joyería parisina, conquistada en una fuga desesperada.

El intercambio de favores entre dos condenados, el reconocimiento de una lealtad mutua y unos códigos inquebrantables, quizás una traba más en ese universo despiadado y depredador. Los criminales perseguidos por el perspicaz e infatigable comisario Mattei. El comisario seguido de cerca por el paranoide jefe de policía. El capo de la mafia marsellesa vigilando cada movimiento de aquel al que ha arrebatado libertad y amor y desconfía de que puedan ser verdad sus ansias de dejar todo atrás.

Los demonios particulares de cada cual, siempre al acecho.

            Melville impone un estilo sobrio y riguroso -solo roto por una incomprensible sobreabundancia de cortinillas laterales hacia la mitad del relato- que captura la desolación de una vida sin futuro, y un ritmo quedo, rayano en lo contemplativo, rasgo que incide en la sobreabundancia de metraje pero que, sin embargo, se revela de gran utilidad para imprimir tensión en el preciso robo y la huida posterior.

           Una obra sombría, magnética, elegíaca, con el lirismo épico y melancólico de quien se sabe desplazado al abismo, derrotado de antemano, pero no puede evitar intentar la última burla, resistirse al destino implacable.

Nota IMDB: 8,1.

Nota FilmAffinity: 7,6.

Nota del blog: 8.

3 respuestas hasta “El círculo rojo”

  1. plared 7 abril, 2012 a 02:49 #

    Una grandiosa pelicula, quizas de este director prefiera el silencio de un hombre. Pero esta no deja de ser magnifica y una de las grandes del cine negro. Como dices, lirista y melancólica con la derrota como epopeya. Vamos lo que a mi mas me gusta. Muy bueno el comentario, realmente brillante

    • elcriticoabulico 7 abril, 2012 a 19:27 #

      Melville siempre sabe lo que hace. Le tenía bien tomada la medida a un género que conocía como la palma de su mano. ¡Gracias por tus palabras!

  2. cautivodelmal 7 diciembre, 2022 a 00:04 #

    La contención, el cálculo y la exactitud que forman parte del billar a tres bandas son los elementos que, a su vez, pone en juego Melville como director y guionista. Una sucinta autopsia a su cine policial nos hablaría más bien del alma criminal de la víctima y nunca de sus heridas mortales. Unas lesiones quirúrgicas que, de haberse producido, hubieran tenido como causante final ciertas soledades cortocontundentes. Interpretando el leitmotiv que da sentido a la vida del inspector Mattei en esta película: no existe la inocencia, tan solo el descubrimiento y el alivio de su pérdida. https://cautivodelmal.wordpress.com/

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