“Desenlace mortal es, definitivamente, de entre todas las películas de venganza que he visto, la más dura. Nunca he visto nada tan brutal.”
Quentin Tarantino
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Desenlace mortal (Thriller – en grym film)
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Año: 1974.
Director: Bo Arne Vibernius.
Reparto: Christina Lindberg, Heinz Hopf, Solveig Andersson, Despina Tomazani.
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Una vez comprobado el éxito popular dentro de la exploitation -un cine que hacía de lo morboso y lo explícito un recurso de atracción frente a la pobreza de medios, una declaración de intenciones e, incluso, una seña de autoría-, de la variante rape/revenge –violación/venganza, definición y sinopsis de todo un subgénero inaugurado por La última casa a la izquierda de Wes Craven-, el director sueco Bo Arne Vibenius, joven curtido como colaborador y segunda unidad de Ingmar Bergman en La hora del lobo y Persona, se decantaría por ella para intentar subsanar el fracaso financiero que había supuesto su película de debut, Hur Marie träffade Fredrik.
El propio testimonio del cineasta servirá como evidencia de sus pretensiones, su intención será hacer una ultracomercial película de mierda.
Desde este origen herido, esa venganza de una joven enmudecida por una violación en su infancia, raptada, narcotizada, mutilada y obligada a ejercer la prostitución que es Desenlace mortal (Thriller – en grym film) se erigirá como una de las mayores cintas de culto de ese cine de explotación, así como una de las más controvertidas, capaz de influir a gigantes de la postmodernidad como Quentin Tarantino, artista de la remezcla y la reinterpretación que tendrá a bien tomar como referencia principal para su gargantuesca Kill Bill tanto esta película –ese sentido de venganza sangrienta e implacable; el ojo tuerto, los movimientos y la factura técnica en las escenas que heredará el personaje de Elle Driver– como la de un autor considerado sesudo como François Truffaut y su La novia vestía de negro –la recién casada y enviudada que derriba a sangre y fuego la organización gangsteril que ha arruinado su vida-.
Desenlace mortal es una película que se hace fuerte en unos contrastes que asaltan al espectador desde el comienzo: la bucólica campiña sueca en la que la sirena del coche de policía rompe los trinos de los pájaros, avanzando a través de rótulos de llamativo rojo sangre; la candidez de la infancia rota abruptamente por la violencia sexual, casi conceptual y metafórica.
Siguiendo esta premisa, nada mejor que Christina Lindberg, actriz porno, para encarnar a Madeleine, una chica de inocencia interrumpida, aprisionada en sí misma tras ser víctima de una violación, que habrá de limpiar con furiosa venganza las afrentas de la organización de proxenetas, sádicos y demás viciosos que ha esclavizado su cuerpo a través de la prostitución, la tortura y la humillación, y su mente por medio de la heroína.
Dulzura e ira. Ardiente gelidez.
Vibernius compone una película seca, árida, casi contemplativa por momentos, que perfila en silencio la degradación que sufre la protagonista y cómo se siembra en su interior la hirviente cólera, la llamada de la sangre desde la que se construye la vendetta con una paciencia tensa y minuciosa, que crece a la par que el sufrimiento por las vejaciones padecidas, solo toleradas por la descarnada esperanza que ofrece un futuro de rabia.
La desconfianza y la angustia de Madeleine es la propia del espectador, introducido por unos planos subjetivos audaces, pegajosos, inquietantes. El sexo explícito desasosiega, montado en tomas rápidas y agresivas, imbuidas en sonidos estridentes, que encontrarán más tarde su furibunda respuesta en unas muertes sangrientas, rodadas a cámara lenta y, de nuevo, apoyadas por una banda sonora punzante y llena de ecos; expresivas escenas envueltas en un halo narcotizado o casi onírico, imagen de la percepción alterada de la chica.
Pese a su carácter provocador, lo pornográfico encaja a la perfección con ese tono crudo, cáustico, de la cinta. Curiosamente, mayor gratuidad, cutrez e impostura poseen secuencias propias del cine de acción más clásico, como la carrera con el coche patrulla.
El coche de policía alejándose en el horizonte, esta vez a través de un páramo desolado, cierra el círculo, más purgador que redentor, de esa venganza enquistada.
Su estreno sería prohibido en Suecia.
Nota IMDB: 6,5.
Nota FilmAffinity: 6,4.
Nota del blog: 7,5.
Contracrítica