“Hay obras maestras que lo son por el monumental aburrimiento que provocan.”
Luis García Berlanga
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Kundun
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Año: 1997.
Director: Martin Scorsese.
Reparto: Tenzin Yehsi Paichang, Gyurme Tethong, Tencho Gyalpo, Tenzin Thuthob Tsarong, Tulku Jamyang Kunga Tenzin.
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En el ocaso de los noventa, Hollywood se entregaba al budismo como nueva moda espiritual, desbancando incluso a la cienciología. El premio Nobel de la paz recibido por el Dalai Lama en 1989, la promoción por artistas populares como Richard Gere o el éxito de películas como Pequeño Buda y Siete años en el Tíbet evidenciaban una tendencia al acercamiento a una religión en el exilio que proclamaba a los cuatro vientos su sosiego espiritual y su pacifismo.
Martin Scorsese, un cineasta que, por otro lado, suele ir por libre en una carrera variada en formas y fondos, dentro de unos rasgos reconocibles, se salía por la tangente tras el éxito de Casino –con su temática más habitual de mafia, bajos fondos, ascensos, caídas y redenciones- y aportaba su granito de arena a la causa con Kundun, biopic sobre la infancia y juventud del decimocuarto Dalai Lama –aún vigente en el cargo-, desde su proclamación hasta el comienzo de su exilio.
Kundun, presencia sagrada, es uno de los apelativos que recibe el máximo líder religioso y espiritual de la rama tibetana del budismo. Como en la entonces reciente y exitosa El último emperador, Kundun es una película río que recorre los primeros años de Tenzin Gyatso, decimocuarto Dalai Lama. Es el punto de vista de una persona, atravesando todas las fases de crecimiento y formación como individuo, sobre la propia vida –no muy diferente a la de cualquier otro, pese a la importancia de su cargo-, existencia paralela a una época convulsa para su país, la de los años de invasión y ocupación de por China comunista –hechos, por cierto, también recogidos en la anteriormente mencionada-. Primero con los ojos y las impresiones de un niño ante una solemnidad que no alcanza de comprender del todo y que aborda como un juego mientras va descubriendo los pequeños y grandes misterios de la vida; más tarde la adquisición de responsabilidades, el conocimiento de las circunstancias y consecuencias de nuestros actos, las grandes decisiones y su trascendencia, la pérdida, la muerte. Un mundo que se va haciendo cada vez más complejo, donde se descubre que el maniqueísmo que enseñaban las viejas leyendas y tradiciones no es tal, sino que todo es de un gris inclasificable y el lobo suele vestir piel de cordero, que no todo es belleza y alegría. El peso de liderar a un pueblo, de guiar una religión. La soledad del poder.
Grandes temas que surgen en la vida, un compendio demasiado ambicioso para un filme biográfico que trata de abarcar más de lo que puede, por lo que cae en la superficialidad, los personajes resultan planos. Se suceden en pantalla imágenes bellísimas y acontecimientos íntimos e históricos que deberían resultar apasionantes, pero ya poco importan, carecen de emoción, el espectador se ha empachado de budismo y de la exhibición de poderío escénico y del excesivo formalismo que propone Scorsese.
Un aburrimiento de proporciones bíblicas.
Nota IMDB: 7.
Nota FilmAffinity: 6,2.
Nota del blog: 2,5.
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