Por un puñado de dólares

1 Ago

«Clint Eastwood es el hombre que todo hombre querría ser. Cuando los abusones te persiguen y te molestan en el patio dices, guau, no hay justicia. Pero luego ves una película de Clint Eastwood y te das cuenta de que ese chico va a crecer para ser el tipo al que el hombre sin nombre le patea el culo. Es nuestro salvador. Es una teoría propia, pero creo que la razón por la que no tiene nombre es para que todos podamos sentirnos él.»

Jim Carrey

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Por un puñado de dólares

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Año: 1964.

Director: Sergio Leone.

Reparto: Clint Eastwood, Gian Maria Volonté, Marianne Koch, José Calvo.

Tráiler

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           Un forastero solitario, tieso como la mojama y envuelto en un polvoriento poncho, llega al pozo de un pueblo de mala muerte. Barba de tres días, mueca de desconfianza, escruta el panorama con sus ojos semicerrados, de medio lado, mientras bebe con un cazo un sorbo de agua. Sergio Leone hacía nacer a uno de los grandes mitos del cine, quizás el único capaz de discutirle a John Wayne el sombrero de rey del western.

           Hasta aquel entonces, Leone había participado como asistente de dirección con alguno de los maestros del Neorrealismo como De Sica y en un par de colosales hollywoodienses rodados en tierras transalpinas, haciendo posteriormente su debut como director en otra de las enseñas del cine italiano del momento, dos peplum como Los últimos días de Pompeya y El coloso de Rodas. En 1964, Leone abría la que será su Trilogía del Dólar con Por un puñado de dólares, cuyo argumento principal se basa casi de manera literal en el reciente Yojimbo de Akira Kurosawa –quien denunciaría al filme por violación de derechos de autor, percibiendo el 15% de su recaudación-, a su vez inspirado en Cosecha roja, una novela negra de Dashiell Hammett en la que indudablemente se podía saborear el western; es decir, la historia de un misterioso individuo que llega a un poblacho dejado de la mano de Dios, donde el único oficio con porvenir es el de sepulturero, para jugar, en un juego tan arriesgado como quizás lucrativo, con las dos facciones enfrentadas que asolan el lugar. Un mundo en el que todo parece dividido en dos: los Rojo y los Baxter, la Guerra de Secesión norteamericana, México y Estados Unidos.

           Por un puñado de dólares sería el primer gran éxito a escala internacional del aún bisoño spaghetti western, la imitación italiana de las películas del Oeste estadounidenses. El western se volvía terrenal, repleto de personajes cetrinos, sudorosos y llenos de roña hasta las cejas, con una amoralidad y ambigüedad en sus protagonistas que iba más allá de la tradicional ingenuidad maniquea que suele asociarse al género, si bien estaba por entonces bastante superada en el mismo Hollywood, tendente a un Oeste cada vez más melancólico y crepuscular en el que florecían los antihéroes, un mundo que a partir de ahora iba a entrar en vías de agotamiento. Las más de las veces, una terrenalización a costa de la pérdida de grandeza y profundidad dramática en el fondo y de estilización y elegancia en las formas, tendentes a la exageración de sus tópicos, con marcado gusto por lo grosero, si no por lo directamente estrafalario. Sergio Leone fue de los pocos, puede que el único, que, dentro de ese manierismo con inclinación por lo hortera característico de estas producciones, sabría exprimir un suculento jugo épico de las mismas, alentado por las fanfarrias de Ennio Morricone, un músico hábil cuando no se abandonaba a la incontinencia, lo que podía convertirle fácilmente en un compositor irritante, al nivel de la mayoría de estas reproducciones transalpinas, y por el poderoso carisma de un semidesconocido Clint Eastwood que no fue ni mucho menos la primera elección para el papel del hombre sin nombre pero que se confirmaría como todo un descubrimiento, un personaje al que quedaría ligada indisociablemente su imagen y al que le sobrevendrían multitud de imitadores de medio pelo que nunca llegarían a su nivel, como confirma toda su trayectoria posterior.

 

Nota IMDB: 8.

Nota FilmAffinity: 7,7.

Nota del blog: 8.

2 respuestas hasta “Por un puñado de dólares”

  1. El Tusos 1 agosto, 2011 a 14:13 #

    Hacía tiempo que no indagabas en una de éstas y ya nos sentíamos casi huérfanos de Clint.
    Por entonces vale que los efectos especiales no fuesen del nivel actual, pero podrían haber cuidado detallitos como la sangre o algún petardo en las camisas para simular el disparo. Por lo demás una buena peli sin duda.
    En la segunda parte de la trilogía el actor Gian María Volonté, que ya deja buenas maneras en ésta como Ramón, deja un interpretación interesantísima como mínimo.

    • elcriticoabulico 1 agosto, 2011 a 14:24 #

      Si lo que pasa en el spaghetti western es que cuanto más efectos y horteradas metan peor les queda el asunto. La verdad es que salvando la Trilogía del Dólar luego te preparaban cada cosa estos italianos… Estarían cansados de la austeridad y profundidad neorrealista imagino. Pero bueno, con lo que mola ver a Clint agujereando a unos cuantos cuatreros faltos de agua y jabón…

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