“Siempre me han encantado las secuencias musicales de las películas, e incluso me gustan más cuando las películas no son musicales. Mis secuencias musicales favoritas son las que rueda Godard, porque simplemente surgen de la nada. Son algo tan simpático, tan contagioso. Y el hecho de que no se trate de un musical, y que a pesar de ello detenga la película para meter una secuencia musical, las hace todavía más bonitas.”
Quentin Tarantino
Banda aparte
Año: 1964.
Director: Jean-Luc Godard.
Reparto: Anna Karina, Claude Brasseur, Sami Frey.
Consagrado como apóstol de la Nouvelle Vague y de la modernidad por obras como Al final de la escapada, Una mujer es una mujer, Vivir su vida o El soldadito, Godard era ya a mediados de la década de los sesenta una de las figuras más reputadas del cine mundial.
Siempre apasionado de los seres al margen de la sociedad, incomprendidos y dueños de un mundo de ilusiones propias e intransferibles, con Banda aparte dirigía su mirada a un trío protagonista que no parece conectarse ni al pasado, ni al presente, ni al futuro de un país gris y decadente. Dos jóvenes maleantes, receptores de buena parte de la herencia del Belmondo de Al final de la escapada, que se dedican a engatusar a la inocente y de lánguida belleza Anna Karina –cuarta colaboración con su ya por entonces marido Jean-Luc Godard-, no se sabe bien si por pura pasión amorosa hacia una chica que al igual que ellos no encaja en ningún sitio, o simplemente para convencerla de que les ayude a robar la casa donde vive. Como va mostrando Godard a lo largo del filme, es el propio espectador quien, con la polarización de su imaginación, ha de ir decidiendo si a cada uno le corresponde el papel de bueno, de malo o de ninguna cosa.
Del mismo modo que en Al final de la escapada con el cine negro, Godard busca dinamitar los conceptos lógicos de un género, en este caso el thriller, para rodarlos, desde ese planteamiento convencional, como nunca se haya hecho antes. Esto incluye principios de la Nouvelle Vague como el minimalista blanco y negro, la iluminación y sonidos naturales y la predilección por escenarios reales frente al estudio, junto con creaciones exclusivas del autor francés -al que hay que reconocer que siempre le gustó en esta primera fase de su filmografía conservar una buena parte de protagonismo en sus obras-, un auténtico innovador en campos como el montaje o el uso de recursos estilísticos tan originales como desconcertantes, posteriormente muy imitados, en unas ocasiones empleados con gran acierto y enorme capacidad poética y de sugerencia –algunos son realmente memorables-, y en otras simplemente pretenciosos, que solo sirven para epatar y sacan al espectador de la película.
Que el argumento, con algunos fallos evidentes como un final poco trabajado, se supedite muchas veces al ego del creador es el precio a pagar por asistir a un nuevo ejercicio de trasgresión de Jean-Luc Cinemá Godard.
Nota IMDB: 7,9.
Nota FilmAffinity: 7,6.
Nota del blog: 7,5.
Contracrítica