El hombre que pudo reinar

18 Jul

“La película tiene sus defectos, supongo, pero ¿a quién le importa? Se lanza sin miedo hacia delante, nada a contracorriente hacia la catarata.”

John Huston

 

 

El hombre que pudo reinar

 

Año: 1975.

Director: John Huston.

Reparto: Michael Caine, Sean Connery, Saeed Jaffrey, Christopher Plummer, Shakira Caine.

Tráiler

 

 

             John Huston no era un director perfecto, así como nunca tuvo la intención de serlo. Pero sí se puede reconocer indefectiblemente en su obra una inaudita pasión por narrar, por el viejo arte de contar historias, lo que es, en definitiva, la esencia del denominado Séptimo Arte. Huston vivió su vida como una aventura disfrutada al máximo, según le venía, exprimiendo hasta la última gota de su sabor, unas veces dulce, otras amargo; un espíritu vitalista que supo transmitir a muchas de sus películas. Y a esta como a ninguna.

            Gran conocedor y admirador de la obra del británico Rudyard Kipling, Huston escogió un texto corto basado en las casi legendarias aventuras del americano Josiah Harlan, quien viajo y llegó a ser coronado Príncipe de la agreste región afgana de Ghor. Tras varios intentos infructuosos, Huston conseguía por fin sacar su película adelante en 1975, no atravesar de nuevo numerosos problemas. Una obra esta en la que se relata el viaje de dos inolvidables pícaros, Peachy Carnehan (Michael Caine) y Daniel Dravot (Sean Connery), ex soldados del imperio británico, farsantes, timadores, ladronzuelos y, sobre todo, amigos y vividores, en su propósito de conquistar primero y más tarde ser proclamados reyes, ídolos o dioses para saquear a placer alguna remota región del Kafiristán. Dos desheredados del mundo en busca de un tesoro que les haga cambiar su destino y les coloque en el lugar donde se merecen –Huston conocía bien esas motivaciones, que recuerdan mucho, entre otras, a las de los protagonistas de otra cumbre del cine de aventuras y de su filmografía, El tesoro de Sierra Madre– por medio de un plan tan loco e imposible como genial.

            El hombre que pudo reinar es una película hecha a la vieja usanza, una obra confeccionada artesanalmente, con un profundo amor por ese sentido aventurero y por unos personajes adorables, bribones que tampoco eran perfectos pero que conocían la vida como pocos, con una sabiduría propia y exclusiva de personas que han atravesado las mil y una batallas de este valle de lágrimas y cuya impronta van dejando a lo largo de todo el metraje, de toda su epopeya de demente conquista y gloria gracias al maravilloso guion de Gladys Hill, escrito en colaboración con el propio Huston; una verdadera obra de arte que destila una mayúscula adoración y amor por la vida y la aventura, lleno de matices irónicos, de lírica melancolía, de emoción, de humor, de velado pesimismo, de alegría, de tristeza; como la existencia misma.

            Una perfección que se extiende a todos los niveles, desde la magnífica partitura de Maurice Jarre, que toma como leitmotiv el popular The Minstrel Boy, hasta la inconmensurable realización y puesta en escena de Huston, que combina la enormidad de los parajes épicos, sobrecogedores y terribles que recorren, disfrutan y padecen riendo y cantando Peachy y Daniel, junto con el intimismo en el que se presenta esa relación de amistad entre dos dignos representantes de lo mejor y lo peor del ser humano. Por su parte, Caine y Connery redondean a sus dos enormes personajes con una de las mejores interpretaciones, sino la mejor, de sus carreras, lo que no es decir poca cosa; un ejemplo de química en pantalla, de carácter y sensibilidad histriónica, de adueñamiento y disfrute, propio y ajeno, de unos roles imperecederos.

El hombre que pudo reinar es la esencia de la vida, es el cine.

 

Nota IMDB: 8.

Nota FilmAffinity: 7,9.

Nota del blog: 10.

2 respuestas hasta “El hombre que pudo reinar”

  1. ALTAICAaltaica 21 noviembre, 2012 a 00:38 #

    Que gran crónica amigo. En realidad estamos ante una historia de amistad más allá de la muerte. Un compendio de aventura clásica envuelta en la piel nuevamente de los perdedores más viltalistas jamás nombrados, cuya búsqueda les lleva a cruzar montañas imposibles, donde su maravillosa locura es sinónimo de relatos del pasado en boca de fantasmas que habitan en bibliotecas llenas de polvo. Pícaros que por momentos parecen Don Quijote y Sancho pero con otro disfraz. La película que siempre quisieron filmar y jamás lo harán tantos cineastas. Hermosa, patética, lírica, divertida, sombría y siempre radiante.

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2012 a 18:17 #

      Si no es mi peli favorita, ahí le andará. Siempre que termino de verla, me apetece volverla a poner desde el principio.

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