“Ford es uno de esos artistas que no utilizan jamás la palabra arte, de esos poetas que no hablan nunca de poesía.”
François Truffaut
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Las uvas de la ira
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Año: 1940.
Director: John Ford.
Reparto: Henry Fonda, Jane Darwell, John Carradine, Russell Simpson.
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El cine social tuvo, dentro del periodo clásico de Hollywood, un breve pero fructífero esplendor, previo incluso a corrientes más reconocidas en el género como el Neorrealismo italiano. Un cine que surge en los tiempos del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, en unos momentos en los que Estados Unidos trataban de salir del hundimiento económico del Crack del 29 y de la crisis agraria de principios de los años treinta, puesto unas veces al servicio del impulso las políticas e ideales promovidos desde el gobierno, otras con una clara concienciación.
Grandes directores del periodo como Howard Hawks o Raoul Walsh firman obras de temática social, al igual que también hará John Ford; un cine comprometido que se verá frenado en seco por las persecuciones y atropellos de la inefable caza de brujas del senador Joseph MacCarthy.
Ford siempre será recordado como maestro del western, calificación que muchas veces oculta su maestría en las pequeñas historias, en relatos que rebosa humanidad y poesía. A principio de la década de los cuarenta dirigirá dos películas de contenido social, Las uvas de la ira y ¡Qué verde era mi valle!, filmes que contradicen buena parte de su leyenda de hombre conservador, si bien rodará en el mismo periodo varios documentales de corte militarista y patriótico por encargo de la propaganda bélica norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial.
Las uvas de la ira adapta la novela de John Steinbeck, galardonada con el premio Pulitzer, situada en un Medio Oeste devastado por el terrible Dust Bowl y donde las familias de granjeros son forzadas a abandonar sus tierras y a emigrar en busca de oportunidades a la lejana California. Esta es la situación que encuentra Tom Joad al salir de la cárcel en libertad provisional, encontrándose con su familia en pleno viaje a la tierra prometida, expulsados de sus tierras y con sus lazos familiares como única fuerza, sostenidos en la dignidad por la matriarca (Jane Darwell). Una dramática búsqueda de la subsistencia en la que recorrerán medio país encontrándose con todo tipo de ejemplos de humanidad, desde la generosidad, la solidaridad y la ayuda desinteresada hasta el odio, el egoísmo y la miseria moral, generalmente ligada a las ínfulas de superioridad de la fortuna económica, más absoluta.
Ford se mete en cuerpo y alma en un filme repleto de una devastadora amargura en el que se apunta directamente hacia los abusos contra unos jornaleros que lo han perdido todo y a los que se amenaza incluso con arrebatar hasta su dignidad y humanidad en el nombre de la mezquindad, la brutalidad irracional y la pura avaricia. El talento narrativo de Ford muestra la odisea familiar de los Joad con una mirada cargada de agrio lirismo, ahondado por la preciosa fotografía en blanco y negro, rica en expresivos contrastes, de Gregg Toland. Henry Fonda, quien ya había protagonizado en el año anterior El joven Lincoln y Corazones indomables con Ford, demuestra de nuevo su genialidad, aunque quien brilla aún con mayor esplendor es una soberbia Jane Darwell, que se llevaría el Oscar a mejor actriz de reparto por el papel de una de esas mujeres decididas y fuertes que pueblan el cine de un autor muchas veces tildado de misógino.
Una película imprescindible de un tipo de cine que más tarde se vería sepultado por la infamia política.
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Nota IMDB: 8,3.
Nota FilmAffinity: 8,3.
Nota del blog: 9.
Es sin duda una más que aceptable adaptación de esa cumbre de la literatura que es la novela de Steinbeck, una de mis novelas de referencia. Coincido plenamente contigo en que aquellos que han tildado a Ford de misógino y conservador nadan en el mar de la indignidad y lo falsario. En todo su cine el papel de la mujer es el de un ser superior y de una fuerza apabubullante. Distinto es que muchas de sus obras reflejen una sociedad y su tiempo, por lo que desvincularlas de tal aspecto sería, cuando menos, anacrónico. No hay más que ver la fortaleza, solidez y firmeza de algunas mujeres en ¡Qué verde era mi valle!, la misma Las uvas de la ira, El hombre tranquilo o Siete mujeres para comprobar el tratamiento del género femenino. Los que se la cogen con papel de fumar cuando John Wayne arrastra a O’hara valle abajo, al parecer no han visto que es ella quien lo abandona y le obliga a volver a pie valle arriba, hasta el «homérico» hogar, o que su poder y vigor indomable consiguen todo cuanto pretende. Y qué decir de la viuda que doma al más testarudo y tosco de los hombres. Muñecos en brazos de bellas pelirrojas o piadosas beatas.
Sus retratos sociales son incuestionables, y sus perfiles humanos nos sumergen en el mundo desesperado de las minas, de sociedades rurales al borde de la miseria, de unos cambios de modelos productivos que asfixian al hombre frente al comercio de bancos y latifundios, de máquinas frente a espaldas, lomos y brazos, de rutas del tabaco que conducen al hambre, de hermosos valles ausentes de hombres de mediana edad y plagados de viudas. Y si hablamos de western, no conozco mejor alegato en favor de los indios que El gran combate. Sí, también están otras como Centauros del desierto o Cuna de héroes, pero jamás deberíamos de tildar al genio del parche en el ojo con adjetivos injustos por ignorantes.
Me gustan tus crónicas por, entre otros muchos motivos, sus ingresos en los que se ubica la obra, tanto desde un punto de vista cinematográfico como histórico. Las referencia cinéfilas innegables, así como refinados juicios de valor sin estridencias. No tanto el hecho de dedicar excesivo «metraje» al tema o argumento de la película, aspecto que deberías, con todos mis respetos, aligerar de equipaje. Un saludo amigo.
En el cine de Ford hay cosas que creo se han quedado un poco anquilosadas -ese canto tan sentido a la familia a veces queda un poco rancio en sus formas desde un punto de vista actual, el abuso recurrentes y obvias imágenes de piedad cristiana, la cierta obsesión por un pasado paradisíaco, demasiado acartonado- pero a día de hoy solo lo puedo considerar como un genio, único a la hora de escrutar el alma humana a través de personajes inolvidables, cuyas experiencias arrastran al espectador a un mundo de emociones palpables, reconocibles, intensas. Nunca habrá un descenso a los infiernos del remordimiento como el de Gypo Nolan, un sacrificio tan honesto y desgarrador como el de Tom Doniphon, ni un amor tan redentor en un lugar tan mágico como el de Sean Thorton en Innisfree.
Asumo la crítica, a veces me pierdo demasiado en tratar de desentrañar una historia que quizás no aporte nada al lector. Hay veces que logro ser consciente y le pongo remedio, trataré de estar más atento.
¡Saludos!
No había leído tu contestación y sí confirmo que en la mayoría de tus crónicas no hay ese exceso que citaba en el primer comentario, por eso son excelentes, realmente excelentes y te lo digo honestamente. No me has comentado nada sobre la novela, la cual espero que hayas leído. En caso contrario abandónalo todo y ponte a leerla en seguida pues pasarás algunos de los mejores momentos de tu vida e incluso llegarás a comprender tantas cosas. Un fortísimo abrazo amigo.
Gracias por los piropos, que siempre animan, sobre todo si provienen de alguien que aporta verdaderos modelos de análisis, pasión y sabiduría en el breve espacio que conceden los comentarios.
En cuanto a la novela, se pone a la cabeza en la lista de pendientes, jeje. Sí que la tenía echado el ojo, me gusta bastante la literatura norteamericana de ese periodo.
¡Un abrazo!
Estoy un poco con e abúlico. Sin dejar de ser Grandes obras, que lo son sin duda. Incluso muchas rozando si no llegan do a maestras. El cine de denuncia social, suele tener un condicionamiento dificil de superar.
Cada época s un mundo y una vez pasado su tiempo. Envejecen mal, al ser un tema totalmente localizado en un espacio de tiempo y de la sociedad. Que con su lógica evolucion, convierte en ajenos muchas de las preocupaciones de la época.
Lo que no quiere decir que como obra sea magnifica. Pero un poco si pierde fuerza al convertirse en ajena a uno. Aunque viendo el retroceso actual, mi argumento tambien puede irse a la mierda con alegría de colegial. Abarzos
Sí, muchas de ellas suelen asociarse a un problema concreto y esas son las que no aguantan el paso del tiempo. En el caso de las de Ford, tienen el beneficio de ser temas universales. Esta, por ejemplo, podría pasar por un relato casi intemporal: una familia que lucha unida contra la adversidad y, por tanto, sobrevive.
Uy un 9… Se ve bien, me la veré después de la de El tercer hombre. La verdad la novela no me gustó mucho, reconozco que tiene muchas virtudes, pero me aburrió, aunque fue hace como 13 años, de modo que vale la pena darle una oportunidad.
A ver si va a ser mejor la película que el libro, con todo lo que se dice siempre al respecto…