Archivo | 16:59

El justiciero de la ciudad

17 Abr

«Escuchad imbéciles de mierda, aquí hay un hombre que va a cortar por lo sano, un hombre que va a hacer frente a la chusma, a la prostitución, a las drogas, a la podredumbre, a la basura. Un hombre que acabará con todo eso.”

Travis Bickle (Taxi Driver)

 

 

El justiciero de la ciudad

 

Año: 1974.

Director: Michael Winner.

Reparto: Charles Bronson, Vincent Gardenia, Stuart Margolin, Steven Keats, Hope Lange.

Tráiler

 

 

            Dentro de que la figura del vigilante-justiciero se enraíza directamente con la historia de los Estados Unidos, país en el que el Estado como tal se construyó de forma progresiva y muchas veces con bastante desconfianza hacia sus funciones, con mayor tendencia al individualismo y al libertarismo, en lo que respecta a la cinematografía americana la década de 1970 fue una época de especial vigencia para esta figura representante de la justicia directa del pueblo, de la pura Ley del Talión; una década especialmente agitada con una sociedad arrasada por los últimos estertores del fracaso de Vietnam y su violencia, por el fracaso de los nuevos ideales liberales de los sesenta, arruinados por esa misma guerra y por la imposición del conservadurismo nixoniano, y por la inseguridad y conflictividad social. Unos tiempos de profunda decepción y descreimiento, de contraculturalidad y de puesta en duda del sistema y sus garantías.

Es ahí donde surge esa figura del vigilante, como ya había sido representado en cierta forma en otros periodos similares con el surgimiento del superhéroe, un estereotipo que puede suponer un cierto regusto fascistoide, de justicia implacable del fuerte y juicio sumarísimo, pero casi más asociado a esta ya mencionada decepción por la ineficacia del Estado.

             Avisado ya por Harry, el sucio, un implacable policía que no duda saltarse los procedimientos establecidos para combatir el mal ejerciendo su propia justicia, El justiciero de la ciudad es un paso más en esta figura, ahora apropiada por el ciudadano corriente, en este caso un arquitecto -Charles Bronson, en un tipo de personajes que lo encasillarían en lo profesional y casi en lo personal-, cuya mujer es asesinada y su hija violada por unos maleantes –entre ellos un debutante Jeff Goldblum– y que, ante la ineficacia de la ley para solucionarlo, decide, tras un viaje iniciático con el reencuentro con esas raíces de la nación americana en una Texas salvaguardada por el revolver, curarse de sus ideas liberales y empuñar el arma para imponer la justicia en las calles de Nueva York.     

            Originalmente destinada nada menos que a Sidney Lumet en la dirección y a Jack Lemmon en el protagonismo, El justiciero de la ciudad sigue un esquema sencillo de acción-reacción y ojo por ojo más tarde convertida casi en un género en sí mismo, con mucha más espectacularidad pero con los mismos códigos de base –por lo pronto toda la saga de Yo soy la justicia que seguiría a esta-, trasladada y recuperada incluso literalmente en la actualidad con obras como, sin ir más lejos, el remake de esta misma, aún en fase de producción.

            Un prototipo que no ha sido demasiado alterado con el tiempo y al que no se le puede negar su pegada y su valor como evasión misantrópica ligerita.

 

Nota IMDB: 6,9.

Nota FilmAffinity: 5,6.

Nota del blog: 6.

A %d blogueros les gusta esto: